CAPÍTULO 22

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- ¡Parad! ¡¿Estáis sordos?! ¡He dicho que paréis! - fue lo último que dije antes de librarme de los brazos de Mike y tirarme encima de Nate que a su vez estaba encima de Dallas.

Nate paró cuando se dio cuenta de que estaba encima suya, pero Dallas no me vio y lanzó un golpe que Nate esquivó, pero me llegó a dar en la mejilla, haciendo que me cayese hacia detrás perdiendo por completo el contacto con Nate, al caer me dí un buen golpe en la cabeza, lo que hizo que al segundo lo empezase a ver todo borroso mientras las voces alrededor mía iban desapareciendo poco a poco. Observé Nate encima mía mirándome preocupado, no sabia a quien mirar, si al chico que me habia propiciado el golpe, o a mi, que estaba empezando a tardar demasiado en abrir los ojos entre pestañeo y pestañeo. Al final optó por prestarme atención, se acercó a mi cara y me empezó a pedir que reaccionara. Y eso ocurrió momentos antes de que dejase de notarlo todo, dejándome a mi sola con mis pensamientos más profundos.

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Me desperté en mi habitación, al abrir los ojos noté que la mejilla me dolía, me levanté apoyándome en las manos y miré a mi alrededor. Alguien me había ordenado la ropa y la maleta la había puesto en su sitio. Abrí el armario y vi que estaba toda la ropa colgada y ordenada por colores, tal y como lo hacía...mierda, mi madre no podía estar aquí, si se enteraba que me habían pegado, aunque fuese sin querer me llevaría a Málaga con ella sin dudarlo. Sonó la cisterna del baño y salió mi madre de él.

- Hola nena, ¿cómo estás? - le iba a explicar todo para que no se enfadase conmigo pero ella me cortó. - No me tienes que explicar nada, Ashley ya me lo ha contado todo, no veas como está Nate, pobrecillo, y en parte es por tu culpa, pero no te preocupes mucho que solo tiene el labio partido y un moratón en el ojo.

- ¿No estás enfadada? - le pregunté extrañada.

- A ver, siempre supe que eras muy torpe, pero nunca pensaría que te pasaría eso.

- ¿Torpe? - le pregunté aún más extrañada.

- Si hija, se que nunca has querido admitirlo, pero eres mas torpe que un pato mareado, debido a que cuando subías por las escaleras con Nate y con tus maletas te tropezaste y al intentar cogerte de Nate el también se cayó contigo - así que era eso lo que le había contado Ashley. Por Dios amaba a mi amiga, sabía que hacer en los peores momentos, seguro que sabía que si le contaba lo que había sucedido me iría con ella a casa.

Al imaginarme a Nate y a mi cayéndonos por las escaleras con las maletas hizo que se me escapase una carcajada, seguidamente se me escapó otra y así hasta que no podía parar de reírme.

- Enserio Kate, creo que California te está volviendo más tonta, ¿por qué te ríes?

- De que es verdad que soy muy patosa - le dije levantándome.

Ella cogió su bolso y se dirigió hacia la puerta, antes de abrirla se giró hacia mí.

- ¿Estás segura de que no te caerás de la cama mientras no esté yo? Me puedo quedar si quieres.

Le miré achicando los ojos y acto seguido me reí. Me fui hacia ella y le abracé dándole un beso en la mejilla.

- Adiós mamá, te quiero - le dije mientras cerraba la puerta, me di la vuelta doliendome cada parte del cuerpo, necesitaba volver a dormir.

Cuando estaba a punto de tirarme de cabeza a la cama alguien pegó a la puerta y me dirigí hacia ella arrastramdo los pies.

- Mama, te he dicho que no me voy a caer de la cama mientras duermo - dije abriendo la puerta.

Las casualidades, ¿existen?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora