Recordando...

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Retorcí mis manos nerviosamente. Hoy era su cumpleaños y no podía negarle su deseo esta vez.

Como todas las noches, mi pequeña me pidió que le contara la historia de cuando conocí a su padre. Pero a diferencia de las otras noches, esta vez no podía decirle que no. Especialmente cuando me estaba mirando con esos grandes ojos esperanzados, acompañados de un pucherito. ¿Quién podría negarse a eso?

Suspiré y puse el gran libro de cuentos en el cajón. Esta historia estaba en mi memoria y sólo allí. Una sonrisa se me escapó en contra de mi voluntad. Era imposible contenerla con aquellos recuerdos. Por supuesto que tendría que contarla la versión apta para todo público, pero yo podía recordarlo como realmente había pasado, cada detalle fresco en mi memoria como si hubiese sido ayer.

Érase una vez en VentralliWhere stories live. Discover now