-¿Marieta? ¿como la de la canción?- solían cuestionar todos en cuánto se presentaba.
-Así que...Marieta ¿eres coqueta?-preguntó alguna vez algún bastardo intentando ligarla.
- Dime, Marieta ¿es cierto eso de que los hombres dan puros palos?- bromeó un chistosito mientras se señalaba el pene.
"Marieta no seas coqueta porque los hombres son muy malos, prometen muchos regalos y lo que dan son puros palos"-le cantaban continuamente sus amigos, familiares y desconocidos.
A Marieta no le disgustaba su nombre, pero ciertamente tampoco le agradaba la idea de que fuera utilizado en una canción tradicional mexicana de tiempos revolucionarios.
Y si algo había aprendido Marieta a lo largo de sus 17 alvernos (perdón, inviernos) era a hacerle mención a su nombre.
No era coqueta, porque en su breve vida amorosa había encontrado hombres que, efectivamente, solo prometían (no solo regalos, eso era lo de menos) y al final sus intenciones radicaban en darle palos (sí, solo querían sexo)Ella sabía, a ciencia ciegamente cierta, que los hombres querían meterle el palo a todas, fueran Marietas, fueran coquetas o no.
ESTÁS LEYENDO
Delirios de una patética soñadora
PoetryMi detonada soledad transformada en letras. Soñadora por defecto, poeta por excelencia.