Capítulo 26

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Ya era el último día de instituto, en todo este tiempo no había hablado con Dallas, alguna que otra vez me saludaba y eso, pero no más, me invadían un montón de emociones, entre ellas la alegría por el comienzo del verano y la tristeza porque sabía que me tenía que marchar a España y dejar a mis amigos aquí, entre ellos a...

- ¡Ashley! - grité mientras me levantaba de la cama y corría hacia ella para abrazarla. - Jo, te voy a echar mucho de menos.

Las lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas mientras la abrazaba con más fuerza. Se separó de mí lo suficiente para mirarme a la cara, tenía la máscara de pestañas corrida alrededor de los ojos por las lágrimas, pero se veía que no le importaba porque en ningún momento se molestó en secarse las lágrimas ni quitarse la pintura negra que hacía que pareciera un mapache.

- A ver. Lo primero, ni se te ocurra cambiarme por otra amiga, tendrás que hablarme por lo menos una vez al día, si no lo cumples prometo ir a Málaga y hacer que me escribas a la fuerza, y por último tendrás que echarme de menos cada día cuando vayas al instituto y no puedas sentarte conmigo ni charlar de cosas tontas hasta que el profesor se harte y nos ponga una en cada esquina de la clase - mientras decía todo eso yo le sonreía intentando retener las lágrimas. 

- Entendido, ahora me toca a mí poner las reglas. Tienes que llamarme por skype por lo menos una vez a la semana, ni se te ocurra repetir un solo año escolar porque dentro de un año pienso volver aquí a estudiar en la universidad, y vigila a Adam mientras mi prima no esté aquí, y si hace algo con alguna niña tendrás que pegarle una buena patada en una parte de su cuerpo muy específica, ¿entendido? - asintió con la cabeza abrazándome.

Me despegué de ella y terminé de hacer la maleta, antes de cerrarla Ashley de acercó a mí con una camiseta rosa en la mano.

- Toma, así si no vienes a la universidad aquí, al menos tendrás que verme para darme esto, sí o sí - dijo dándome su camiseta favorita. - Y no me digas que no te la puedes llevar, porque te la voy a meter en la maleta cuando menos te lo esperes, al menos tendremos que aferrarnos a la esperanza de que me verás aunque solo sea para darme eso.

Tomé la maleta del asa y la bajé al suelo cuando a cerré, pegaron en la puerta, tomé una respiración profunda, sabía quién era y a lo que venía. Al abrir la puerta vi que había acertado totalmente. Le dí un beso en los labios a Nate cuando soltó su maleta en el suelo. Me dí la vuelta, pero no pude dar un solo paso antes de tener otra vez a Ashley abrazada a mi cual koala abrazado a un árbol de bambú.

- ¡Abrazo grupal! - gritó Adam cuando llegó a nosotras, nos rodeó con sus fuertes brazos y prácticamente con apretó contra él con tanta fuerza que hasta me dolía.

- Adam, aléjate un poco tío, a ver si ahora me voy a tener que poner celoso - le dijo Nate bromeando.

- Eso Adam, aléjate aunque solo sea un poco, que tienes a tu novia mirando - le dijo riendo mi prima al lado de Nate.

Al final conseguimos escapar de los brazos de Adam y yo me fui a coger la maleta dentro de la habitación, salí y nos dirigimos todos al aparcamiento, donde cogeríamos el coche de Adam y nos llevaría al aeropuerto. Metimos las maletas y me despedí finalmente de Ashley después de que ella se despidiera de Nate con un abrazo y una advertencia, pero en ningún momento dejaron de sonreir. Él asintió y le abrazó por última vez.

- No hagas cualquier cosa que no haría yo - le dije bromeando a Ashley.

- Entonces me meteré debajo de la cama y no saldré hasta que empiece el instituto - le pegué un pequeño puñetazo en el brazo y me reí, quería aguantarme las lágrimas, pero no pude, ella me las secó y me dio un último abrazo.

- Espero que este año se pase volando, todavía no te has ido y ya te echo de menos - fue lo último que dijo antes de darse la vuelta y entrar en el edificio que había sido mi casa por un año, en él había entrado muerta de miedo, había aprendido cosas que en ningún otro sitio habría podido aprender, y había conseguido amigos que nunca podré perder, aunque nos separasen millones de kilómetros, aunque estuviéramos en distintos planetas, yo siempre los recordaría y ellos nunca me olvidarían.

- Bueno, vamos al coche Kate - me dijo Nate esperando fuera.

Me metí en el coche sin decir una sola palabra y nos dirigimos al aeropuerto, íbamos con una hora de antelación, pero entendía que mi prima y Adam tenían que despedirse, así que no dije nada cuando me dijeron que nos íbamos a esa hora.

Llegamos al aeropuerto y Adam me atrapó entre sus brazos.

- Te voy a echar mucho de menos enana - me dijo soltándome. - Se las promesas que os habéis hacho Ashley y tú, y para no sentirme marginado voy a hacer un grupo con los tres y nos vas a contar lo que hagas todos los días, aunque lo más interesante que hayas hecho ese día sea encontrarte un yogur caducado en el frigorífico. 

- Te prometo que os contaré hasta cuantas veces como al día, aunque este año no esté con vosotros te prometo que no va a cambiar nada entre los tres - le dije sonriendo y con lágrimas otra vez corriendo por mis mejillas.

Tras un último abrazo se dirigió a mi prima y se abrazaron fuertemente, no hubo palabras, sabían que no hacían falta. Se miraron a los ojos y se besaron con tanta ternura  que se me escaparon más lágrimas de los ojos. Unos brazos me rodearon la cintura y Nate apoyó su cabeza en mi hombro derecho.

- ¿No son extremadamente monos? - le dije mientras me secaba las lágrimas.

- Nosotros lo somos más - me dijo sonriendo de lado, sabía que a él también le estaba costando esta despedida porque se había hecho muy amigo de Adam y Ashley, me di la vuelta y le di un beso con todo el amor y cariño que sentía por él. - ¿Y eso a qué ha venido? - me dijo con una sonrisa que no se cabía en la cara.

- Porque eres el mejor novio que una chica podía desear y porque te quiero muchísimo - le dije sonriendo, esa frase hizo que me ganase un beso. - ¿Y eso a qué a venido? - le dije repitiendo su frase.

- Porque estoy completamente seguro de que nunca antes había estado tan loco por alguien como lo estoy por ti - se me hinchó el corazón al oír aquello.

''Atención, los pasajeros del vuelo 27354 con destino a Málaga tienen que embarcar por la puerta E32''

Nos dimos la vuelta después de despedirnos de Adam y nos dirigimos hacia la puerta de embarque. Elena estaba a mi izquierda con lágrimas todavía por sus mejillas, y a mi derecha estaba Nate cogiendo sus maletas y buscando el número de nuestra puerta. 

Una vez dentro del avión me puse en el asiento que estaba al lado de la ventana, me encantaba mirar a través de ella y ver todo lo que había debajo nuestra. Los motores comenzaron a rugir y Nate me cogió de la mano sabiendo que no me hacía mucha gracia el despegue. Comenzamos a andar por la pista y mi corazón se aceleró, pero en ningún momento aparté la mirada de la ventana, no pensaba perderme el despegue, aunque me asustaba muchísimo me encantaba ver cómo el avión cogía velocidad y se despegaba del suelo sin esfuerzo alguno, me gustaba pensar que yo era el avión y no me costaría nada despegar para conseguir mis sueños, porque siempre que querramos algo en la vida tan solo necesitamos coger un poco de carrerilla y saltar sin pensártelo dos veces, sin pensar en qué pasará cuando nos encontremos surcando el cielo, y en ese momento sabía que con Nate al lado no importaba lo que nos encontráramos arriba, sabía que lo superaríamos juntos.

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Antes de nada perdón por haber tardado tanto en publicar el capítulo, pero he estado de vacaciones con mi familia y volví justo ayer. Gracias a todas las personas que me leen y que hacen que quiera avanzar en el capítulo gracias a sus votos, comentarios...

Espero que os haya gustado el capítulo y os aviso de que este no es el final, pero llegará pronto.


Las casualidades, ¿existen?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora