Memorias I - La Base

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El viaje tardó más de lo que preví: el lugar que me había señalado aquella voz no aparecía por ningún lado en las rutas cartográficas, así que tuve que ingeniármelas para no perderme.

Rey estaba dormida sobre mi hombro. El X-Wing era demasiado angosto para que los dos pudiésemos estar cómodos.

Puse el piloto automático algunos momentos, para poder poderla en una mejor posición. La tomé entre mis brazos, con cuidado de no despertarla. Puse su cabeza en mi pecho, y sus piernas en mi regazo.

Estás próximo a llegar, joven Kylo Ren. La Primera Orden espera con ansias tu llegada.

Me quedé en silencio algunos segundos.
¿Realmente estaré haciendo lo correcto?
¿Qué pasaría con mamá? ¿Estaría decepcionada de mí?

Agh, a quién le importa. Por algo me mandó con el ridículo de mi tío. No me quería cerca de ella.

Mi enojo creció un poco, y apagué el piloto automático de un golpe.

Pocos minutos después, avisé un planeta de aspecto helado a varios kilometros de mi posición. Sobre él existían algunas estructuras de metal negro, las cuales lo rodeaban.

—Debe ser aquí. - murmuré para mis adentros.

Transporte no identificado, inicie protocolo.

El sonido del transmisor me asustó. ¿Qué clase de protocolo debería usar aquí? Ojalá C-3PO estuviera aquí.

Me reí. Quién diría que alguien alguna vez desearía que aquel tonto droide estuviera ahí.

Tomé el auricular y traté de decir las palabras adecuadas.

—S-soy Be... Ky-ylo... Kylo Ren. - dije un tanto nervioso.

Al otro lado de la comunicación se escuchó un vacío.

Adelante, Hangar 32. Entrada autorizada.

Ya esperaban por mí.

Algunos minutos después ya me encontraba en el hangar. Una clase de vestíbulo de color negro aguardaba por mí.

Cargué a Rey, pero ella despertó. Salí del X-Wing con ella en mis brazos, y uno de los soldados que esperaban por mí nos ayudó a bajar. Rey me miró asustada, y me preguntó al oído.

—Ben... ¿Dónde estamos?

–¿Quién es ella? - dijo otro de los soldados al ver a Rey.

Me quedé paralizado lo que pareció un minuto. La bajé al nivel del piso. Alcé los hombros y me aclaré la garganta, repliqué.

—Ella es mi invitada, soldado.

El soldado sólo asintió detrás del casco.

Tomé de la mano a Rey, y escoltados por la escuadra de soldados, fuimos dirigidos hacia donde mi destino se sellaría.

Podía sentir a mi alrededor el poder, el orgullo. Mientras más me acercaba a mi nuevo líder, menos pensaba en el idiota de mi tío, o en mis erráticos padres. Nada me importaba.

Bueno, tal vez eso no era totalmente cierto.

Aquella insignificante niña fue lo único que quise dejar con vida en aquel templo. Ella parecía ser la única que me comprendía a pesar de su reducida edad; la única que quería sentarse junto de mí para meditar; la única que quería jugar conmigo, incluso si yo era demasiado grande para hacerlo. Trabajábamos bien en equipo, ella era muy fuerte. Era algo así como un Lazo de Fuerza.

La escuadra rompió filas, sacándome de mis pensamientos, dejándonos ver una enorme puerta de hierro. Rey se abrazó a mí como un Ewok, asustada.

—Ben, no quiero entrar.

Pensé unos segundos.

—No tienes que hacerlo. Ellos te cuidarán.

—Pero Ben, no me dejes sola.

Solté su mano, y me dirigí a uno de los soldados al costado de la puerta.

—Cuídala, y trátala bien, volveré pronto.

El soldado asintió una sola vez.

Me arrodillé ante Rey, y toqué su mejilla un instante.

—Nunca estarás sola.

Me levanté, y Rey me tomó la mano. La vi unos segundos, solté su mano y le di la espalda, entrando hacia el gran salón, donde mi nuevo maestro y mi destino me esperaban.

No habría regreso de ahora en adelante; mi nombre sería Kylo Ren, y toda la galaxia temblaría ante mí.

Forgive me, I feel it again.Where stories live. Discover now