La Casa de Piedra. Capítulo 8

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Subieron las escaleras. Ya había sido suficiente. Todos estaban cansados,  sin ganas de seguir. Pero ahora sabían que otra de las reglas era no vivir más de dos días dentro de una sección del palacio.
En el fondo de aquellas escaleras se escuchaba el sonido de un montón de agua cayendo. A Kris le llamó la atención saber que había después de esas escaleras de piedra.
-¿Que es esto?- preguntó Kris.
-Es una cascada artificial- dijo Troy.
Vio que su amigo aun estaba con vida, quiso abrazarlo, pero sabía que era estúpido hacerlo. No lo conocía realmente.
Prefirió caminar hasta donde estaba Quentin.
-¿No se supone que tu ya has estado millones de veces aquí,  ¿Por que no nos dijiste en donde estaba la salida?- le reclamó en voz baja para que nadie escuchara.
-Porque cuando entré por ese pasillo me di cuenta de que... es difícil de creer pero parece que las cosas se movieron desde la última vez que estuve aquí. La entrada a la casa de piedra estaba justo en el pasillo que se quebró ante nuestros pies. Es... raro.
-¿Que dices? ¿Una casa que se mueve?
-No, nunca se había movido... algo cambió cuando entramos aquí. De hecho se supone que la puerta debió haber cerrado y no debimos de haberla roto. El último chico en entrar a la sección de pierda la ultima vez que estuve aquí corrió por media casa porque el humo negro jamás se detuvo.
-¿Que demonios crees que...?
-Kris por favor solo intenta disfrutar el agua. Es la ultima vez que la veras en todo el recorrido.
Todos estaban pegados a la pared del lado contrario del que estaba Kris. El agua caía de todos lados sobre una especie de fuente.
Metió su mano en el largo chorro de agua y sintió que le ardía la piel. Se frotó las manos y en medio de la luz de un foco blanco que estaba en medio de la caída del agua pudo ver como esta se teñía de gris y rojo. Se miró las manos y los brazos. Todos llenos de rasguños, se lavó la cara, pero esta no ardió ni dolió. Sin embargo cuando levantó su pierna para lavarla sintió un ardor aun mas fuerte que el de los brazos.
Se sacó la flecha de la bota y se quitó también esta para ver que en su tobillo había una cortada del tamaño exacto de la punta de la flecha. Se le había estado encajando todo el tiempo.
Por último se mojó el cabello, se sentía tieso y sin vida. Después de mojarlo un par de veces comenzó a tener algo de movilidad, pero no la normal.
Se sentó y dejó la flecha al lado de ella.
Beth llegó con un termo plateado.
-Mira, estaban unos tres o cuatro tirados dentro del agua- dijo sonriendo-, están llenos.
-Bien, no hay que gastarla hasta que realmente la necesitemos- dijo Kris-, déjame un momento a solas ¿Si? En un momento voy hacia allá.
Beth asintió y caminó perdiéndose en el chorro de agua. Kris respiró hondo. Se sentía débil.
Metió su mano en el agua y enjuagó la herida de su tobillo de nuevo. La sangre no dejaba de salir. Se puso la bota de nuevo y se levantó con la flecha en la mano.
-Kris, estas bien- -dijo Troy y le dio un abrazo. No fue delicado, fue fuerte como si se lo estuviera dando a un hombre. Aun así fue reconfortante.
-Si, lo estoy. ¿Tu estas bien?
Troy asintió.
-Entraremos en la sección nueva del palacio y nos quedaremos a dormir en algún lado.
-Bien.
-Bueno, a movernos- dijo Quentin, levantándose de la piedra en la que estaba sentado.
Todos se levantaron y continuaron caminando por el pequeño lugar hasta una puerta de piedra tan pesada como la de la sección de tierra.
Entre todos la empujaron y la lograron abrir con pesadez.
El lugar estaba alumbrado por una luz azulada y tenue. Caminaron por un pasillo, esta vez era corto, de diez o quince metros. Llegaron a una habitación hecha de piedra. En el centro había una mesa hecha de piedras redondas como las del suelo.
-Vamos a hablar de lo que vamos a hacer- dijo Troy-, Quentin nos dirá que hay que hacer.
-Te escucho- dijo Alison apoyándose sobre la mesa.
