CAPÍTULO 24

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Llegamos a un bar en el que se escuchaba la música a todo volumen, incluso antes de entrar ya me estaba dando dolores de cabeza, pero descubrí que eso me gustaba. Mientras entrábamos Nate me puso una mano en la espalda y me susurro algo al oído, no lo escuché así que le pedí que lo repitiese.

- Que te mantengas junto a mí, hay mucha gente y no te quiero perder de vista - le miré sonriendo, iba a contestar pero él me cortó. - A y que estas muy guapa hoy.

Me miré la ropa que llevaba puesta, solo eran unos jeans ajustados y una blusa blanca, bueno y además unas plataformas que me estilizaban las piernas, no era para tanto. Sin embargo ese gesto de él me encantó.

- Pues si crees que esto es estar guapa creo que tienes un problema en la vista - dije riéndome.

- Nena, incluso si fueras con una bolsa de basura alrededor del cuerpo y estuvieses rodeada de modelos de Victoria's Secret seguiría mirándote a ti y pensaría que eres la más guapa de todas - le abracé y le dí un rápido beso en los labios.

- Eso ha sido muy mono.

- Di mejor que ha sido una frase muy sexy que ha salido de los labios, que por cierto también son sexys, de un chico demasiado sexy para estar en la Tierra -me reí fuertemente entrando en el local.

Como la música estaba muy alta me acerqué a su oído.

- Creo que me voy a tener que ir del local - de inmediato se le cambió la cara y me miró preocupado. - Porque tu ego esta por todas partes y no sé si voy a caber.

- Me habías asustado - dijo muy cerca de mí. - ¿Por qué sonríes?

- Porque eso era lo que quería - dije con una sonrisa que no me cabía ni en la cara.

- Eres mala, yo te traigo aquí para que te diviertas y tu me gastas una broma.

- Dejemos las tonterías y vámonos a bailar - lo llevé a la pista y le agarré de los hombros mientras él me agarraba de la cintura.

De fondo sonaba una canción la cual no reconocí pero su ritmo hacía que moviese las caderas sin poder parar.

- Se ve que no sueles bailar - le dije en el oído a Nate. - Te voy a enseñar, mira solo tienes que seguir mis caderas y de vez en cuando me das una vuelta. No es tan difícil.

Asintió con la cabeza y comenzó a moverse, al principio torpe y lentamente, pero cuando nuestros cuerpos se hicieron el uno al otro fue como si se hubiesen fusionado, sabían lo que iba a hacer el otro incluso segundos antes de que lo hiciera. Creo que por un momento perdí a Elena y Adam, pero no me importó, estaba tan cómoda allí, bailando con Nate, riéndome cada vez que nos descoordinábamos y chocábamos. No sabía cuánto tiempo había pasado cuando Elena se dirigió hacia nosotros y nos dijo que ya estaban cansados. Nate y yo nos miramos y él me dio un corto beso en los labios mientras me quitaba un mechón de pelo que tenía pegado en la frente debido al sudor.

- Voy a por Adam y nos vamos, esperadnos en la puerta - se dio la vuelta y se fue en dirección contraria a la puerta.

Nate me cogió de la mano y nos dirigimos a la puerta, en el camino vi a mi prima hablando con una rubia la cual me sonaba su cara pero no sabía por qué. Llegamos al coche de Adam y esperamos allí, me apoyé en la puerta del conductor y me quedé mirando a la puerta del local.

- Me acuerdo una vez, no se lo digas a tu prima, que estaba en la piscina y ella se había quedado en casa con tus abuelos, me salí de la piscina mientras cogía mi toalla vi a tu prima mirándome - aparté la mirada de la puerta y le miré, intenté aguantarme la risa, pero no pude. - Pero eso no es lo mejor, cuando me vio mirándola se puso colorada y me saludó como si hacía un minuto no estaba mirando mis abdominales.

Las casualidades, ¿existen?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora