Uriel: Día Nueve

16 1 0
                                    

Llegamos al hospital tan rápido como pudimos, al final Edvin había decidido seguirme desde el bar y realmente se lo agradezco, en ése momento era un manojo de nervios e ira, si no se hubiera ofrecido a manejar seguramente hubiera llegado al hospital en ambulancia. Cuando llegamos me acerqué al mostrador lo más rápido que puede.

- Buenas noches señorita -dije para llamar la atención de la encargada.

- Buenas noches

- ¿Se encuentra internada una niña como de 15 años? Su nombre es Alessa Green.

- Veamos... Alessa... Green... -repitió al mismo tiempo que tecleaba en su computadora- ¡ah! Sí, aquí está -un sentimiento de preocupación invadió mi cuerpo.

- ¿Puedo verla?

- hmmm... lo siento pero justo ahora no puede pasar.

- ¿Qué? ¿Porque?

- Está en cuidados intensivos, está muy delicada. ¿Es usted familiar suyo?

- Sí, soy su padre.

- Okay, lo pondré como referencia para que el doctor le diga cuando pueda verla.

- Muchas gracias señorita -forze una sonrisa y regresé con Edvin. A pesar de el tono neutral de la encargada la preocupación me seguía comiendo por dentro.

- ¿Qué pasó? ¿Está bien Alessa? -preguntó Ed cuando me acerqué.

- Dicen que está delicada... -era la enésima vez que tallaba mi rostro esa noche- si no la hubiera dejado ir con ella...

- Tranquilizate, no había forma de que pudieras saberlo -apoyo su mano en mi hombro como dándome fuerzas- se va a recuperar, ya lo verás -añadió. Sabía que sólo lo decía para animarme pero aún así asentí pues agradecía el gesto- por ahora dejame hacer una llamada -trataba de ocultarlo pero era más que obvio que iba a llamar a Katarina, su esposa, para que viera cómo estaba Erika. No pensaba reprocharselo, después de todo yo no quería saber nada de ella.

Así pasaron las horas, estuve sentado en la sala de espera aguardando por alguien que me diera razón de Alessa. Decidí escribir un mensaje para Tirsa:

Pasó algo grave y necesito que canceles todas las citas de esta semana, después te explico.

Con una lentitud endemoniada pasaron los minutos que más tarde se hicieron horas mismas que eventualmente trajeron el crepúsculo de un nuevo día. Finalmente un médico salió de un par de puertas.

- ¿Señor Green? -dijo con voz firme para que se escuchara por la sala.

- ¡Soy yo! -me levanté rápidamente.

- ¡ah! Escuche, su hija ya se encuentra estable y justo ahora está descansando, si gusta puede pasar a verla pero necesito que llene estas formas y traiga de su casa algunos objetos para su paciente como mudas de ropa y cosas así.

- Está bien doctor, gracias -el médico regresó por donde vino y yo me acerqué a Edvin que se encontraba cabeceando en un asiento- oye, necesito un favor.

- ¿eh? Claro, ¿qué pasa?

- Ya me dijeron que puedo pasar a ver a Alessa y se que más tarde vas a ir por Kat para que vea a Erika, entonces necesito que cuando regreses te quedes a cuidar a Alessa mientras voy a casa por algunas cosas.

- Está bien, no te preocupes -dijo con una sonrisa. Llené la forma tan rápido como pude y se la entregué a la recepcionista, acto seguido me indicó dónde se encontraba la habitación de Alessa. Sin demorar un segundo más me aventure por los pasillos del hospital hasta que di con la dichosa habitación.

Cuentos de Princesas [Terminado]Where stories live. Discover now