Capítulo 3.

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Había despertado con un dolor leve en la cabeza.
Mis recuerdos eran vagos, como si todo lo que hubiese vivido sólo fuese un sueño. Y entonces me levanté y me duché, esperando que todo volviese a la normalidad, pero al bajar las escaleras me encontré con un desastre en la casa, y una buena cantidad de regalos que probablemente donaría.
Y después estaba mi mejor amiga durmiendo en un sillón.

Definitivamente las cosas no volvieron a la normalidad.

¿Cómo ocultar que eres una vampira sedienta de sangre en la mitad de tu casa con muchos humanos durmiendo en el jardín?

—¡Jennie! —Grité sin piedad, sabiendo que estaba más cansada de lo que iba a admitir.

—Agh, te ganas mi odio Matthews. —Se levantó lentamente, tomándose su tiempo—. Oh, mira, ¡regalos!

—No. —La tomé de la mano y la llevé a la cocina—. Vas a desayunar, y vas a decirme porqué hay una bandada de adolescentes en mi jardín, y peor todavía, durmiendo. ¡Durmiendo en mi jardín!

—Porque muchos de ellos se negaron a salir, tú estabas dormida, y un cuerpo no puede con casi cien. —Suspiré, es que soy una tonta por haberla dejado sola con casi cien adolescentes.

—Tienes razón, lo lamento. —Ella bufó.

Entonces unas pequeñas pisadas resonaron en el comedor; yo sabía de quién sabe trataba. Nadie más y nadie menos que, Margo Matthews.

—Hola hermanita. —Dije haciendo espacio para que se sentara a mi lado.

—Hola. —Dijo ella, somnolienta—. Ayer hubo mucho ruido, casi no podía dormir. ¿A qué se debía la fiesta tan grande?

—En honor al cumpleaños de tu hermana mayor, pequeño monstruito. —Margo frunció el entrecejo.

—¿Y qué a ella no le gustan las cosas tranquilas con personas que la conocen?, porque te lo aseguro, más del setenta y cinco por ciento de los que vinieron a la fiesta sólo vinieron para beber alcohol, gratis. —Asentí.

—Si se va a festejar, se festeja en grande. —Margo rueda los ojos tomando un vaso de leche.

—Mich, ¿qué vas a preparar hoy? —Suspiró y miré en la nevera; con lo poco que había sólo alcanzaba para pan tostado con mermelada.

—Pan tostado con mermelada. —Dije y Margo casi escupe la leche que estaba tomando de su vaso.

—¡Somos pobres! —Rodé los ojos.

Ignoré por completo su comentario y miré en la alacena donde encontré un papel de nuestros padres.

—Queridas hijas nuestras, por ahora no hay mucha despensa o comida, pero hay una buena noticia que les va a gustar y es que tienen reservadas dos entradas a uno de los mejores restaurantes por el cumpleaños de Michelle. Besos, las amamos. —Leí en voz alta—. Ah, y Jennie y Scott están invitados también.

—¡Sí! —Y entonces les dirijí una mirada a las dos.

No nos íbamos a ir sin antes limpiar todo el desorden.

(...)

Ya en el lugar, al fondo nos encontramos todas con una figura conocida.

—¡Ronald! —Gritó Jennie.

El nombre me recuerda a alguien pero sólo llegué a conocerlo cuando se giró.
El chico vampiro con obsesión por Drácula, claro.

—¡Hola Jennie! —La saludó—. Y...

Entonces Margo se me acerca confidencialmente y me susurra algo.

Aeternum.  [EDITANDO]Where stories live. Discover now