Prólogo.

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Un extraño sentimiento se apodera de mí mientras veo a mi tío alejarse de mí.

Yo no quería matar a ese niño.

Él se metió en mi camino.

La paz abandonaba mis extremidades mientras mis manos se convertían en puños.

— ¡Te odio, Skywalker! - grité con todo lo que me permitieron mis pulmones.

Sólo en ese momento, Skywalker se detuvo, y volvió la cabeza para verme.

— Ese Padawan no lo merecía, Ben.

Sentí mis ojos llenarse de lágrimas de rabia y decepción. Tenía razón, ese niño no lo merecía.

Pero yo tampoco.

No merecía que mis padres se hubieran deshecho de mí como si fuera un droide descompuesto. No merecía ser tratado como uno más a ojos de mi tío, creí que me quería. No merecía sentirme fuera de lugar en relación a mis demás compañeros. No merecía sentirme absolutamente fuera de lugar, totalmente solo y desolado en toda la galaxia. No merecía sentirme confundido entre hacer el bien o mal, porque cualquiera que hiciera, todos se sentirían decepcionados de mí, de no ser lo suficientemente bueno para nadie.

No merecía ser tratado diferente por un pasado que no es mío.

Yo era el único diferente.

Puedo proveerte de poder y conocimiento ilimitados... Puedo hacer que todos te teman y te respeten... Déjame ser tu maestro, y te enseñaré los caminos de la Fuerza.

¿Quién eres tú? - hablé en voz baja.

La voz no se hizo aparecer de nuevo.

—¿Ben? ¿Estás bien? - escuché a mis espaldas.

Giré el rostro y vi a la pequeña nieta de Obi Wan Kenobi detrás de mí. Me arrodillé para quedar a su altura.

— No lo sé. No sé qué es lo peor que me puede pasar ahora.

Me vio con incredulidad.

— Caer al lado oscuro sería peor, Ben. - dijo mientras me acariciaba la mejilla con su pequeña mano.

Entonces todo tuvo sentido.

Tomé a la niña en mis brazos y empecé a correr hacia el X-Wing que tenía mi tío en uno de los pequeños hangares al sur del Templo.

—¿Ben, qué haces, a dónde vamos?

—Te llevaré a un lugar seguro.

Llegué al X-Wing, abrí la cabina del piloto y deposité a Rey sobre el asiento, dándole un beso en la frente.

–Volveré pronto.

Cerré la cabina con la pequeña niña adentro, cerré los ojos, y dejé que los recuerdos inundaran mi mente.

Dolor, muerte, destrucción, olvido.

La ira dentro de mí se sentía tan bien.

Me sentí poderoso.

Abrí los ojos, y corrí hacia el Templo con mi sable de luz encendido en la mano.

Unos cuantos segundos pasaron sin que me percatara de lo que sucedía a mi alrededor, y entonces... Desperté.

Había fuego a mi alrededor, los cuerpos inhertes de mis compañeros yacían en el suelo con un hueco en el pecho. Mi tío Luke me veía a lo lejos con una expresión de terror. Lo vi directo a los ojos y le dije:

— Hasta nunca, Skywalker.

Y me alejé a paso lento hacia el X-Wing.

Bien hecho, joven Solo. Ahora sabes a dónde debes ir.

Lo sabía. Ya no me sentía solo, el poder era conmigo uno mismo.

No necesitaba de nadie más.

Le di a la niña el casco que solía ser de mi tío, y la posé junto a mí en el X-Wing.

—¿A dónde iremos, Ben? - me preguntó mientras calibraba el mapa estelar hacia el destino que aquella voz me había guiado.

—Donde podemos ser libres.

Y pronto nos encontramos en medio del vasto y frío espacio.

Estos son tus primeros pasos, joven Kylo Ren.

Forgive me, I feel it again.Where stories live. Discover now