Capítulo 42: Perdón

1.1K 82 9
                                    

No pude irme, una parte mía me obligaba a quedarme aunque sea afuera, sentada, por miedo quizás o porque me hubiera encantado que ella reaccione mejor a mi presencia.

Otro día más que no abrí el estudio, ojalá pudiera decir que fue porque me quedé a su lado pero no, apenas llegaron Mirtha y Carlos me fui. Pasé por el súper que está enfrente de mi edificio y compré dos birras y papás fritas.

Me tiro en la cama, destapo una y la acompaño con papas. Me largo a llorar, fuerte, cada vez con más intensidad. Destapo la otra, sigo llorando y me duele la cabeza. No conforme con el alcohol ingerido, vuelvo a cruzar al supermercado y me traigo otras dos botellas más. Las tomo, hasta la última gota, hasta la espuma. Ya no tengo dolor de cabeza, mis movimientos se entorpecen, me acuesto, se mueve todo, tengo náuseas, necesito dejar de llorar.

Me desperté a la madrugada, sin entender nada, me dolía la cabeza, el estómago y sentía náuseas. Dormí todo el día. Agarré el celular y tenía 2 mensajes de 1 chat. Los respondí.

No pude volver a pegar un ojo, me quedé en la cama pero dí mil vueltas, ya no encontraba una posición cómoda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No pude volver a pegar un ojo, me quedé en la cama pero dí mil vueltas, ya no encontraba una posición cómoda. Me levanté, me duché y me tomé una buscapina para luego volverme a la cama. Tampoco pude dormirme.

Faltaba muy poco para el amanecer, decidí vestirme, arreglar un poco mi cara e ir al sanatorio.

No puedo no venir, la extraño, tampoco puedo hacer vida normal sabiendo que está acá. Recién empieza a amanecer y yo me encuentro frente la puerta de su habitación, la abro suavemente con el fin de espiarla. Me ve, creí que estaba durmiendo.

- ¿No te enseñaron a golpear?- dijo cortante.
- Perdón Mica, creí que estabas durmiendo, permiso.- entré y cerré la puerta.
- ¿Otra vez acá?- volvió a hablar con el mismo tono.
- ¿Podemos hablar sin discutir o gritar?- asintió.- ¿por qué me tratas así?- se quedó pensando.
- Te fuiste.
- Me dijiste que me vaya.
- Y vos te fuiste.
- Mica, ¿vos te das cuenta de lo que me estás diciendo? ¿recordas lo cambiante que fue tu actitud?
- No me mientas más.- se largó a llorar.
- ¿Que decís?- me acerqué y agarré su mano.
- No me digas que me vas a ayudar o que no estoy sola porque es mentira.
- No es mentira, estoy acá.
- Estás acá porque no soportas que por haberte ido yo esté así.
- ¿Me estás culpando? Me echaste Mica, ¿qué querías que hiciera?¿Que me quede para que me trates mal? Yo ya no tenía nada que hacer ahí.- las lágrimas me traicionaron y empezaron a caer.- ¿Te pensas que fue fácil para mí? Vos no sos la única que se sintió mal, con tu criterio, yo también podría decir que me mentiste porque cuando me echaste no te importó si dormí en la calle, en el estudio o el pasillo de mi casa.
- No te mentí, te podías quedar.
- ¿Ah sí?¿Me ibas a tratar bien? No me digas que ahora yo decidí irme y por eso es mi culpa que estés acá.

Varios golpes en la puerta interrumpieron nuestra conversación. La enfermera ingresó a la habitación y nos pidió que bajáramos el volumen o tratáramos de no gritar. En cuanto se fue retomé la charla.

El Viaje (Barbica) #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora