Capítulo III - La chica

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Salí del gran salón donde Snoke se encontraba, su holograma desintegrándose con cada paso que daba.

Me dirigí a mi habitación (o a mi piso de habitaciones, mejor dicho), necesitaba un momento para meditar.

Tú, maestro de los Caballeros de Ren, jamás has enfrentado un reto igual.

Sabía lo que tenía que hacer: matar a Han Solo.

Las lágrimas caían por mis mejillas mientras ingresaba el código para una de mis habitaciones. Entré y me quité el casco. Enjugué las lágrimas con mi mano, y me senté en la cama.

Sostuve mi cabeza entre mis manos.

-Ben, vuelve a casa. - se escuchó en algún lugar de mi cabeza.

Era mamá.

-Es muy tarde. - contesté.

-No lo es. Aún hay luz en ti, puedo sentirlo.

-Me temo que no puedo hacer nada para ayudarte. No hay nada que me pueda salvar.

-Te extrañamos Ben.

-Eso no importa ahora. Mi dolor me vuelve más fuerte.

-No tiene que ser así, Ben. Te amamos.

Guardé silencio unos segundos.

-Adiós.

Y cerré mi mente.

Cuando me di cuenta, había más lágrimas saliendo de mis ojos.

No seré lo suficientemente fuerte.

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Rey.

Ahí estaba, tan cercana y tan lejana a la vez.

Estaba en una misión con el tío Luke; nuestra encomienda era desmantelar un segmento de lo que se convertiría en la Primera Orden.

Viajamos en un A-Wing, dos ocupantes. Se encontraban en el sistema geonosiano, por lo que el viaje fue largo.

Llegamos, ya esperaban por nosotros. Ahí se encontraban separatistas de la Nueva República, usuarios del Lado Oscuro de la Fuerza; inconformes simpatizantes del Imperio.

Unas cuantas palabras y pocos segundos después, ya estaban muertos.

Sin explicaciones, sin remordimiento, sin culpa.

Muertos.

Luke sabía que una de esas personas era hija de Obi Wan Kenobi... Y no le importó.

Pronto se escuchó un llanto que venía de una compuerta.

Rompí el cerrojo, ahí había una niña, de no más de 7 años.

Rey.

El tío Luke sintió la Fuerza con ella, y la llevamos con nosotros, antes borrando su memoria.

Desde entonces, la forma Jedi no me pareció tan correcta.

Ella quedó sola a expensas de una encomienda.

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-Ven a casa, te extrañamos.

-Ya es tarde.

-No lo es.

-Sé lo que tengo que hacer pero no sé si tengo la fuerza para hacerlo. ¿Me ayudarías?

Forgive me, I feel it again.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant