Capítulo 9

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Troy cayó al suelo y gritó de dolor.
-Dios mio- dijo Jase al ver la cortada que el atravesaba la espalda de lado a lado.
-Déjame ver- dijo Beth.
Jase se quitó y dejó que Beth mirara la herida. Se hincó para ver mejor. Pensó en que nunca le había hablado a esas personas, solo a Jase la primera vez que habían dormido en el palacio.
-No es grabe, solo es una herida superficial- le dijo a Quentin y a Jase, que parecían los más preocupados.
-¿Como lo sabes?- preguntó Jase.
-Porque Krishna y yo tuvimos una veterinaria... no hay punto de comparación con la medicina humana pero ciertos conocimientos básicos pueden ayudar- se encogió de hombros.
-Bien, tenemos que seguir. Tenemos que ir por tu hermana... no podemos perder a alguien mas- dijo Troy recobrando el aliento.
-¿Que? ¿Están idiotas?- espetó Alison-, si esta sola ahí afuera... denla por muerta, buscarla solo nos arrasará.
-No te atrevas...
-Troy, es cierto. Ya esta muerta esa chica, mejor vamonos- dijo Esteban.
-Tu no tienes derecho de hablar... traemos a tu esposa que tiene el maldito pie roto ¿Crees que eso no nos va a atrasar?
-Basta- gritó Maria-, si me van a tratar como un estorbo es mejor que me dejen aquí ¿Si?
-Lo siento... no quise ofenderte- dijo Troy.
-Bien. Tenemos que aceptar que Kris ha muerto. Hay que largarnos de aquí.
-¡No! Mi hermana no- gritó Beth con una actitud desgarradora-, ella esta viva. Por favor hay que volver.
-Beth, no hagas esto más difícil.
-No, por favor por favor.
-Beth vamos- dijo Jase y la abrazó.
-No, Kris no- comenzó a llorar.
Tenía que asimilar la idea de que tal vez estuviera muerta.
Comenzaron a caminar por la casa, todos estaban en silencio. Nadie hablaba, Esteban y Maria eran los últimos en la formación, a ella aun le costaba trabajo moverse. Tal vez no había sido una torcedura, tal vez era un esguince o algo más delicado. Iba apoyada del hombro de Esteban.
Beth iba entre Quentin y Jase, era a los que más confianza les tenía, Troy era uno de ellos también, pero el se estaba ocupando de cuidar a Maggie.
Llevaba la segunda flecha en la mano, era idéntica a la que había llevado Kris cuando seguía con vida.
Beth aun tenia un nudo en la garganta ¿Que pasaría ahora que su hermana no estaba?
Tenía que volverse más fuerte, tenía que defenderse por si sola. Porque ahora si estaba asi: sola.
-Quentin ¿Es posible que esta casa mida miles de Kilómetros?
-No- su respuesta fue sencilla-, el palacio mide muchísimo menos de lo que imaginas, es solo que da vueltas y vueltas sin que te des cuenta... un pasillo si puede medir varios Kilómetros, pero en su mayoría son curvos, o tienen millones de vértices que no notas...
-Este es un aviso importante. El dispositivo incrustado en la muñeca de Kris sigue recibiendo señales de pulso. Eso significa que Kris aun no esta muerta- la voz provino de uno de los altavoces-, es necesario que busquen a su amiga, para poder continuar el juego. Se les sugiere que suban al segundo piso y la esperen ahí. En ese piso está la única forma de escapar del lugar en el que esta encerrada...
La voz se interrumpió y todos quedaron perplejos. Nadie sabía lo que estaba pasando.
-¿Que demonios...? ¿Por que nos pide que busquemos a Kris? Y a la fuerza- comentó Alison.
-Tal vez tiene algo especial... como en las películas- opinó Maggie.
-No, no es nada de lo que pensamos. Mi teoría es: dejamos a Kris atrapada en un lugar en el que sólo se puede morir de causa natural... ahí no hay ni máquinas ni monstruos ni nada que ponga en peligro su vida. Quieren que nos matemos, que nos maten... mas no quiere que fallezcamos a causas naturales- Troy dijo inteligentemente.
-Sigo sin entender- añadió Jase.
-Quiere que tanto ella como nosotros nos movamos hacia la boca del lobo- intervino Quentin.
-Dios, esto es sádico- Maggie se sentó en el suelo.
-Bien, tenemos que llegar hasta donde esta tu hermana, espero que ella haya oído el aviso- andaron por el pasillo de nuevo.
Kris abrió la mochila. A demás de los termos y un trozo de tela no había nada más. Con el paso de los minutos el dolor se convirtió en adormecimiento, ya había un charco pequeño de sangre en el suelo, el cual se abría paso poco a poco entre las piedras.
Tomó el pedazo de tela negra y lo desdobló. Era de más o menos un par de metros por metro y medio. Tomó de un lado la tela y tiró con fuerza para desgarrarla, la tela cedió ante la fuerza de Kris y una tira de tela se desprendió del resto.
-¿Quien dijo que este trozo de tela no servía?- se preguntó a sí misma.
Respiró hondo, sabía que le dolería. Abrió uno de los termos y puso agua dentro de la tapa del mismo. Volvió a respirar y se lanzó el agua. La sensación comenzó como una picazón y se convirtió en un ardor agudo que casi la hizo soltar un grito.
Se limpió la mano con la ropa y se quitó la sangre que caía por su muslo. En ese pequeño instante pudo ver un montón de pequeños raspones acompañados de cortadas profundas. Se veía horrible. Tomó el pedazo de tela entre sus temblorosas manos y se puso la tira negra con mucho cuidado sobre la herida.
Después la apretó para impedir que siguiera saliendo sangre. Le dio un par de vueltas y amarró los extremos de la tela.
Se levantó de las piedras y se apoyó en la pared. Tenía movilidad en la pierna. Era molesto moverla, pero no doloroso y en un momento de peligro sabia bien que podria correr.
-Este es un aviso importante. El dispositivo incrustado en la muñeca de Kris sigue recibiendo señales de pulso. Eso significa que Kris aun no esta muerta-una voz irrumpió en el silencio-, es necesario que busquen a su amiga, para poder continuar el juego. Se les sugiere que suban al segundo piso y la esperen ahí. En ese piso está la única forma de escapar del lugar en el que esta encerrada...
Después de que se dejó de escuchar la voz, una puerta igual de gruesa que la que se había cerrado, se abrió delante de sus ojos.
Kris miró con desconfianza, se acercó y lanzó el resto doloroso ese tela entre la puerta y la pared. No pasó nada. Se acercó con nerviosismo a la entrada, con la flecha bien sujeta en la mano. Su aspecto, llena de tierra, con una herida llena de sangre y con una simple flecha para defenderse, resultaba casi primitivo.
Puso un pie en la marca que había dejado la puerta al arrastrarse por el suelo y después corrió por la marca que media unos dos metros.
Sin embargo la puerta se cerró solo cuando ella estuvo del otro lado.
No sabía nada sobre lo que acababan de decir, pero tenía que reunirse con su hermana, así que emprendió una larga caminata por algo más parecido a una cueva que a un palacio. La cueva tenía picos de piedra en el techo que amenazaban con caer desde unos cuarenta metros de altura. No quiso saber que pasaría si le cayera uno encima, eran tan grandes que podía ver sus puntas a pesar de que estuvieran tan en lo alto.
Caminó sigilosamente entre las rocas irregulares del suelo, trepó sobre una enorme roca, el techo comenzó a tronar, a crujir y Kris miró al techo, gritó y se lanzó hacia abajo de la piedra, sintió un tirón en su piel abierta, pero no le importó.
La filosa estalactita cayó sobre la piedra que protegía su cuerpo y se quebró en mil pedazos. Despegó la espalda de la roca y al ver que a su derecha caía otra comenzó a correr. Caían lo suficientemente lento como para que pudiera esquivarlas, pero hacían que el piso y las rocas se quebraran más y a Kris se le dificultó el paso de pronto.
Siguió corriendo hasta donde vio un par de piedras paralelas una con la otra y se lanzó entre ellas al mismo tiempo que una de las estalactitas se impactada entre las piedras que protegían su cuerpo. Un par de piedras cayeron sobre su pecho y sus piernas, dejándola sin aliento, y un montón de polvo invadió su cara. Tosió y se pegó a una de las rocas, cerró los ojos y escuchó como caían unas tras de otras a su alrededor.
Dentro de una habitación con paredes de acero impenetrable habían tres personas, escuchando todo lo que pasaba. Las cámaras estaban averiadas y nadie se atrevía a entrar a arreglarlas. El terrible estruendo llenó los auriculares de diadema de la mujer que estaba al mando de la computadora.
-No se supone que esto debería estar pasando- dijo el hombre rubio que estaba en el monitor de al lado de la mujer.
-Se supone que en realidad no debía haber nadie en esa zona del palacio... aun no esta bien adaptada- comentó la mujer avergonzada.
-¿A caso eres estúpida? ¿Que hubiera pasado si hubiéramos puesto el Plan Beta en funcionamiento hace diez minutos?- el hombre estaba alterado.
-Lo siento jefe, no... no volverá a pasar- la mujer estaba nerviosa.
-No, claro que no pasará de nuevo- extendió su mano hacia ella con un revolver. Le quitó el seguro haciendo que la cámara de las balas girara y apretó el gatillo asesinando a la mujer.
El hombre que estaba detrás se quedó perplejo, mirando como la mujer que ahora estaba en el suelo llenaba de sangre el piso de cristal.
-Jefe, creo que esta mal esto...
-No pedí tu opinión. Regresa a vigilar la maldita puerta, porque si llega el general al mando y ve lo que acabo de hacer con esta perra, nos ira muy, muy mal.
El vigilante agachó la cabeza y salió del cuarto, cerrando la puerta corrediza detrás de él.
El hombre rubio regresó a su trabajo y comenzó a teclear sobre la computadora unos dígitos y habló por el micrófono.
-Ahora si, que comience el Plan Beta.
-A sus ordenes- contestó su secretaria que estaba del otro lado de la pared.
Lo que pasó después fue inaudito, las puertas. Todas, las de cada rincón tanto del reclusorio como de La Salida, ahora estaban abiertas.

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