31| Save them

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31| Salvarlos


—Entonces... ¿Malia tiene el mismo problema? —pregunté acercándome a Scott quien había dejado a la mujer coyote sentada en un banco junto a Liam, mientras que Mason los cuidaba como si de hermanos se tratase.

Ese chico era un sol de persona, desde el día en el que lo conocí supe que podría llegar a ser un buen amigo. Lo había notado en cuanto sus ojos se cruzaron con los míos el día en el que Liam intentó vengarse de Brett, me había respondido de mala manera pero de todas formas lo había hecho porque no confiaba en mí y temía que yo pudiera burlarme de su mejor amigo. Ese simple gesto lo había marcado para toda la vida, él era una de las pocas personas que no se encontraba involucrada con el mundo sobrenatural pero que nunca dejaría que su amigo sufriera. 

Trataba a Liam como si fuera de su familia, como si formaran parte de la misma manada.

—No solo eso, Maya. —Scott habló preocupado. —Creo que hay gente involucrada en esto, quieren matarnos a todos nosotros. A todos los de nuestra especie.

—En ese caso debemos ponerlos a salvo. —le respondí con intranquilidad en mi mirada. —Tú ayuda a Malia, Mason y yo nos encargaremos de Liam. —expliqué.

Me acerqué al chico de ojos azules para después sostenerlo del hombro y así ayudarlo a ponerse de pie mientras Scott hacía lo mismo con Malia. 

Mason y yo comenzamos a caminar para adentrarnos al colegio con Scott pisándonos los talones. Hubiéramos llegado al lugar sin ninguna dificultad, sino fuera porque un piquete insoportable se hizo presente a un costado de mi cuello. 

La sensación era horrible, sentía como una parte de mi cuello se electrocutaba y se dormía a causa de la gran descarga eléctrica. Para cesar el dolor me vi obligada a tocar la zona afectada descuidando a Liam unos momentos.

—Maya, ¿estás bien? —preguntó Mason mientras reforzaba el agarre en el brazo de Liam ya que yo había dejado de sostenerlo.

Sentí la mirada de ambos muchachos sobre mí.

—No. Siento como si... —me vi interrumpida por un gemido que se escapó de mi boca; había sentido otro piquete sólo que éste se había prolongado unos segundos más. —Scott. —lo llamé. —Tendrás que continuar solo, creo algo no está bien con Lydia. 

Así sin más, comencé a correr hacia mi casa pues necesitaba mi equipo para poder rescatarla. No sabía de su paradero pero la conexión que ella y yo teníamos como Ahereen-Banshee haría todo el trabajo.

En momentos así agradecía haber pasado mi niñez entrenando porque si no hubiera sido así, estaba segura de que ya me hubiera cansado y me hubiera rendido, simplemente Lydia no estaría a salvo. Incluso teniendo en cuenta que mi trabajo como guardiana de la muchacha no estaba resultando para nada.

Llegué a mi casa toda sudada, agua salada escurría de mi rostro pero poco me importó. Cerré la puerta de entrada de un portazo, me dirigí a mi habitación con una velocidad increíble y comencé a escarbar debajo de mi cama para sacar la enorme caja que contenía mis armas. De ellas elegí mis dos dagas favoritas, un puñal y una de mis pistolas favoritas; CZ 75 compact 9mm.

Una vez sentada en la parte del piloto de la camioneta de Garret, cerré los ojos enfocándome en la voz de Lydia, su aspecto y en los lugares en los que ella podría estar. Deje que mi conexión me guiara hacia ella. 

Pasé al rededor de treinta minutos manejando la camioneta por todo Beacon Hills hasta que por fin encontré el lugar donde Lydia se encontraba siendo torturada. 

✓ | 𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓𝐈𝐍𝐆 𝐅𝐀𝐑𝐄𝐖𝐄𝐋𝐋, teen wolf¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora