Capítulo 15: Un viaje inesperado

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Desde que había charlado con Spot hacia unos días atrás, podía decirse que su mundo ya giraba de la manera usual, ya no había drama o malos tratos; todo fue suplantado por una próspera amistad, pero había algo que no dejaba sonreir a Matt por completo, y es que aun tenía pendiente el confezarle al rubio sus sentimientos.

Para la hora que marcaba su reloj, sabía a la perfección que Spot ya se encontraba en la habitación, y al entrar, una playera voló frente a sus ojos, al punto de casi golpearle el rostro. El rubio se encontraba atravesando la habitación desde el armario hasta la cama donde descansaba una pequeña maleta a la que estaba llenando de ropa.

—Spot, ¿Qué estas haciendo?, ¿Para qué es esa maleta? —Pensó lo peor.

El rubio se dio vuelta con una expresión poco tranquilizadora, como la de un médico a punto de dar una mala noticia, miró al castaño seriamente, desconcertándolo; era inusual no ver a Spot con una gran y marcada sonrisa que se tornaba contagiosa.

—Matt… no esperaba que llegaras tan pronto. Lo que sucede es que… —Agachó la mirada y la perdió entre la alfombra que acariciaba sus pies desnudos— me iré denuevo, creo que esto no está funcionando.

El castaño entró en pánico casi de manera inmediata, su cerebro aun procesaba la información y a la vez buscaba respuestas donde seguramente no las encontraría, las del porqué Spot había tomado tan drástica decisión de abandonarlo por segunda vez.

—¡¿Qué qué?! Spot, pero ¿por qué? ¿Qué pasó?, ¡no te vayas, no me dejes de nuevo! Es una locura, simplemente no puedes —El castaño dejó caer su mochila al suelo y regresó hasta la puerta para bloquearla con su cuerpo —No dejaré que te vayas, no otra vez.

Por unos segundos que parecieron durar horas, las miradas de ambos se conectaron. Matt expresaba a través de sus ojos cafés, el miedo y la confusión. Spot por su parte, parecía pedir disculpas con aquella mirada de cachorrito regañado luego de haber roto algo.

Pero de un momento a otro y no soportando el contacto prolongado de sus ojos con los ajenos, comenzó a sonreír y esa sonrisa le dio paso a una serie de carcajadas, que confundieron más al castaño.

—Matt —Dijo entre risas y unas pequeñas lágrimas empezaron a asomarse por sus ojos —Estoy jugando. No me voy —Dicho esto, se lanzó de espaldas hacia su cama sosteniendo su estómago y soltando aun más carcajadas.

Matt miró al rubio reirse, básicamente de él, asi como de la reacción que debió haber puesto en cuanto quedó convencido de la excelente actuación del rubio. Por un instante se sintió avergonzado de haber quedado en cierto modo "expuesto", pero después comenzó a sonreír.

—¡Enano tonto!, Te daré motivos para que te rías —Se abalanzó sobre Spot y comenzó a hacerle sus temidas cosquillas con las que él rubio intensificó sus risas, intentando inútilmente deshacerse de Matt sobre él.

La sesión de cosquillas terminó en cuanto Spot amenazó entre risas con irse de verdad de la habitación, alegando que su roommate le hacía bullying.

—Está bien. Pero ya dime para que es todo esto —Señaló el pequeño equipaje a un lado de ellos sobre la cama.

—Lo que pasa es que los chicos de mi clase organizaron una ida a la playa. Pasaremos la noche allá —Spot miró al castaño y pudo notar el mismo aire de tristeza de hace unos instantes y aquella imagen le dio una idea—. Pensaba que podías venir con nosotros.

Matt reaccionó ante lo que parecía una invitación a pasar con él una noche fuera de su habitación habitual, junto al mar y bajo la luz de la luna. Por un instante su mente divagó en lo que pudiera significar ese pequeño viaje inesperado.

—¿Estas seguro de que quieres que vaya con ustedes?, No me llevo con tus amigos, ni si quiera los conozco.

—No tienes qué. Irá todo el grupo de Biología marina, se supone trabajaremos en el proyecto final a cerca de la vida marina local, pero aprovecharemos el fin de semana y pasaremos una noche en la playa. Además, ya estoy acostumbrado a tus ronquidos por las noches, así que sí, estoy seguro de que quiero que vayas.

—Esta bien —Asintió convencido. Aunque no se le dificultaba negarse a los enigmáticos ojos verdes del rubio y que mejor si pasaba todo un fin de semana con él en una hermosa playa.

Matt comenzó a empacar sus pertenencias para el viaje y Spot terminó de hacer lo mismo. El grupo saldría con dirección a la playa en pocas horas, en el estacionamiento frente al campus. Nadie cuestionó el hecho de que Matt apareciera con cara de verguenza y sintiéndose fuera de lugar, nadie excepto…

—¡Hola, Spot! —Saludó Roger, tomando la maleta del rubio para ayudarlo—, y… ¿Él que hace aquí? —Señaló a Matt con la mirada llena de desprecio.

Esos dos no habían limado asperezas, por lo que era inevitable ver el infierno arder en sus ojos cada que veían al otro y estás llamas se intensificaban cuando Spot estaba presente; parecían un par de perros peleando por el mismo hueso.

—Le dije que viniera, no quería que pasara el fin de semana sólo, además puede que por fin hagan las pases ustedes dos.

—Ni loco —Se dio vuelta completamente molesto y acomodó la maleta de Spot en la cajuela de su auto.

El viaje no había ni comenzado y ya se sentía estresado, sabia que habrian otros chicos en la playa junto con ellos pero jamas creyó que Roger también sería parte del plan y menos si irian en su auto.

Todos se acomodaron en los distintos vehiculos de algunos de los chicos, en algunos parecían sardinas mal enlatadas y en otros se podía decir que iban de lo más cómodo.

El viaje comenzó, una serie de distintos vehículos salieron esa tarde en dirección a la playa más cercana a unas pocas horas de distancia. Y como si no existiera manera más incómoda de viajar, a Matt le tocó ir en uno de los asientos traseros del auto de Roger, mientras Spot acompañaba al conductor en el asiento del copiloto.

Fueron dos aburridas horas de viaje en las que Matt tuvo que soportar el ni si quiera poder hablar tranquilamente con Spot, ya que la ruidosa y extraña música de Roger acaparaba cada rincón del vehículo semicompacto, además de que le había tocado compartir el asiento trasero con una chica obesa que no paraba de sudar a pesar del aire acondicionado.

Matt intentaba concentrarse en estar calmado, cuando llegara a la playa todo mejoraría, después de todo estaría junto a Spot.

—Me llamo Molly —Se presentó la chica con Matt repentinamente— Spot es muy reservado, pero me alegra que haya decidido traer a su novio al viaje —expresó en murmuro para que en la parte de enfrente no la escucharan.

—¿Novio?, ¿Te refieres a Roger? —Pero Molly negó con la cabeza.

—Tu eres Matt, ¿no es así? Eres el chico del que Spot no para de hablar, me alegra que salga con un chico como tú.

El castaño no sabía ni que responderle a la chica, se limitó a mirar a Spot charlando con Roger en la parte delantera y en un instante vio como el rubio le regresaba la mirada a través de un espejo retrovisor.

Un rubor invadió sus mejillas y el silencio fue lo único que quedó de aquella conversación con Molly durante el resto del trayecto.

No quiso emocionarse por las aseveraciones de Molly, tal vez esta estaba mal interpretando todo, pero no podía negar que aquello alegró su día, tanto que fue inevitable reflejar su sentir con una sonrisa que intentó disimular.

Gay RoommateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora