Capítulo 18

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El carro avanzaba por las vías en descenso mientras Kris revisaba el cargador de la pistola. Tenía siete balas. Siete oportunidades de matar a esas malditas voces que los persiguieron en su tortuoso camino.
Miró cada Bloque onda rencor. Ahora lo único que sentía era odio y deseos de destrozarle la cabeza a esa perra que daba las indicaciones y a ese maldito que se burló de ellos en varias ocasiones.
El carro se detuvo en la sala gris en la que has habían puesto en sus cápsulas. Parecía todo eso tan distante. Tan melancólico. Tan lejano como la idea de que en ese mismo lugar se había prometido llevar a su hermana a la salida.
La puerta estaba abierta. Dentro del pabellón todas las celdas estaban abiertas y las mesas estaban rotas, les faltaban patas.
-¿Por donde podemos subir?- preguntó Kris.
-Por aqui- dijo Quentin y comenzó a correr hacia las escaleras. Subieron los seis niveles y llegaron a una puerta que parecía tener alta seguridad.
Kris le disparó a la ventanilla de la puerta y Quentin metió el brazo para abrir la puerta.
Entraron en una habitación llena de monitores. Pero todos los monitores mostraban únicamente lo que pasaba dentro del pabellón. Kris apuntó con su arma hacia adentro. No había suficiente luz y no podía ver si alguien estaba escondido detrás de alguna pila de pantallas.
Quentin le tocó el hombro para indicarle con la cabeza a donde dirigirse. Caminaron hasta otra puerta, pero esta era plateada y estaba dividida en dos. Era la puerta de un elevador.
Quentin oprimió el botón con la flecha que apuntaba hacia arriba y la puerta se abrió con un leve tintineo.
Era totalmente de acero el elevador. Mas frío que la casa de Hierro.
Ambos entraron a la pequeña cabina y la puerta se cerró. El elevador no subió mucho; tal vez solo tres pisos y se abrió dentro de una caja de cristal.
Habían cubículos. Todos vacíos. Miró al suelo y observó que debajo de ella se abría paso la imagen de la cárcel vista desde arriba. Ese era el piso de vidrio que había visto en su primer día.
-En este lugar se monitoreaba el penal y detrás de esa puerta esta lo que buscamos- le explicó Quentin.
Kris se adelantó a abrir la puerta y detrás de esta se encontró con otro pasillo de acero puro. No se oía ni minimamente hueco como el del Palacio.
Escucharon unas botas acercarse y Kris sacó su arma, pero Quentin le puso una mano sobre el cañón.
-Te va a escuchar antes de que lleguemos.
Kris guardo el arma y en cuanto un hombre fornido apareció delante de ellos, Kris se lanzó contra él.
Pero el hombre solo la tomó de ambos hombros y la lanzó al suelo. Quentin le dio un puñetazo y en seguida le soltó un rodillazo en el estómago. El Guardia por lo volvió a lanzar contra el piso aunque con más trabajo. Cuando se agachó para golpear de nuevo a Quentin, este se le aferró con las piernas al cuello y con las manos a la cabeza. El hombre era tan grande que pudo levantarse con Quentin sobre sus hombros.
-Kris, tu ve a las oficinas- le ordenó Quentin.
Ella hizo caso al mismo tiempo que el se giraba para tirar al enorme hombre al suelo.
Kris corrió por el único pasillo que había. Llegó hasta una puerta que tenía una cerradura como la de los submarinos. Con una enorme rueda semejante a un timón.
Giró la rueda y después de un pequeño ruido sordo la puerta se abrió pesadaamente.
Había un hombre sentado dándole la espalda a la entrada, mirando lo que parecían ser radares.
Sin girarse de su silla habló:
-¿Como pude pasar por alto que vendrías por mi?- preguntó-, es decir: Maté a tu hermana y al único chico que te ha protegido- se carcajeó como un enfermo.
Sus palabras hirieron a Kris.
-Por eso voy a matarte- dijo Kris quitandole el seguro a la pistola.
-No tan rápido- reconoció su voz. Era la mujer del altavoz. Ahora estaba detrás de ella, apuntandole en la cabeza con otra arma-. Tira la pistola al suelo- le ordenó la mujer.
-Tirala ahora, porque te voy a contar una historia- gritó el hombre dándose la vuelta y dejando ver su rostro.
-Tu, maldito...- en efecto. Claro que lo conocía, era Embry. Era el hombre que la estaba ayudando a escapar la noche en la que la arrestaron-...¿Por que?
-Tira la puta pistola- gritó aun más fuerte.
Kris la tiró al suelo.
-Bien... retomando nuestra conversación. Muy buena pregunta, y a eso voy- se aclaró la garganta para continuar-. Los Estados Unidos estaban sumidos en la más grande oleada de violencia que podrías imaginar. Muerte, destrucción, guerrillas por donde quiera. Claro en ese entonces aun no estabas en este mundo.
>>El presidente estaba en busca de proyectos que le ayudaran a eliminar la violencia de las calles. Por eso creó debajo de la ciudad más tranquila del país la trampa más mortífera que pudiera existir.
Quentin apareció detrás de ellos y comenzó a avanzar hasta la cámara donde estaban.
-Ay por dios, cierra la puerta Lucy- dijo Embry bastante molesto.
La mujer cerró la puerta dejando a Quentin afuera sin que Kris pudiera hacer algo.
-Bien ¿En que estaba? Ah, si. Fabricó los prototipos de los Agentes con ayuda de la milicia y trajo los prototipos hasta aquí, listos para ponerse a prueba. En esa época habían cien presos. Los suficientes para hacer la prueba. Pero adivina quien entra aquí... La puta de Maggie- gritó su nombre con rencor.
-¿Que tiene que ver ella aquí?- Kris exigió saber.
-Era una chica dura... en esa época tenia solo unos años mas que tu. Era en quien teníamos la fe de que podría salir viva de aquí. Pero lo jodió todo un día que mató a dos presos, dejándonos incompletos... por eso la perra nunca quiso pisar el Palacio. Porque sabía que era para utilizarla.
Kris no entendía ¿Por que tenia que sobrevivir alguien siempre? Por que no matar a todos de una vez.
-Los altos mandos nos pidieron que hiciéramos los concursos más seguido para no levantar sospechas. Y gracias a eso siempre estuvimos con el mismo nivel de presos. Hasta que te vi a ti y a tu hermana matando a un hombre... solo necesitábamos uno más aquí adentro... pero que más daba tener un repuesto como tu hermana.
Kris gritó de coraje cuando hablo de su hermana como si fuera un objeto.
-Y que bueno que la trajimos. Porque a Quentin se le ocurrió matar a un imbecil para protegerte. Después de esto... tardaste tan poco en decidir si entrarías al juego que hiciste fácil el resto... pero en fin. Seguramente mi historia te formó más dudas... pero eso es lo único que tengo permitido contarte.
Su sonrisa era intimidante y a su vez era odiosa. Kris se tragó todas sus preguntas y continuó sin moverse mientras la chica le seguía apuntando.
-Ahora bien. Lo que pasará a continuación con Quentin y contigo es que los llevarán a un lugar... determinado. Y estas personas verán los registros, los radares... el porcentaje de sobrevivientes y ahora podrán tomar la decisión de distribuir estas máquinas a todo el mundo. Has cumplido con tu parte- seguía sonriendo.
-Jamás me dejaré encerrar de nuevo- dijo Kris y antes de que el hombre pudiera soltar una carcajada. Golpeó la mano de la mujer que le estaba apuntando, quien a su vez disparó el arma sin herir a nadie. Embry se protegió detrás de la silla mientras Kris se agachaba para tomar el arma.
La mujer le dio una patada en el trasero y Kris cayó, pero casi al instante se giró y le dio un balazo en el pecho a la mujer.
Soltó el arma mientras su uniforme de trabajo de color blanco se manchaba de sangre como una flor creciente.
Kris se levantó después de ver como caía lentamente la mujer. Se dio la vuelta y caminó hacia Embry.
-Cariño, no ganas nada matandome. Solo vas a empeorar las cosas.
Kris alzó el arma.
-Por Maggie- le dio un balazo en la rodilla.
Embry gritó de dolor mientras Kris cambiaba de objetivo.
-Por Esteban- le disparó una vez más. Pero esta vez fue en la mano.
-Por Maria- su objetivo fue el hombro.
-Detente, te lo suplico- rogó el hombre.
-Por Alison- le disparó en la entrepierna.
-Por Jase- su mirada se nubló y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Por Troy- le disparó en el estómago.
Al hombre que ahora estaba llorando le empezó a salir sangre de la boca.
-Por Elizabeth- más lágrimas resbalaron.
Le puso el cañón del arma en el ojo y tiró del gatillo.
Embry dejó de rogar, de llorar y de reírse. Kris se limpió las lágrimas y caminó hasta la puerta para abrirla.
Quentin estaba apoyado en esta y cuando Kris abrió él pareció salir de una especie de trance.
-Aun falta algo por hacer- respondió Kris.
Tiró su arma descargada al suelo y tomó la de la mujer. Le abrió el saco que tenía lleno de sangre y sacó cuatro cartuchos de balas de este.
Salió hacia el elevador con Quentin detrás de ella.
-¿En donde están los conductos de gas?- preguntó Kris.
-Son los conductos rojos- dijo Quentin en lo que se abrían las puertas del elevador.
Kris salió del cuarto de vigilancia y apuntó a la tubería. Le disparó y el gas se comenzó a propagar en el aire.
Kris dio un último balazo al aire, el cual encendió todo el gas que se escapaba, entro por el conducto y comenzó a explotar metro por metro.
Kris cerró la puerta y se apoyó en ella. La onda expansiva la empujó pero lo único que pasó fue una ligera llama abriéndose paso por la puerta y por la ventanilla rota.
El conducto del gas llegaba hasta el Palacio, el cual explotó y se derrumbó centímetro a centímetro, llegando hasta las vías del vagón por el que habían llegado y haciendo wue el impacto destruyera todo el laberinto de Cristal. Todo quedó resumido a escombros. Escombros que ahora enterraban a las bestias con las que se habían enfrentado.
Kris regresó al elevador y Quentin hizo que subiera un piso más. En este piso solo había una escalerilla de barrotes. Ambos la subieron. Quentin abrió la puerta de arriba de ellos y entraron a una fábrica vacía y en ruinas. Las estrellas brillaban. Kris no había visto las estrellas en todos esos días.
-Ya se acabó dijo Quentin.
Ambos se abrazaron y después de un largo rato así, Quentin la miró.
-Bien, ahora conseguiremos ropa nueva y nos largaremos de aqui- le dijo Quentin.
-Si- dijo Kris ya cansada de todo.
Se escuchó un fuerte aleteo en el aire. Quentin miró al cielo y vio un helicóptero intentando aterrizar.
-Demonios, vamos, por aquí, no deben vernos- dijo Kris.
Ambos escaparon por entre las enormes bodegas y fábricas aun durmientes esperanzados con la idea de un nuevo comienzo en sus vidas lejos de todo ese horror.

La Trampa PerfectaWhere stories live. Discover now