Memorias II - Snoke

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Mientras más avanzaba a través de ese largo corredor, me sentía más liberado de mi pasado, de la presión de ser cómo mi familia, de una responsabilidad que yo no escogí.

Nos topamos con una compuerta de apertura en espiral resguardada por varios soldados.

-El Supremo Líder Snoke solicita su presencia, joven Kylo Ren. - dijo un soldado en la puerta.

Tragué saliva, esto sería el fin de Ben Solo.

Le asentí al soldado, ingresaron un código y la compuerta se abrió.

Me indicaron con la mano que yo sería el único que pasaría. Mi corazón empezó a golpear violentamente en mi pecho, no me sentía seguro alrededor de estas personas. Las manos me temblaban.

Empecé a caminar por el corredor hacia el gran holograma que esperaba mi llegada, debía medir unos 30 metros de altura. Era anciano, tenía una gran cicatriz que le partía la frente en forma diagonal, sus ojos eran grandes y vidriosos, usaba ropa negra y estaba sentado en un gran trono.

Bienvenido, joven Kylo Ren. Había previsto tu llegada hacia mucho tiempo.

Me mantuve estático, viéndolo a los ojos.

Hijo de Han Solo y Leia Organa, sobrino de Luke Skywalker y nieto de Darth Vader, tu destino grande será.

Has decidido unirte a mí en busca de poder ilimitado. Gran Padawan para un maestro tan miserable como Skywalker.

Tu nombre de ahora en adelante será Kylo Ren, líder de los Caballeros de Ren. Ben Solo ha muerto, nada te atará a tu pasado.

En ese momento pensé en Rey. Sacudí la cabeza para evitar pensar en ella.

Pasión, fortaleza, poder, victoria; aliadas con la Fuerza ayudarán a romper tus cadenas y a liberarte para siempre.

Este es un nuevo comienzo, mi joven aprendiz. La Galaxia será grande otra vez, aplastaremos a la República, y todos obedecerán los deseos de La Primera Orden, tu nueva pertenencia.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, luché tanto como pude para no dejarlas caer.
Me arrodillé e hice reverencia a mi nuevo maestro.

-Sí, Supremo Líder.

Sonrió complacido.

Bien, joven Kylo Ren. Tu entrenamiento en el Lado Oscuro empezará mañana. Ponte cómodo, hay un largo camino que recorrer. Pronto la acompañante que vino a tu lado será exterminada, y nada se interpondrá en nuestro camino.

Mierda. No, no puede ser.

No dije nada, sólo asentí y empecé a caminar en dirección a la compuerta.

Cuando salí, no estaba Rey por ningún lado, sólo estaban dos soldados custodiando.

-¡¿Dónde está la niña?! - le grité en el rostro a uno de ellos.

-Fue llevada a la sección de celdas, como órdenes del Líder Snoke.

Lo vi fijamente y dejé que la Fuerza fluyera por mi cuerpo.

-Me vas a llevar hasta ella.

El soldado se enderezó levemente.

-Lo llevaré hasta ella.

Miré al otro y le dije:

-Tú no sabes nada, te quedarás custodiando hasta que tu compañero regrese.

Repitió:

-No sé nada, me quedaré custodiando hasta que mi compañero regrese.

El primer soldado empezó a caminar de manera rápida, dirigiéndome hasta donde Rey se encontraba. Recorrimos varios pasillos largos, con diferentes indicaciones para cada uno. Después de un rato llegamos a la sección de celdas.

Habían varias personas resguardando la seguridad del lugar. Con toda mi fortaleza, noqueé a todos con ayuda de la Fuerza, menos a uno.

Me observaba con ojos de terror, tratando de sostener su comunicador.

Tomé el comunicador entre mis manos y lo destrocé.

Lo miré fijamente.

-Vas a liberar a la niña que fue hecha prisionera, y nadie se enterará de esto.

Su expresión de volvió neutra y repitió.

Introdujo unos códigos y la puerta que dirigía al complejo de celdas se abrió. Caminamos hasta donde Rey estaba encerrada, introdujo otro código más y la puerta de abrió.

Ahí estaba Rey, asustada, abrazando sus propias piernas.

-¡Ben! ¿En dónde estabas? - corrió Rey hasta mí y me abrazó el torso.

El nombre ahora me causaba disgusto.

-Tranquila, todo está bien ahora. - dije mientras acariciaba su cabello.

Tomé su mano y salimos corriendo de ahí.

-B-Ben, ¿a dónde vamos?

-Te voy a sacar de aquí, este ya no es un lugar seguro para ti.

Corrimos hasta el hangar donde habíamos descendido. Ahí se encontraban varias naves, incluso algunas de la Rebelión. Habían varios X-Wings (incluído el mío), A-Wings, Tie Fighters; la lista era interminable.

¿Qué hacer ahora?

No podía enviarla con mis padres, sabrían de mi paradero.

De pronto recordé ese lugar que se parecía a Tatooine, el lugar donde vivió mi tío: Jakku.

Vi a un soldado solitario junto a un A-Wing. Me acerqué sigilosamente hasta él, y utilizando la Fuerza le dije:

-Llevarás a esta niña a Jakku en esta nave. Una vez que lleguen, buscarás a alguien que pueda cuidarla, en nombre de La Primera Orden. No escatimes costos por ella, la quiero segura. Cuando esté resguardada con alguien, regresa. Tus acciones deben ser discretas, por tu propio bien, ¿me entendiste?

El soldado sólo asintió.

-A tu llegada quiero un informe detallado. - dije.

Asintió una vez y empezó a preparar la nave.

Me arrodillé ante Rey.

-Este soldado te va a llevar a un lugar seguro, todo saldrá bien.

Rey empezó a llorar.

-Eso dijiste la vez pasada.

-Estarás bien, eres muy fuerte, nada te podrá detener.

-¿Eso crees? - dijo mientras respiraba con dificultad.

-Claro que sí. - la miré directo a los ojos, sintiendo como los míos se llenaban de lágrimas. - Cuídate mucho.

-Tú también, Ben. - me abrazó por unos momentos y yo a ella. Cuando me separé, tomé su cara con una mano, sequé su mejilla con mi pulgar, y besé su mejilla libre.

Después, utilicé la Fuerza para borrarle la memoria.

Se desmayó y la sostuve en mis brazos. El soldado la tomó entre los suyos y la subió a la nave.

Salí corriendo de ahí hasta el centro de control. Ahí, noqueé a todos, menos a uno, para que autorizara el despegue.

-Despegue autorizado. Continúe. - dijo un hombre enfrente de una consola.

El A-Wing se encendió y pocos minutos después salía por la entrada del hangar.

-Adiós, Rey.

Forgive me, I feel it again.Where stories live. Discover now