-La sección de piedra es la más grande... es tres o cuatro veces más grande que la sección de Tierra.
-A ver ¿Como?- preguntó Esteban-, ¿Piensan que en tres días vamos a cruzar un lugar mucho más grande que el anterior?- parecía molesto.
-También hay que considerar que nos desviamos del camino en el principio. Tal vez en eso fue lo que hizo que nos demoraramos más.
-Es posible... se casi de memoria la casa, solo necesitaremos dormir un par de horas menos.
-Pues empecemos- dijo Jase.
-Espera... hay dos formas de cruzar este lugar- dijo Quentin.
-¿De qué hablas?- preguntó Esteban.
-Esta la parte larga y segura... en lo que cabe. O esta la peligrosa pero rápida...
Lo que dijo Quentin dejó en silencio la sala en la que estaban. Nadie se animó a articular algún comentario.
-Eplicate bien- dijo Alison.
-La parte larga... es por dentro de la casa, subir y subir escaleras, pasillos y demás... como venimos haciéndolo desde hace tiempo. Y la parte corta es una especie de grutas que están debajo del palacio. Solo hay que cruzarlas... pero después hay que escalar y estas piedras valla que son traicioneras.
-Joder- se escuchó en la sala, pero Kris no pudo identificar quien había sido.
-Yo voto por la parte larga. Mi esposa no se puede mover bien...
-Tu esposa ya esta muerta Esteban- gritó Alison.
-Cierra la puta boca maldita- gritó Esteban.
Su esposa estaba llorando. Era triste pero era cierto, en un momento de velocidad necesaria, Maria se quedaría atrás y moriría. Ella lo sabía. Por eso lloraba.
-Ya basta- dijo Troy interponiendose entre Esteban y Alison que cada vez estaban más cerca-, no necesitamos peleas ¿Si? Estamos perdiendo horas de sueño. ¿Alguien que haga vigilancia con Alison?
-Yo no voy a hacer vigilancia, tengo que descansa...
-Tu cállate, es un castigo.
-Yo lo haré. No tengo sueño- se ofreció Kris.
Era cierto,  tanta adrenalina la mantenía despejada. Aun sentía como su corazón palpitaba velozmente como si continuara corriendo, el simple susto de casi perder a su hermana la regresaba a su estado de nerviosismo impresionante.
-Bien, vamos a dormir. Ustedes cuenten el tiempo... solo unas tres horas- dijo Quentin.
Todos caminaron a algún lado de la sala y tanto Alison como Kris caminaron a la entrada de la sala y se recortaron en el marco de la pared.
Hubo silencio durante casi todo el tiempo, contó hasta noventa. La mitad del tiempo y aun ninguna de las dos pronunciaba ni una palabra.
-¿Que les hiciste a esos chicos?- preguntó Kris.
-No les hice nada. Solo tenia que sobrevivir y lo hice- respondió con frialdad.
-¿Que les hiciste?- su tono se alzó.
Alison suspiró.
-Técnicamente nada. Iba de camino a la primer búsqueda de una entrada, cuando nos encontramos a los torpes, llegaron un par de Agentes de Acero... como los de las calles y comenzaron a disparar...
-¿Agentes...? ¿Aquí?
-No tenían el escudo de la policía, pero eran casi idénticos,  salvo porque los de afuera son blancos y estos eran de acero... no estaban pintados.
-Pero...
-Cállate, ¿Quieres tu maldita historia? La estoy narrando.
Kris se sorprendió al ver la actitud de Alison, cerró la boca aunque en ese momento quiso golpearla hasta matarla por zorra.
-Como te decía, dispararon. Yo use a un chico de escudo, fue el primero en morir. Después uno cayó al suelo y lo usé para despistar a esa maquina. Los mexicanos corrieron, no vieron nada de lo que te acabo de decir... y al final. Solo me encargué de que no abrieran la boca.
Todo lo dijo sin siquiera hacer una expresión de remordimiento.  No sentía nada al hablar de la muerte. Un poco de su esencia le recordaba a ella.
-Fuiste una maldita. Si haces eso alguna vez... con alguno de nosotros te prometo que...
-Oh querida amiga, yo te prometo a ti, que si me veo en la obligación de matar a cualquiera de ustedes para salir de aquí... lo voy a hacer. Puedo matarte a ti, a tu gran amigo Troy, a Maggie... incluso a Elisabeth.
-Toca un cabello de mi hermana aunque sea y te voy a cortar la puta garganta.
-¡Ves! A eso me refiero... tu y yo no somos tan distintas. Tu serias capaz de arrancarle la cabeza a cualquiera de esas personas que duermen en el suelo... a mi... si llegáramos a tocar a tu hermana. Tu también quieres sobrevivir y más que eso quieres que tu hermana sobreviva. Es lo único que te hace débil y fuerte a la  vez... ese increíble amor que le tienes a tu hermana. Van a sobrevivir hasta el final aunque tengas que matar a un millón de personas antes y te apoyo en eso porque créeme... Todos tenemos una razón para querer salir de este hoyo.
-Tu no eres más que una perra egoísta ¿Que más puedes tener? Digo... yo tengo a mi hermana ¿Pero tu? Tu solo tienes una enferma ambición.
Alison se levantó de donde estaba sentada y se atrevió a hacer lo que Kris quiso hacer y no pudo. Le dio un puñetazo en la mejilla a Kris. Quien molesta se levantó para regresar el golpe.
-No te atrevas- le advirtió Alison-, tu eres la maldita perra egoísta. Todo lo que tu llamas ambición iba a parar a manos de alguien que lo necesitaba... esa persona aun depende de mi y si me matas... o dejo que alguno de esos imbéciles me mate... esa persona va a morir conmigo. Cierra tu maldita boca y no la abras si no me conoces. ¿Me entendiste?
Kris se sentó de golpe, con la ira palpitando en sus venas, pero de alguna manera lo que había dicho sonaba convincente.
-Lo siento...- se disculpó casi mordiéndose la lengua.
-Yo siento que la gente solo recuerde las cosas malas que has hecho y no las buenas.
Hubo un par de minutos en silencio hasta que llegó a los ciento ochenta.
-Hora de despertarlos- dijo Kris y se levantó.
Caminó hasta donde estaba Troy y lo movió con suavidad.
-Troy, ya es hora, completé los ciento ochenta ciclos.
-Bien, déjame despertarlos.
-Hoy llevaré  yo la maleta- dijo Kris.
-No, yo la llevo- contestó Troy.
-No insistas, yo la llevo.
-Gracias- se levantó del suelo y comenzó a hablarles para que se levantaran.
-El día de hoy tendremos que cruzar la primer planta de la sección de piedra... tal vez si tratamos a tiempos podemos llegar a la mitad de la segunda planta.
Varios asintieron con la cabeza, era un buen plan. Tenían agua y fruta para muchos días.
-Andando- dijo Quentin.
Cuando comenzaron a caminar Troy se emparejó con Beth y con Kris.
-Hey,  te puedo ayudar con un par de termos... dentro viene una mochila más pequeña... para que no cargues tanto.
-Troy en serio... no soy tan débil. Es molesto que me subestimes.
-No lo hago, solo creo que ese peso podría hacerte lenta y si alguien te ayudara...
-Esta bueno, tu lleva la fruta. Y yo llevaré  los termos dentro de la bolsa.
Se detuvieron en una pared y Kris sacó del fondo de la mochila una bolsa negra más pequeña, puso los termos dentro y se la colgó en el hombro.
De pronto en el sepulcral silencio se escuchó un estruendo enorme como el de la puerta del inicio.
-¿De dónde viene ese sonido?- preguntó Kris.
-No sé, avanza- dijo Troy y la tomó de la mano en el instante en el que una pared de dos metros de ancho se abalanzó contra ellos. El pasillo se estaba cerrando.
Kris empujó a Beth.
La pared le rasgó la espalda con una piedra puntiaguda a Troy y Kris no tuvo otro remedio más que lanzarse al otro lado de la pared.
-¡No!- gritó Beth.
La puerta casi se cerró
-Kris iremos por ti, ahora sal de ahí,  te va a aplastar- gritó Troy-, esperanos.
Kris volvió a correr para evitar la pestaña que enganchaba ambas paredes, pero una capturó su muslo haciéndola gritar. Logró impulsarse con su pierna y liberarse, pero en su pierna había mucha sangre. Gritó y al final simplemente se dejó caer al suelo y dijo en voz baja:
-Claro que los esperaré- aunque no fue en un tono muy esperanzador.

La Trampa PerfectaWhere stories live. Discover now