Capítulo 7

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Antes de empezar perdón por no haber subido capítulo el lunes, pero tuve algunos problemas :c pero ya estoy de regreso y la siguiente semana subo el lunes como siempre.
Y también les aviso que esto se extenderá para una segunda parte :D
Disfruten el capítulo.
-Bien, tenemos cinco horas para irnos, casi seis- dijo Troy.
-Nunca imaginé que diría esto pero: tendremos que dividirnos.
-Ni loca- dijo Alison-, no me voy a arriesgar a perderme.
-Tu cállate- gritó Quentin.
Era un momento de mucha tensión, los iban a asesinar si no dejaban la casa de tierra. Era en ese momento o nunca, pero no podían avanzar con María aun herida.
-Déjenlo, vallan, yo me quedaré con mi esposa- dijo Esteban sin rastro de esperanzas.
-No, nadie va a morir o se va a quedar atrás. Saldremos todos juntos... solo faltan tres casas.
-Háganle caso a Esteban, vamonos, ella solo nos atrasará- intervino Alison.
-Tu no vas a opinar nada, ¿Me escuchaste?
Kris nunca había escuchado a Troy hablar de esa manera y con ese volumen de voz.
-Hay que hacerle caso a Troy, debemos separarnos. Que alguien cuide de María y que otros vallan a buscar la salida para ahorrar tiempo.
-Bien- dijo Quentin.
-Beth, Esteban y Maggie, los necesitamos más aqui- dijo Quentin- Alison, Troy, Jase y tú- señaló a Kris-, iremos juntos a revisar.
-Vamos, corran- gritó Troy y todos fueron detrás de él. La última era Alison.
-La entrada debe estar aqui- dijo Troy-, vamos hacia arriba.
-Bien, hay que buscar una entrada, en alguno de los pasillos principales debe haber una- dijo Kris.
Kris corrió al fondo de uno de los pasillos y golpeó las paredes intentando encontrar alguna pared hueca. Ninguna sonó de esa manera.
Alison entró a uno de los cuartos, estaba harta de lo subestimada que la tenían. Buscaría lo que fuera, un arma o una salida. Nadie entendía que ella como todos, quería salir de ahí con vida.
Revisó el los burós y debajo de la cama. No había nada. Caminó hasta el enorme armario.
-Ay dios- exclamó al encontrar algo que la dejó satisfecha con su búsqueda.

-Revisemos ese pie- dijo Beth intentando no asustar a María.
Abrió la bota y dejó entrever un pie inflamado con una coloración verdosa.
-Estará bien, solo estas torcida- le sonrió Beth.
-Gracias, déjeme recuperarme unos momentos y podremos continuar- habló María.
-Espero que podamos llegar a casa con nuestros hijos- le dijo Maria a Esteban.
-Lo haremos- le sonrió y le dio un beso.
Beth supo en ese momento que todos tenían una razón para salir de ahí. Todos tenían una historia más allá de ese terrible lugar en el que estaban. Sintió cierta tristeza al escuchar esas palabras salir de los labios de Maria.
Jase llegó corriendo en ese momento, estaba agitado y en medio de gemidos de cansancio habló:
-Encontramos algo, parece ser la salida.
-Gracias al cielo- dijo Maggie que estaba sentada al lado del borde frente a María.
-Los esperamos aqui- dijo Beth.
-Quedan cuatro horas restantes- el eco de la voz proveniente de las bocinas se expandió por todo el lugar.
-Demonios, tendremos que darnos prisa- dijo Jase antes de correr de regreso a donde estaban los demás.
-¿como la vamos a abrir?- preguntó Kris.
-Dijeron que barrerán el lugar con gas, no podemos romper el vidrio- habló Kris.
-¿Cortarlo?- Alison aportó la idea.
-El gas tiende a subir, hay que abrir el vidrio desde abajo- dijo Jase.
-O solo quiten la soldadura. Así podremos cerrar la puerta de nuevo.
-¿Pero como demonios conseguiremos algo para quitar la soldadura- Troy ya estaba sumamente nervioso.
-Debe haber algo en la parte de abajo de la casa... un sótano o algo que no hayamos visto- dijo Alison.
-Bien, vallan tu y Kris a revisar
-Quedan tres horas restantes- dijo el altavoz.
¿como era posible que el tiempo corriera tan rápido? en medio de una discusión ya se había evaporado una hora mas. El tiempo se escurría como agua.
Kris corrió al lado de Alison hasta las escaleras. Las bajaron y entraron a la cocina.
-Bien, busquemos una llave o una puerta o algo- dijo Kris
Rebuscó en los muebles pero solo eran repisas vacías y llenas de polvo.
-Tengo una corazonada- dijo Alison.
Corrió con Kris a sus espaldas hasta llegar de nuevo al centro de la casa. Miró detenidamente el diseño circular del suelo, lo miró una y otra vez hasta que un chispazo le encendió la mente.
-Es una alfombra, plástica, o algo por el estilo, pero no es el suelo realmente- dijo Alison satisfecha por lo que había encontrado.
Levantó la alfombra con una facilidad impresionante, parecía ser algún tipo de ceda o tela fina.
-Comienzas a agradarme- dijo Kris.
-Me siento halagada- contestó Alison y caminó hasta una puerta que estaba en medio de lo que antes era el diseño del suelo.
Kris levantó con la yema de los dedos la puerta y en medio de un sonido agudo y molesto se abrió por completo.
-No hay escalera- dijo Alison.
-Tendremos que saltar- contestó Kris con una sorprendente normalidad.
Estaba claro que debía acostumbrarse a estar en un lugar así, el ver por la entrada hizo que le diera vértigo, pero no lo pensó dos veces y se lanzó.
Sintió un ligero vacío y después el dolor de sus piernas por caer mal. Se le vencieron y se cayó al suelo sobre su hombro.
Alison saltó con más gracia. Se bajó lentamente aferrándose de la entrada con las manos y cuando se estiró lo más que pudo, se dejó caer el par de metros que le faltaban. Cayó sentada pero pareció no dolerle.
-Espera- le pidió Alison-, Perdí mi liga para cabello.
Se recargó sobre la pared y le quitó la agujeta a una de sus botas.
-No hay tiempo, y se te van a caer las botas.
-No, son de cierre, esto solo es una especie de adorno, tu tranquila. Quedan mínimo un par de horas.
-Quedan dos horas restantes- habló el altavoz.
-Ves, te lo dije- terminó de ponerse el cordón, dejando entrever de nuevo su larga coleta que le llegaba hasta la espalda baja.
-Tenemos que seguir- dijo Kris.
Comenzó a trotar por el pasillo, parecía una especie de alcantarillado seco y lleno de tierra.
De alguna manera, Kris se sintió apenada con su situación. Nunca se peinaba, tenía suerte de tener un cabello difícil de enredar. Tal vez saliendo de ese lugar tuviera oportunidad de arreglarse el cabello. Cualquier idea, aunque fuera ridícula, servía para mantenerla con deseos de escapar.
En el fondo del lugar se escuchó un grito de horror. Era el grito de una chica.
-¿Que es eso?- preguntó Kris.
-Vamos a ver, el grito viene de por aqui- dijo Alison.
Cuando Kris dio la vuelta se encontró con una chica sin ambas piernas. Había demasiada sangre en el suelo. Sangre casi negra.
-Ayudame- le pidió la chica a Kris.
-Dios mio, Alison ven aqui- gritó Kris. Si bien era fría en el aspecto de la violencia, eso le había provocado cierta aberración.
-¿Que...?
-Tu... maldita perra. Tu eres la culpable de esto- gritó la chica como pudo, intentando arrastrarse por el suelo para llegar a ella-. Tu mataste a todos y me dejaste aquí. Perra. Ojalá y no salgas viva de aquí...
Alison tomó la flecha de la bota de Kris y se la clavó en La espalda a la chica, la cual perdió movilidad y dejó caer su pecho sobre el charco de sangre que se estaba formando a su al rededor, el cual no era muy grande debido a que ya había perdido bastante sangre por las heridas de sus piernas.
Kris apartó la mirada. Después de un momento viendo lo que acababa de pasar, ese miedo que sentía desapareció. Se giró sobre sus talones con frialdad y comenzó a caminar.
-Me debes una explicacion- dijo un tanto molesta sin voltear se ver a Alison, que le estaba desenterrando la flecha a la chica con dificultad.
-Si, prometo dartela, pero solo hasta que encontremos algo- dijo Alison.
Ambas se comportaron normal; como si una no hubiera matado a una chica, y la otra como si no hubiera visto todo eso.
-Dame la flecha- se detuvo Kris y miró de frente a Alison-, estoy segura de que también serías capaz de matarme a mi.
Alison respiró hondo. Apretó más fuerte en su mano la flecha que aún chorreaba de sangre y la levantó.
-Si, entiendo tu desconfianza- limpió la punta con su chaleco y le devolvió la flecha de manera altanera-, ahora vamonos.
Kris metió la flecha de nuevo dentro de su bota y continuaron caminando.
-El camino es recto y solo nos lleva en una dirección- dijo Alison.
Kris no quiso pensar en preguntarle algo sobre lo que había dicho la chica al morir. No podían pelearse en ese instante, tenían que continuar juntas. Kris sabía que sin ella no podría salir de ahí.
Llegaron a una especie de bodega llena de polvo y cajas vacías. Las lanzaron sin trabajo unas contra otras para detectar si había alguna con algo que les ayudara.
