Capítulo 18.

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Hoy, el mismo día donde me iban a matar, me daba cuenta de todas las cosas que no había vivido y que siempre quise haber vivido.
Siempre había soñado con hacer cosas, pero mi poco valor y mucha cobardía me lo impedían​.
Había pasado en depresión por varios años por un amor que no era el mío, me había culpado por cosas son sentido, me había llamado "fea" a mí misma por no tenerme aprecio, ya ahora entendía que la vida te prepara no sólo para la muerte, sino para que te des cuenta de lo que vas a perder en ése instante, cuando el talón de Aquiles llegue sobre ti y te arrebato todo lo que tienes. Porque eso es todo lo que tienes y lo único que vale la pena, tu vida.

Y entonces, como una cubeta de agua fría cayendo haciendo mí, la realidad se hizo presente. El día de hoy moriría, ¿y valdría la pena tanto esfuerzo de la vida para hacerme cambiar de opinión? pues no.

Johan entró luciendo una sonrisa de satisfacción en el rostro. Sostenía entre sus manos un plato de comida.

—Tomen. —Me dejó el plato a los pies.

—No tengo hambre.

—Tienes que comer. —Autorizó.

—¿Para qué quieres que coma si me matarán? —Alcé las cejas—. ¿Qué no es más fácil dejárselos así?, y entonces ustedes solamente hacen un empujón para asesinarme como Dios manda.

Apretó los labios.

—Traté de convencerlos para que no los asesinaran. —Añadió después de un rato—. Vamos, Mich, tienes que comer.

—Soy Jade. —Me levanté y le lancé el plato a la cabeza—. Y si se van a encargar de matarme, que lo hagan con clase, porque es lo último que tú y los tuyos tienen. Imbécil.

—Lo siento.

—¡Anda Firulais! ¡Sólo te usan! —Grité.

—Tienes miedo.

—El miedo sólo son afirmaciones que creamos de un futuro, que muchas veces no se hacen realidad. Eso quiere decir que es sólo una farsa. El miedo existe pero tú eliges si tenerlo o no. —Tragué saliva y lo miré—. Pero esta vez elijo tener miedo.

Habían pasado meses, y al parecer nadie se había enterado de nuestro secuestro.

—Tal vez tú no tuvieses hambre, pero yo sí. —Lo miré con la poca paciencia que me quedaba.

—¿Cierras tu boca? Tal vez tú no estés buscando una manera de salir de aquí, pero yo sí. —Y traté de trepar las paredes.

Inútil.

Entonces miré hacia el techo, había un agujero ahí arriba. Quizá podría ser una salida de alternativa que los idiotas de allá no pudieron tapar o visualizar.

—Oye.

—¿Ahora qué pasó? —Salté.

—Una salida, arriba, ahí. —Señalé el lugar mientras veía a Ronald.

—¿Es una salida? —Miró dentro y asintió—. Es una bendita salida.

—Si guardas un poco de silencio tal vez nos quede una segunda oportunidad para sobrevivir.

—De todos modos ha estamos muertos.

—Pero podemos quedar peor, imbécil.

Hice mis esfuerzos por subir, pero al no ingerir sangre humana y no haber comido desde hace meses, el máximo esfuerzo que podía hacer era mantenerme de pie.

—¿Cómo vamos a subir? —Pregunta.

—Oye, no lo sé. —Le respondo.

Y entonces, como por arte de magia, me toma de los hombros y me lanza hacia arriba, y caigo de bruces en un aparente metal sólido. Lo primero que hago el darme cuenta que sigo viva, es hacerme a un lado pues Ronald también subiría.
Y efectivamente, sube.

—Gracias. —Le digo.

—Pues de nada.

Asiento y me doy la vuelta, observamos todo el lugar.

—¿Es posible que esto sea un pasadizo? —Pregunto.

—Es posible, y todavía más si observas ésas antorchas de ahí.

Y entre más caminábamos, una luz se hacía más presente. Efectivamente a como lo había pensado, era una puerta.

—¿Si la abro y sale un demonio de ahí? —Pregunto, asustada.

—Nosotros somos demonios. —Viéndolo de esa manera puede que sí.

—Ve tú. —Lo empujo.

—¿Por qué yo?

—Porque tú eres el hombre, y mereces morir más rápido que yo por todo lo que me ocultaste. —Al ver que no tenía de dónde abrirse, Ronald sólo tiene una opción.

—Auch.

—Derríbala. —Me mira como preguntando "¿estás loca?"

Y entonces, con mi nada de paciencia, yo lo hago.
Un sonido retumba en todo el lugar.
Y cuando veo hacia adelante, no me puedo creer lo que es.

La habitación de mi hermana.
Entramos, uno después del otro, no sin antes cerrar la puerta.
Nos escondemos debajo de la cama e instantes después se abre la primera puerta.

—¡Eres una estúpida Becca! —Grita Margo furiosa—. Eres una maldita. ¡Vete al infierno por el resto de tu insignificante vida!

—¿Qué te da el derecho de que le hables así a tu madre? —Le correspondió Becca.

—¡Que me ocultaste cosas! —La pequeña le tiró una algo en la cabeza a Becca—. ¿Cuándo me dirías que soy una hija del demonio? ¿Cuándo me dirías que de mí depende tu maldita inmortalidad? ¿Cuándo me dirías que Michelle es Jade? ¿Cuándo me dirías que la secuestraste para asesinarla? ¿Cuándo me dirías que Johan la quería? ¿Cuándo me dirías que sin mí tú no existirías? ¿Cuándo me dirías toda la verdad? Que Drácula es el verdadero padre de Jade. Que Johan quiere a Jade pero tú lo obligas a verla infeliz para que así cambie su punto de vista hacia ella. Que no podías tener hijos pero un maldito ritual te hizo tenerme. Que las veces que te fuiste a tu "trabajo" solamente hacías conferencias con tu maldito ejército de cazavampiros.

—¿Cómo sabes todo eso? —Becca tragó saliva.

—¿Qué te importa? —Margo dio un paso hacia Becca—. Quiero que traigas a los chicos ahora, tengo que hablar con ellos.

—¿Qué les dirás? —Margo alzó las cejas.

—¿Qué? ¿Crees que te voy a contar lo que les diré? —Se rio sarcásticamente.

Becca guardó silencio, pero yo veía en ella el enojo consumirla.
Y después de unos minutos, salieron.

Solté un suspiro de alivio.

—¿Ya se fueron? —Preguntó.

—No. —La voz de Margo me hizo soltar un grito ahogado.

La miré con temor, pero ella no se inmutó.

—No saben cuánto los extrañé.

—Margo... —Entró Becca—. ¿Qué hacen ellos aquí?

—Yo los traje.

Becca gruñó.

—Háblale a tu clan de inútiles.

Becca salió a regañadientes mientras nosotros bajábamos las escaleras para encontrarnos todos en la sala.

—Jade... —Johan se sentó frente a mí.

Miré a otro lado.

—Bien... —Margo llamó nuestra atención—. ¿Por dónde empiezo?

Aeternum.  [EDITANDO]Where stories live. Discover now