Entre sus brazos, se aferraba a un pequeño peluche que Stiles había ganado para ella una vez que la feria vino a Beacon Hills. Era un peluche probablemente barato, para ser más específicos un oso disfrazado de Darth Vader que le había costado a Stiles más de veinticinco intentos y múltiples burlas de Hannah ante su ineptitud pero que había valido la pena en cuanto había visto su sonrisa.

No creía que aún lo tuviera, pero bueno, tampoco creía que conservara su camisa y durmiera con ella. Quién iba a decir que Hannah Hale, quien amenazaba con destriparte si la mirabas mal, durmiera aún con el osito de peluche que Stiles le había dado.

Stiles se dijo a si mismo que solo serían unos minutos, que simplemente se quedaría a verla dormir para asegurarse que estuviera bien pero de estar sentado en la cama eventualmente se acomodó sin ser consciente de ello hasta que Hannah lo despertó.

Descontrolada, así era como Hannah estaba. Pataleaba, lanzaba puños a la nada, se removía por la cama. Al despertarse, Stiles intentó de todo. Contenerla, despertarla, incluso darle un par de cachetadas. Estaba a punto de llamar a Derek cuando su mirada se desvío a un vaso de agua que Hannah tenía en su mesita de noche. Sin pensarlo dos veces, le vació el agua encima.

Hannah despertó, sus ojos iluminándose de azul intenso y temblando. Apurada, tomó su celular y corrió al baño, cerrando la puerta tras de ella. Una vez ahí, se inclinó sobre la taza y comenzó a vomitar; su cuerpo temblando descontroladamente. Cuando terminó, temblorosa, llamó a Isaac.

—¿Qué pasó? —preguntó Isaac instantáneamente. Hannah lo había llamado apenas el día anterior diciéndole que iba a hacer algún examen importante, usualmente sus llamadas eran cada tres días por lo que lo desconcertó que Hannah le hablara, sobre todo considerando que era mitad de la noche en Estados Unidos.

—Pesadilla —soltó Hannah, con la respiración entrecortada—. Horrible.

—Shhh. Tranquila. Estás a salvo, estás bien —intentó tranquilizarla Isaac.

—Fue mi culpa, Isaac. Era lo de siempre.

—No fue tu culpa, ¿sí? Ya hemos hablado de ello.

—¿Entonces por qué Allison me mira con sus vacíos ojos negros como si lo fuera?

—Allison está muerta, ma chérie —le recordó Isaac.

—Muerta. Cierto —suspiró Hannah, abrazando sus rodillas mientras intentaba componerse. Añadió entonces, quedamente—: ¿Aiden está muerto también?

—Lo lamento, belle, pero sí.

—Perdón. Te debo de parecer una estúpida llamándote pero a veces...

—A veces lo olvidas, lo sé. Pasé semanas tranquilizándote de lo mismo, no me molesta.

—Perdón.

—No hay necesidad de disculparte. Trata de dormir un poco, ¿sí?

—Está bien. Bonnenuit, Isaac.  

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Hannah se quedó estática cuando salió del baño después de su ruptura mental al ver a Stiles sentado en su cama. Le pareció haberlo visto cuando despertó pero pensó que simplemente seguía metida en la pesadilla.

—Hola —dijo Stiles, sonriéndole incómodamente.

—Hola —susurró Hannah, sus mejillas tiñéndose de rosa al notar que Stiles tenía en sus manos a su oso de peluche—. ¿Qué haces aquí?

Losing /Teen Wolf |running#3|Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz