Erika: Día Siete

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"Demonios, ya es tarde..."
Pensé mientras miraba el reloj en mi muñeca, el tráfico no ayudaba, aunque de todas formas Alessa no era de las que solían salir temprano de la escuela. O por lo menos no lo había hecho las últimas tres veces que intenté recogerla, por un lado me alegra, después de todo es precavida y no acepta viajes de "extraños". Aunque por otro lado puede que eso que yo confundía con precaución fuera realmente odio hacia mi, cosa que de alguna forma encontraba razonable mas no por eso menos dañina hacia mis sentimientos.

Después de todo yo era su madre, y lo quisiera o no, debería confiar en mi ¿o no? Bueno, a decir verdad, supongo que diez años de abandono no son lo que una madre responsable haría. Comienzo a sonar como Uriel pero creo que tiene razón, aunque realmente fue si no hubiera sido por ella, si no hubiera sido por su dichosa...

"¡¡¡Con un demonio!!!" Grito dentro de mi auto y toco el claxon, el es****do conductor de adelante se quedó parado y la luz había cambiado desde hace un rato. Finalmente se mueve y consigo salir del embotellamiento, la escuela de Alessa no queda muy lejos por lo que debería llegar más o menos a tiempo.

Finalmente llego a la escuela y me estaciono en un lugar visible, salgo y me recargo en el cofre por si esta vez decide querer hablar, por fin la veo saliendo del edificio. Viene otra vez con su amigo ¿cómo dijo que se llamaba? ¿Hortencio? No lo recuerdo bien, pero creo que ya notó mi presencia. De pronto se aferró a él como si quisiera usarlo de escudo... me trae tantos recuerdos...

Fue en el primer año de preparatoria, aunque recuerdo haberlo visto desde hace mucho tiempo antes, él era un chico normal, no era el más guapo pero a más de una nos tenía atrapadas en su encanto. Su sonrisa, su cabello, incluso su ropa, lo tenía todo desarreglado en perfecta sincronía con su tranquila personalidad.

Yo por mi parte y por presión de mis padres era un poco más seria, estudiosa, prácticamente el tipo de chica tímida que pasa desapercibida para el mundo. En ése entonces tenía miedo de hablar con él, "seguramente no soy su tipo" pensaba, hasta que un día...

- Buenas noches señor Green -dijo el profesor con un toque sarcástico al verlo llegar por la puerta.

- Lo siento -contestó jadeando- se paró el tren y bueno, fue todo un caos ¿Puedo pasar?

- Está bien -dijo el profesor sin darle importancia- consiga una pareja y que le explique que es lo que vamos a hacer

Él agradeció e inmediatamente comenzó a escanear con la mirada el salón en busca de alguien con quién trabajar. No se si fue por obra del destino pero justamente ese día mi amiga había faltado y me encontraba sola y particularmente apartada del resto, supongo que por eso fijó la vista en mí. Sonrió y yo me sonroje para inmediatamente desviar la mirada, sin ninguna invitación se acercó a mí:

- Hola, ¿estás sola? ¿Puedo trabajar contigo?

- Emmm... sí... si quieres -contesté con una temerosa voz entrecortada.

- Menos mal -respondió- ya de por sí voy terrible en esta materia como para perder otro sello.

- S-si quieres... -dije con una voz apenas perceptible.

- ¿eh? ¿Dijiste algo?

- Digo que si quieres... -repetí con un tono más fuerte- si quieres... yo puedo ayudarte...

- ¿En serio? De verdad te lo agradecería un montón -dijo con un tono emocionado- por cierto, me llamo Uriel y tú eres Erika si mal no recuerdo -sentí como mi estómago se revolvia al escuchar que el chico que me gustaba conocía mi nombre, asentí para confirmarlo y él me contestó con una sonrisa. Aquella fue la primera vez que hablé con Uriel, la persona que tiempo después formaría una parte importante de mi vida, aunque no de la misma forma y no como realmente me hubiera gustado...

Cuentos de Princesas [Terminado]Where stories live. Discover now