Capítulo 14: Rostro impreso en una fotografía

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La oscuridad ya se abría paso en la inmensidad del cielo, mis ojos divagando hasta toparse con el reloj de muñeca de Harry, las once de la noche y aún permanecíamos en aquel restaurante, nuestros traseros perezosamente pegados a las cómodas sillas.

Mis pies tomaron finalmente el control, mi voluntad de hierro hizo de su presencia una evidencia cuando al fin me dispuse a tomar el control

“Harry deberíamos volver a casa” sus labios formando una triste sonrisa, mientras que su cuerpo se alzaba frente a mí. Una vez más su altura intimidó a mi persona.

Caminamos en silencio hasta el voluminoso vehículo que se había encargado de cargarnos hasta aquel extraño lugar. El rubor aún presente                 en mis mejillas tras aquella serenata de risas con mi primo. Luna llena enmarcada en el perfecto cuadro del horizonte.

“Gracias” las palabras huyeron de mi boca en un ligero susurro, arrepentimiento reflejado en mis rosadas mejillas intentando ocultar su vergüenza tras los mechones de cabello

“¿Por qué?” la duda evidente en aquella mueca torcida

“Por...por todo, por esta noche” una leve sonrisa iluminando su rostro, mis ojos divagando tímidamente por mis manos, desviando su rumbo hacia el hermoso rostro de Harry cuando la atención de este estaba fija en la carretera.

La idea de revelarle el secreto a Harry rondando sobre mi cabeza, la necesidad de colgarme de su perfecto cuello persistente, el silencio dando a mi mente la oportunidad de evadirse en un sinfín de pensamientos, pensamientos que por una vez prefería evitar

“Sabes, no hicimos las paces” admití tímidamente, en un intento por sacar tema de conversación

“¿Qué?” incredulidad reflejada en su ceño, ligeramente fruncido

“Dan y yo, no hicimos las paces” El silencio inundando su respuesta, como esperaba

“Eres bastante cerrado” puntualicé esforzándome por captar su, aparentemente ausente, atención.

“Me cuesta bastante apreciarte, las palabras de afecto no salen de mi como el pan de cada día” aclaró. Su semblante ahora manchado de frialdad, evitar aquella faceta de Harry ahora se había convertido en mi principal ocupación

“Juguemos a una cosa” la mirada de Harry desviada breves segundos de la carretera para mirarme fijamente, reconocí el lugar mientras que sus ojos me examinaban, ya habíamos llegado.

El coche quedó aparcado a escasos centímetros de la puerta principal que ahora se abría frente a nosotros, el cuerpo de Harry se retiró hacia un lado para permitirme pasar como de costumbre.

Una risa floja atravesó mi garganta divertida manifestando mis pensamientos

“¿Qué?” una vez más Harry me miró confundido, ajeno a mis pensamientos.

“Nada” me apresuré en dar una respuesta más reconfortante, mi atorada mente formuló breves segundos hasta finalmente encontrar una escusa apropiada “Cosas de chicas” un leve asentimiento por parte de Harry que ahora recorría el salón en busca de un buen lugar para dejar reposar su chaqueta. El verdadero significado de mi silencio era sencillo, no era un pensamiento para exponer en público, al menos frente a aquel público, simplemente por un momento mi mente había decidido torturarme con la estúpida idea de compararnos con un matrimonio.

“Bueno, ¿listo para jugar?” un suspiró ahogado inundando su respuesta, observé su semblante detenidamente, pese a todo, aún lucía aquel aire siniestro y duro que acostumbraba a inundar su fachada, esa seriedad impropia de un chico de 18. Sus ojos claros, faltos de sentimientos a pesar de todo, su perfecta armonía carecía de alegría alguna, de ese típico comportamiento adolescente, pero no era solo eso lo que hacía a las personas estremecerse frente a su presencia, era ese aura sombría que llevaba consigo, esa expresión siniestra que estaba muy por detrás del verdadero Harry

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