Capítulo 29.

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Había luna llena, y yo estaba en mi balcón observando como las nubes cargadas de lluvia se movían lentamente en el cielo tintado de negro como todas nuestras almas.
Una pregunta me llegó a la cabeza.
¿Y si realmente todos fingían que les caía bien?

Papá, ¿qué pasa si no le caigo bien a todos? —Miré la ventana. No quería que me dejaran por no quererme.

Hija, no siempre puedes caerle bien a todas las personas. No siempre te querrán pero no siempre te odiarán. Nadie sabe cómo las personas reaccionarán ante ti, cada persona es un universo, cada persona es diferente. De igual manera... si no te quieren tienes que seguir viviendo, ¿no crees?

Por más diferentes que seamos siempre hay algo que nos une.

—Ese algo que nos une es muy pequeño. —Negué con la cabeza. Él no lo comprendía.

Por más pequeño que sea sigue siendo algo. —Añadí—. Y sigue siendo importante. El nivel de la edad no mide el nivel de inteligencia.

Nunca te molestes conmigo. —Su cara se llenó de tristeza—. Todo lo hago por tu madre. Nunca me odies por favor. Eres mi pequeñita, y, aunque al principio te juzgué mal con el paso de los años me di cuenta de lo valiosa que eres y que por más pequeña que seas en realidad sabes amar. Eres valiosa Michelle, nunca lo olvides.

Si hubiera cumplido años otro día... si no me tuvieran esa sorpresa preparada...
Nada de eso hubiese pasado...

¿Por qué tuve que ser yo la hija de Drácula?
¿Por qué de todas las almas me escogieron a mí para ser la elegida?

Y no me molestaba, pero me dolía.

Papá... —Lo llamé mientras observaba el rostro de mi abuelo recién fallecido.

Dime hija 0.

Él abandonará esta vida para seguir con otra, ¿verdad?

La mayoría de personas cree eso. —Se encogió de hombros—. La otra no.

¿De qué lado estoy yo?

Del que te dicte tu alma.

¿Y si mi alma no me dicta ninguno? —Pregunté algo confundida.

Crea tu propia teoría. —Señaló a todas las personas—. Muéstrala y haz que otras personas sigan tu decisión.

Mi teoría es que nadie nunca sabe hasta que muere. —Me crucé de brazos—. Y si mueres no puedes regresar... por lo tanto no puedes contar lo que sucede allá arriba o allá abajo o en algún lugar o universo paralelo al que viajamos después de morir.

Seguía con los mismos pensamientos.

¿Acaso no cambio?
Pero, ¿a quién le importa el cambio?
La verdadera pregunta es si soy feliz siendo así.

Abuelo.

¿Si pequeña?

¿Las personas cambian? —Pregunté.

Depende de qué persona sea. —Alcé mi vista y lo miré confundida.

¿Cómo?

Hay personas que se niegan a cambiar. —Se encogió de hombros—. Se niegan a aceptar la realidad o quizá la fantasía.

¿Y yo seré...?

Tú serás tú, él será él, ella será ella. Cada quién es alguien mismo y nadie lo puede cambiar. Porque nadie tiene el poder de cambiar a nadie. Sólo tú tienes el poder de cambiarte a ti.

¿Yo podía ser feliz?
¿Por qué esas palabras sólo son recuerdos?

Quiero volver al tiempo, ser la misma Michelle de antes.
Ser la misma amargada... pero a la vez no. A la vez quiero seguir con mi verdadera familia. Si tan solo me diesen otra oportunidad para vivir mi vida no cometería más errores.

—¡He aprendido la lección! —Grité para mí misma—. ¡Sólo date una oportunidad! ¡Sé feliz dejando a los demás ser felices!

Y no quería llorar, pero era una cobarde, y lo hacía. Siempre lo hacía.

—Tengo miedo....

Respiré profundo.

—Por más que no debería de tenerlo no puedo. No siempre puedo ser fuerte... necesito serlo. Necesito luchar...


Aeternum.  [EDITANDO]Where stories live. Discover now