La máscara enredada

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Érase una vez en Ventralli un rey y una reina que querían tener un heredero. Finalmente fueron bendecidos con una hermosa niña y todo el reino festejó junto a ellos. Pasaron semanas celebrando la llegada de la bonita princesa y cada reino se acercó a conocer a la pequeña y presentar sus felicitaciones.

Pero una noche tormentosa, apareció una malvada mujer y se robó a la princesa sin que nadie se diera cuenta. Para cuando se acercaron a la cuna, la niña había desaparecido.

La buscaron en toda Primoria durante años, pero no había ningún rastro suyo. El rey y la reina estaban destrozados, perdiendo la esperanza cada día que pasaba sin encontrar a su hija. Lloraron desconsolados, rogando por un milagro.

La malvada mujer se había llevado a la niña a las afueras de Paisly, ocultándola en una alta torre junto a las montañas. No tenía puerta ni escaleras, la única forma de llegar al interior era a través de una gruesa enredadera que había ido creciendo durante tantos años.

La princesa se sentía increíblemente sola. Apenas veía a la malvada mujer cuando le traía comida. Al parecer, quería vengarse del rey por un antiguo resentimiento del pasado, y ella estaba pagando las consecuencias.

La muchacha cantaba, pintaba, escribía. Ocupaba su tiempo con cada cosa nueva que se le ocurriera. Pero realmente no había mucho por hacer, las horas del día le sobraban y se encontraba completamente aburrida.

Contaba los días que había estado encerrada, mirando al horizonte y deseando conocer algún día lo que había más allá. Deseando libertad. Y preguntándose quién era ella realmente.

Un día mientras cantaba, un joven que pasaba por allí oyó su voz e hipnotizado por la belleza de la melodía, escaló la torre utilizando la enredadera. Al llegar a la ventana e ingresar al cuarto, se encontró con la joven más bella que jamás hubiese visto. Su oscuro cabello era larguísimo y usaba una máscara en su rostro que la hacía aún más misteriosa. Se preguntó que estaría haciendo una Ventrallana allí sola. Ella mostraba una mezcla de sorpresa y miedo, sus ojos inocentes no se apartaban del joven. Obviamente no lo esperaba, no esperaba a nadie en realidad.

Cuando se acercó a ella para presentarse, notó una larga trenza cayendo de su máscara. Demasiado tarde se dio cuenta que se había enredado en sus piernas y ambos cayeron al suelo.

"Una extraña forma de conocernos" comentó el muchacho con diversión. "No suelo presentarme de esta manera."

La princesa se sonrojó y la sonrisa del joven creció aún más, dejando asomar un hoyuelo.

La muchacha le contó su historia, acerca de los años que había pasado encerrada sin ninguna muestra de cariño, y el joven se ofreció de inmediato a sacarla de allí. Con mucho cuidado, la ayudó a bajar por la enredadera y la llevó a su hogar. Resulta que él era el príncipe de Paisly y pasó cada día junto a ella en la corte.

La princesa no podía estar más contenta, su entusiasmo maravillaba al príncipe. Ella era bastante tímida por sus años de soledad, pero cada día se iba abriendo más a la gente que iba conociendo y que la trataba con tanto cariño. Y no podía mantenerse alejada del príncipe tampoco, quien era tan encantador y atento, que la hacía sentir como el centro de su universo.

Pero igual sentía que le faltaba algo, había un hoyo en su interior que nadie podía llenar.

Una bella tarde, los reyes de Ventralli llegaron a Paisly en una visita diplomática. Sus ojos no podían creer lo que veían. Reconocieron a su hija de inmediato y la abrazaron, contándole su historia. Los tres cayeron al suelo llorando por la emoción y riendo por finalmente haberse reencontrado.

Tras pasar varios meses junto a sus padres, la princesa no pudo esperar más y se casó con el príncipe de Paisly. Su vida estaba llena de felicidad pues su felices por siempre había llegado con una familia completa para reemplazar su soledad.

Érase una vez en VentralliWhere stories live. Discover now