-Mira una mochila- gritó Alison, que tomó la mochila negra, parecida a las que se llevan a los campamentos; grande y de color negro.
Abrió la bolsa cuando Kris estaba a su lado. No había nada, salvo por un trozo de tela negra.
-Esto no nos servirá para nada, Demonios- exclamó y lanzó la mochila contra el suelo levantando algo de polvo.
-Servirá de algo... por lo menos la mochila. Podremos llevar algo de la fruta del jardín- propuso Kris.
-Buena idea, ahora vamonos de aquí- Alison caminó con la mochila al hombro y Kris la siguió.
-Queda una hora restante. A partir de este momento se informará cada que pasen quince segundos- la voz se cortó.
Kris sacó la flecha de su bota al tiempo que comenzaba a trotar al ritmo de Alison. Tal vez en esa hora se les ocurriera liberar a todos los monstruos que se les ocurriera a los retorcidos que los puso ahí.
Trotaron hasta ver la entrada por la que habían bajado.
-¿Como vamos a subir?- preguntó Kris.
-No seas ingenua, es muy alto, ni ayudándonos entre las dos vamos a poder subir.
-Quedan cuarenta y cinco minutos restantes.
-Solo nos estamos atrasando, muévete- ordenó Alison y siguió trotando por el largo pasillo. Dobló a la derecha.
-¿Que hacemos?- preguntó Kris.
-Se como llegar por otro lado, tu avanza- siguió trotando, no se detuvo para explicarle.
Subieron unas escaleras que daban a un pasillo más oscuro. Abrió una puerta y llegaron a un pasillo. Al fondo de este se podía ver más luz. Kris estaba segura de que la luz provenía del enorme salón redondo en el que estaban los demás.
-Treinta minutos.
Los últimos pasos fueron más rápidos. Llegaron a las escaleras principales de la casa.
-Corre, tu ve por Maggie y por los demás, yo iré a ayudar en lo que pueda- dijo Alison.
-Bien.
Separaron sus caminos y Kris llegó al pasillo roto donde estaba su hermana.
-Estas bien- dijo Beth levantándose del suelo y dándole un fuerte abrazo.
-Lo estoy- sonrió y se separó de su hermana-, ahora necesito que todos vallan con Troy. Yo me quedaré con mi hermana un momento- explicó Kris.
-Vamos tu puedes amor- le dijo Esteban a Maria mientras la ayudaba a levantarse.
Entre Maggie y Esteban levantaron a la mujer herida y se la llevaron hombro con hombro.
-Necesito que me hagas un favor- pidió Kris-, ve por fruta al jardín. Tu lo harás más rápido que yo. Conseguimos una mochila en donde podemos meter todo lo que encontremos, baja y yo ahora mismo voy por la mochila- dijo Kris.
-Bien, corre, yo puedo bajar sola- dijo Beth y tomó la cuerda hecha con lianas.
Kris corrió lo más rápido que pudo por el pasillo hasta donde estaban el resto.
-Quince minutos restantes.
La voz proveniente de las esquinas de la casa la pusieron más nerviosa.
-Alison, la mochila- gritó Kris desde la entrada de la habitación.
Alison le lanzó la mochila y Kris la atrapó, asintió con la cabeza y regresó corriendo con su hermana.
-Toma- gritó cuando ya estuvo en el pasillo y le lanzó la mochila.
Beth metió todo lo que había encontrado a esta. La mayoría eran manzanas rojas, pero también habían naranjas y duraznos.
Beth se puso la mochila y se agarró de la liana.
-Quedan sesenta segundos.
-Corre- exclamó Kris.
Su hermana escaló con velocidad y astucia hasta que su hermana la pudo tomar del brazo.
-Quedan treinta segundos.
Kris la levantó del brazo y comenzaron a correr.
-Veinte segundos.
Diecinueve
Dieciocho
Diecisiete
Dieciséis
Quince
Corrieron los más rápido que pudieron. El humo salía de las maderas del piso de abajo, tomando forma de enormes sombras negras que casi rosaban sus pies.
Diez
Nueve
Ocho
Su hermana puede morir aun, pensó Kris.
Llegaron a la habitación
Tres... Dos... Uno.
Una sombra parecía intentar arrebatarle a su hermana, que la soltó de la mano por un segundo, pero Kris se aferró a ella y tiró de ella con fuerza.
Ambas cayeron sobre una escalera de piedra de color gris oscuro.
La sombra pareció enfurecer, se lanzó sobre ellas. Kris gritó, pero al llegar a la entrada hecha de piedra el gas negro se disipó.
No pudo entrar pero ellas si, y escucharon una voz, pero esta vez la voz de un hombre que Kris había escuchado en algún otro lado... tal vez en la misma cárcel.
-Nivel superado chicos- se rio como si se tratara de un juego enfermizo.

La Trampa PerfectaWhere stories live. Discover now