Capítulo 10

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Kris no supo en que momento dejaron de caer las estalactitas del techo, ni en que momento se había quedado dormida.
-Demonios- dijo y se levantó del suelo.
Comenzó a correr los más rápido que pudo en la misma direccion en la que había corrido todo el rato que estuvieron cayendo las piedras. Por fin al fondo de todo el polvo que flotaba en el aire, alcanzaba a ver un diminuto punto de oscuridad, era a donde tenía que llegar. Estaba casi segura de que esa era una especie de entrada. Comenzó a correr de nuevo, con la esperanza de volver a ver a su hermana.
-Chicos, ya estoy muerta- dijo Alison-, ¿Podemos parar a descansar.
-Es buena idea, ya subimos las escaleras...
-Bien, yo haré la vigilancia... por si ya saben... Kris llega- dijo Jase.
-¿Crees que siga viva? Después de los sonidos que escuchamos ayer... podría dudarlo.
-No lo sé- contestó Troy de manera preocupada a Esteban.
-Yo cuidaré con él- dijo Beth interrumpiendo la tensión.
-Perfecto. Los demás escogan la... piedra más comoda- dijo Troy y se acostó sobre una que era casi totalmente lisa.
Estaban dentro de un cuarto más chico que el de la vez anterior. Este tenía una puerta, igual de pesada que las demás, era de piedra. Por eso seria difícil cerrarla.
Jase y Beth se sentaron juntos pegados a la pared de la salida.
-¿Cuento yo?- preguntó Jase.
-Si, soy mala con los numeros- contestó Beth.
-¿Cuéntame otra cosa de ti?- le dijo Jase.
-¿Que?- preguntó Beth sonriendo.
-Bueno... tal vez pasemos muco tiempo juntos y quiero... conocerte.
-No creo que sería buena idea socializar en esta situación...- dejó la frase en el aire.
-Me hubiera gustado conocerte en otras sircunstancias. Vamos, solo para dejar la tensión de un lado.
Beth respiró hondo y habló.
-Mi nombre es Elizabeth Hale, mis padres murieron cuando yo tenía ocho... soy una inútil, mi hermana es la que se quedó con toda la responsabilidad. Atendíamos animales heridos y enfermos en nuestro departamento... Soy algo aburrida- agachó la mirada y sonrió.
-Pues yo soy Jason... sin apellido. No conozco a mis padres, de hecho, dudo que Jason sea mi nombre real, algunas personas me han contado que me encontraron recién nacido en las ruinas de una ciudad... no se cual es el nombre pero hay una leyenda de que de pronto desapareció este sitio...- suspiró-, a los doce me vendieron aquí y me hice guardia...
-Creo que mis problemas no son tan serios después de todo- Beth se rio.
-En cuanto salgamos de aquí te voy a invitar a salir ¿Esta bien?- preguntó Jase sonriendo.
-Hecho- Beth se rio-, por cierto, Quentin mencionó que no te gusta tu nombre... que por eso te pusiste Jase.
-Bueno, pues resulta que las personas con las que vivía me pusieron Jason por Jason Vorhees.
Beth no entendió de quien se trataba.
-Es un asesino... de unas viejas películas de terror- se rio de nuevo.
-Oh, entiendo, si...
-Lo detesto.
Kris aun corría evadiendo los cascajos de techo que se habían caído, a veces se detenía a recobrar el aliento, pero después continuaba su recorrido tan rápido como el era posible.
Los pies le dolían y el casquillo de las botas comenzaba a volverse incómodo para sus pies. Pero cada vez veía más cerca esa entrada al fondo del camino.
Vio que al fin faltaban solo unos cien metros, después de un par de horas corriendo y volviendo a caminar llegó a la entrada de una especie de cueva que resultó ser más grande de lo que esperaba. Era un arco mal hecho de casi unos cuarenta metros de altura. Suspiró mientras se limpiaba el sudor de su frente. Respiró hondo y comenzó a escalar por el lado derecho de este, poniendo un pie sobre una roca y luego sujetándose de otra con su mano. Buscaba torpemente entre la oscuridad parcial otra roca y se aferraba a ella con el pie, para dar un nuevo paso con la mano. Continuó escalando, sus manos sudaban y se sentía cosquilleo en las palmas de estas debido al miedo que le causaba el sentirse tan en lo alto.
No quiso mirar al suelo porque sabía que podría fallar alguna de sus manos por el miedo. Simplemente se dedicó a mirar a los lados en busca de alguna abertura en la pared, una luz o incluso un punto más negro que le señalara que por ahí debía entrar.
No había nada, se animó a moverse hacía la izquierda directo al arco. Las piedras se desgajaban debajo de sus pies cada vez que daba un paso.
Cuando llegó al extremo de la pared, se abrazó de esta y miró dentro del túnel. Había una entrada a unos metros de ella. Pero la inclinación del arco la hizo darse cuenta de que mínimo debía estar a unos treinta metros del suelo. Se estremeció pero no se venció y avanzó con cuidado roca a roca. Cuando se cansaba solo se detenía, respiraba hondo y continuaba.
Un neón alumbraba justo sobre la apertura en la pared y encontró algo extraño, las paredes tenían un extraño tallón de color plata. Este era enorme. Una idea terrible apareció en su mente, pero de inmediato la desechó y entró en la apertura.
Sentir el piso bajo sus pies le causó una sensación tan fuerte que hizo que casi se quebrara a llorar.
Avanzó hacia adentro, se encontraba en un cuarto de la casa, salió al pasillo, el cual evidentemente estaba vacío. No sabía en donde estaban sus compañeros. Escuchó ruidos en uno de los cuartos y sacó su flecha, tal vez era uno de ellos, o tal vez era uno de los monstruos que guardaban en ese lugar.
Se giró con violencia y vio el cuarto vacío.
Un hombre golpeó su mano haciéndola lanzar la flecha al suelo. Le intentó propinar un golpe a Kris, pero esta lo detuvo bajando su mano con la mano que tenía libre. El hombre ahora sostenía sus dos manos y las mantenía cruzadas al nivel de su vientre. Kris lanzó su rodilla hacia adelante haciendo que le soltara las manos, cayó el hombre y se volvió a levantar.
Ella levantó la pierna lo más que pudo y en medio de un grito de ira le golpeó la cara con el talón de su bota. El terminó de caer al suelo inconsciente. Kris corrió por su flecha y le apuntó, pero él no se movió.
Se dejó caer al suelo y se limpió el sudor una vez más.
Se levantó y vio su cara, no era ninguno de sus compañeros, lo reconoció, era uno de los hombres que estaba sentado en la mesa de los delincuentes más peligrosos, tenía la barba maltratada y larga, no tenía cabello, tenía un dragón tatuado en el brazo y no usaba la misma ropa que ella. Él traía la misma camiseta vieja que el día que lo vio.
Se acomodó bien la mochila en un solo hombro y lo tomó de las axilas su dadas para arrastrarlo por el suelo. Comenzó, lo sacó del cuarto, pero era pesado y cada vez le costaba más trabajo llevarlo.
Cayó al suelo de sentón pero no lo soltó, intentó arrastrarlo una vez más. Rogó por que alguien estuviera cerca de ella y gritó, gritó lo más fuerte que pudo.
-¿Escuchaste eso?- Troy despertó de golpe.
También Jase y Beth que comenzaban a quedarse dormidos se reanimaron.
-¿Fue Kris?- dijo Beth.
-Debe ser ella, no hay nadie mas aqui- dijo Quentin despertándose también.
-Vamos, debe necesitar ayuda- exclamó Beth y se levantó del suelo para correr detrás de aquel grito.
-Espera, ahí vamos- gritó Beth.
A Jase y a Troy no les quedó de otra más que correr detrás de Beth.
Doblando entre pasillos y pasillos llegaron hasta donde estaba Kris.
Beth gritó su nombre al verla y se abalanzó sobre ella para abrazarla.
-Pensé que habías muerto- dijo Beth.
-Te dije que saldríamos de aqui- Kris le sonrió.
-Troy- se dirigió a su amigo.
Lo abrazó y se sintió bien al hacerlo.
-Jase- sonrió al chico que estaba detrás de Troy.
-Luces más radiante- se burló.
-¿Quien es este?- preguntó Troy extrañado.
-No lo sé, me atacó y lo dejé inconsciente- contestó Kris.
-¿Por que no lo mataste?- preguntó Jase.
-Algo me dice que él sabe algo 1ue nosotros también deberíamos saber- comentó.

La Trampa PerfectaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon