Capítulo 6

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Kris despertó, el miedo hizo que ni siquiera sintiera el momento en el que había caído dormida. De nuevo era la primera en despertar de todos los que estaban ahí. Por suerte la fogata seguía encendida.
-Tenemos que seguir- movió el brazo de Troy para despertarlo.
Él solo aspiró una bocanada profunda de aire y abrió los ojos.
-Oh cierto, hay que preparar una antorcha para comenzar a movernos- se levantó y despertó a Quentin y a Beth.
Pronto todos estaban de pie. Se acercaron y se reunieron en círculo.
-Bien, tenemos que buscar en el terreno si hay algo que podamos usar para cruzar al pasillo de nuevo.
-Jase, acompaña a Kris, Troy y yo tenemos que hablar- le habló Quentin.
-Si. Vamos Kris- le dijo y la llevó por el jardín.
-¿Que vamos a usar?- preguntó Kris detrás de él.
-No lo se, debemos ver si hay una entrada alternativa- Jase le dedicó una sonrisa amplia, se asomaron unos colmillos puntiagudos. Su sonrisa era extraña, pero a Kris le parecía muy atractivo.
Kris rodeó la casa detrás de Jase, que miraba de un lado a otro en busca de una luz que no fuera la de la antorcha que llevaban encendida.
-¿Cual es tu historia?- volvió a formular pregunta.
-¿Mi historia?- contesto Jase.
-Si... bueno, todos tenemos una historia- Jase no habló, como si estuviera pensando en que inventar-. Y no te preocupes, sé lo de que eran Agentes.
-Oh, Troy te lo contó ¿No?
-Si... ¿es malo?
-No, es solo que nos cuidamos mucho de quien sabe esto. Sea como sea la mayoría son delincuentes y podrían hacernos daño si se enteran.
-Entiendo.
-Pues. Mi historia es en pocas palabras la de un chico de doce años que fue vendido por sus padres. Desde esa edad puedes enlistarte como Agente así que no hubo mucho problema en colocarme aquí- buscó en unas lianas que estaban atoradas en las paredes de lo que parecía un domo de tierra-, duré solo un año, conocí a Troy, Quentin... y cuando nos revelamos nos lanzaron a este hoyo. Después conocí a Maggie, que es como una madre para todos nosotros- sonrió-, por algo tenia que ser la más grande de todos.
-Claro- Kris sonrió de vuelta.
-Mira- cambió el tema-, las lianas nos pueden ayudar, solo necesitamos cortarlas. Si las arrancamos podemos provocar una avalancha de tierra.
-Bien, espera- Kris sacó de su bota la punta de la flecha de acero cromado.
Se la dio a Jase.
Escaló un árbol que estaba cerca y cortó lo más que pudo con la punta de la flecha.
Kris no podía imaginar que Jase solo tuviera un año más que su hermana. Era preocupante darse cuenta de en que clase de mundo vivían.
El sonido que hicieron las botas de Jase cuando saltó al suelo la sacaron de sus pensamientos.
-Listo, creo que esto será suficiente- dijo mientras juntaba todas las lianas y se las colgaba en el brazo como podía.
Jase le tendió la flecha a Kris y ella se la acomodó en la bota de nuevo.
Caminaron hasta donde estaba la fogata, ahí estaban todos reunidos, como siempre cerrándose unos con los otros.
-Conseguimos lianas, podemos entrar con eso al pasillo y podemos continuar- dijo Jase.
-Bien, si quieres escalaré por esa herrería y sujetaré las lianas para poder subir.
-Esta bien, pero hay que trenzarlas- dijo Quentin.
-Yo me encargo- se ofreció Beth.
-Yo iré a ayudarla- habló Kris.
No le gustaba hacer trabajos de chica como trenzar cosas, hubiera preferido estar con Troy que estaba a punto de escalar, pero no había pasado mucho tiempo con su hermana y considerando la situación en la que estaban, podían ser los últimos días que pasaría con ella.
Se sentaron en el árbol a la luz de la fogata y Beth comenzó a mover las manos entre las lianas. Kris tomó las más gruesas para trenzarlas por igual.
Beth no despegó la vista del trenzado pero sonrió con cierta ironía.
-¿Que pasa?- preguntó Kris.
-Nunca te he dicho o te he demostrado cuanto te quiero- contestó Beth.
Kris sonrió, en verdad siempre habían estado unidas, pero a la vez nunca lo demostraban.
-Tendremos tiempo para hacer lo que hacen normalmente las hermanas. Saldremos un día de la asquerosa montaña de los condominios e iremos de compras.
-Tal vez no sea así, tal vez ninguna de las dos salgamos- casi se le resbala una lágrima por la mejilla a Beth de solo pensar en la idea de morir ahí.
-Te prometo que saldremos de aquí... y que seremos unas hermanas normales- Kris sonrió, pero era una sonrisa artificial, solo para tranquilizar a su hermana, quien le contestó con otra sonrisa.
Kris se acercó y la abrazó, la abrazó muy fuerte pensando en que a pesar de nunca haberse dado cuenta, la quería más que a nada en el mundo.

La Trampa PerfectaWhere stories live. Discover now