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5: Ayuda



Momotaro lo recibió con un alegre ladrido, o eso es lo que deseaba pensar Yuichiro cuando lo vio despedazando uno de los cojines del sillón. La casa era un caos total. En los días que había estado ausente, Yuichiro no podía creer que el apartamento fuera el mismo. El olor era tan desagradable que no tuvo más remedio que abrir todas las ventas de la sala.

Los juguetes del cachorro estaban regados, los sillones mordisqueados, las patas de la mesita de café estaban adornados con charcos de orina, los cojines negros estaban abiertos con las plumas sobresalientes. Y la peor parte eran las diminutas heces que albergaban una pareja de moscas danzantes. Yuichiro estuvo tentado en irse, pero al ver gimotear al pequeño, su corazón fue tan débil y optó por ayudar a su cliente.

Luego de abastecer sus estómagos, Yuichiro se paseó por la cocina, la lavandería adyacente y la sala para poner en práctica todo lo que su madre le había enseñado sobre una limpieza pulcra. Él no era muy amigo de los productos químicos por su intenso poder, aunque prefería ser su compadre a que terminar herido por la chancleta de su madre. Poco a poco, el baño personal de Momotaro y su patio de juegos fueron transformados en una zona habitable para los humanos. La pestilencia se esfumó, reemplazándola por una capa suave de spray con olor a vainilla. Exhausto, Yuichiro terminó triunfante con la escobilla y espuma de alfombra en mano. Antes de desplomarse sobre el piso, logró tirarse sobre el sofá y pensó en cerrar sus ojos por un ratito. Solo tomaría un descanso y se iría a casa. Sin embargo, el cálido abrigo de Momotaro al acompañarlo en su descansar solo hizo que se quede completamente dormido.

Sus ojos se abrieron de par en par y de un brinco, estaba más despierto que nunca. Las luces de la sala estaban apagadas y tampoco había necesidad de prenderlas porque ya había amanecido. Asustado de haber cometido una falta grave cuando escuchó una puerta cerrarse, trato de incorporarse para salir pitando de ahí antes de que su cliente lo viese en un estado tan vergonzoso. En el proceso, su pierna se enredó con una tela que lo hizo caer de costado.

—¡Mierda! —chilló adolorido, incorporándose con sus codos—. ¿A quién rayos se le ocurre poner...?

Se había enrollado con una gruesa frazada. ¿En qué momento se la colocó? No lo recordaba. Extrañado por la aparición de ésta, se mantuvo sentado sobre la alfombra. Yuichiro giró a su alrededor y se percató que tampoco llevaba la escobilla ni la espuma. Al levantarse, los buscó debajo del mueble y alrededor de éste. No había nada. Y para hacerlo sudar frío, una fragancia en particular hizo que le pique la nariz. Era un perfume exquisito. No cabía duda que tenía una mezcla de caoba y otras maneras junto a un puñado de especias y flores. Bastante masculino. Y mientras avanzaba, su nariz pescó otro olor. Uno mucho más dulce. Tan delicioso que hizo que su mandíbula se caiga.

—No es posible...

Su rostro empezó a arder. La vergüenza lo carcomía.

En el counter de la cocina había un fajo de dinero y junto a éste, una pila de panqueques igual de grandes que iban acompañados de un vaso alto de naranja. Al cercarse, una nota le llamó la atención. La letra parecía haber sido sacada de una novela de fantasía. Era tan perfecta que supuso que había sido impresa.

Muchas gracias, Yuichiro. Me sorprendí mucho al verte quedarte hasta tan tarde y haber realizado la limpieza por mí. Discúlpame por ser una persona tan desagradable. No había tenido tiempo de limpiar cuando me cayó otro proyecto de improviso. ¿Podrías disculparme? Gracias por haber cuidado de Momotaro tan bien. Y de mí. Te dupliqué la paga por ser tan generoso conmigo. Discúlpame si no cargaba con billetes más grandes. Solo tenía sencillo. Entiendo si no deseas volver. De todas formas, agradezco tu sinceridad. Eres asombroso.

Yuichiro se llevó la mano a la boca y no tuvo contener ese raro sentimiento que hizo que sus cachetes se carbonicen al instante. Una infinidad de preguntas hizo que su cabeza exploté.

—¿Quién eres? —musitó.

Entre huesos y pulgasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora