Erika: Día Cero

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- ¡Cuéntame un cuento! ¡Cuéntame un cuento! -Escuchaba desde la habitación contigua mientras terminaba de cerrar la maleta frente a mi, un par de lágrimas resbalaron por mis mejillas. Entré al baño y me vi al espejo, sin duda no era la mejor cara que tenía, pero iba perfecto con lo que estaba a punto de hacer.

Me lave la cara para ocultar las lágrimas y cerré los ojos un momento para darme fuerzas a mí misma:

- ¿Qué cuento quieres que te cuente? -Preguntó una voz ahora mayor y masculina comparada con la anterior.
Sabía que historia pediría, después de todo era mi hija, también sabía que él no se la negaría, después de todo también era suya, pero el simple hecho de escuchar ese cuento provocaba un terrible malestar en mi. Con pasos lentos como quien no quiere llegar a su destino, caminé hacia la entrada de la habitación de la niña, sabía que no debía interrumpir, así que me quedé en el marco cruzada de brazos intentando ocultar la rabia y tristeza que me carcomian por dentro. Él inmediatamente notó mi presencia pero eso no detuvo su relato, ella sólo lo veía fascinada escuchando cada detalle que salía de su boca, sin duda la ilusión que le causaba ése cuento y en particular "La Princesa Anarox" era tan grande que seguramente se vería desde la luna, era más que obvio que la admiraba, que era su heroína... si tan sólo su heroína no fuera más que un cuento para niños...

Él lo negaba siempre que le preguntaba, de una u otra forma me evadia, haciendo que mi frustración aumentara cada vez más. Sinceramente, dirá lo que quiera, pero ambos sabemos que esa historia no apareció un día en su mente como cualquier cosa, sino que en realidad es un recuerdo adornado, poniendo en un altar a una persona que amó y seguramente sigue amando más que a mi...

Pero en fin, ni siquiera estaba segura de lo que estaba haciendo esa noche, mucho menos de lo que él sentía hacia mí.

Finalmente terminó la historia, se despidió de ella y apagó la luz antes de entre cerrar la puerta:

- ¿Otra vez esa historia? -pregunté intentando sonar lo más tranquila posible.

- ¿Qué tiene? A ella le gusta -contestó despreocupadamente, como siempre.

- No tendría nada si tan sólo supiera que la princesa a la que ama "Darkuri" fuera yo.

- Vamos Erika, ya habíamos hablado de esto ES SÓLO UN CUENTO.

- Un cuento basado en hechos reales.

- Mira, estoy muy cansado ya hablaremos después -él se volteó y comenzó a caminar hacia la alcoba

- Sólo dime una cosa -solté finalmente, conteniendo las lágrimas de rabia que rogaban por salir en ese momento- sólo dime si alguna vez me amaste una pequeña parte de lo que la amaste a ella -sin duda sabía la respuesta, pero una parte de mi no estaba segura, o al menos eso quería pensar...

- Sinceramente... -dijo seguido de un suspiro- ... no creo que te guste esa respuesta...

Para algunos, cuyo corazón seguramente también fue lastimado, seguramente podrán imaginar el dolor asfixiante que sentí en mi pecho al escuchar esas palabras; para los demás, bueno, simplemente no podría describirlo.

Bajé la mirada y cerré los puños de coraje, sólo quedaba una cosa que podía hacer y que ahora estaba completamente segura de que era lo necesario. Entré con paso veloz a nuestra habitación y tomé mis cosas anteriormente empacadas, salí tan rápido como pude y pasé detrás de él:

- ¿A dónde vas? -escuché mientras caminaba hacia las escaleras.

- Sinceramente... no creo que te guste esa respuesta -contesté sin detenerme un segundo. Supongo que habrá tardado en entenderlo puesto que cuando lo escuché bajando las escaleras yo ya me encontraba a medio camino hacia la puerta, al salir las frías gotas de lluvia me fueron indiferentes puesto que en mi corazón hacía mucho más frío, arranque el auto y seguí derecho sin mirar atrás.

No estoy segura de cuanto conduje, muchos pensamientos galopaban mi mente dando vueltas como locos, me detuve en el primer hotel más o menos decente que encontré y rente una habitación, al llegar a ella no hice más que arrojar mis maletas a un lado, tirarme en la cama y ahogar los sentimientos reprimidos en la almohada hasta quedarme dormida...

Ése día en particular lloré como una niña pequeña, y de lo que más me arrepiento, es abandonar a mi niña pequeña.

Cuentos de Princesas [Terminado]Where stories live. Discover now