11

15 3 0
                                    

Después de una larga caminata, volví a casa. Con la esperanza de que Bruce ya no estuviera. Al entrar encontré una nota pegada en la puerta:

"Siento que hayamos terminado así. Espero comprender algún día tu desición. La oferta de trabajo sigue en pie. Te dejo el número y decides. Te quiero. Adios".

La idea de irme a NY la descarte en cuanto recordé que allí estaban las dos personas más importantes de mi vida.

Al día siguiente llamé al periódico y di las gracias, pero que por asuntos personales no iba a poder aceptar el puesto. No insistieron, simplemente colgaron. No di importancia e hice lo mismo.

Pasaron los días y el recuerdo de Bruce permanecía pero con menos intensidad. En cambio Patrick se las ingeniaba para que sepa de él constantemente.

Un día mi mente empezó a dar más vueltas que de costumbre. Por alguna razón necesitaba elegir entre Bruce y Patrick, pero yo no quería. Entendía que necesitaba un poco de calma en mi vida, necesito distraerme, olvidar que algún día me di cuenta que mi corazón estaba dividido entre dos amores.

Sin pensarlo dos veces llamé a una agencia de viajes y prepare mi escapada a algún lugar exótico, donde no lleguen los recuerdos que tantas noches me han robado.

Con las maletas listas para perderme durante 5 días, abrí la puerta de mi casa decidida en emprender un nuevo capítulo en mi vida. Pero mi vida tenía otros planes para mi. En la puerta estaba Patrick.

-Wow ¿Te pillo en mal momento?

-Patrick, ¿Qué haces aquí?

-Quería verte.

-Lo siento pero estoy a punto de irme de viaje. Necesito aclarar mis sentimientos.

-Lo entiendo y solo quería que supieras que me marcho.

-¿Te marchas? ¿A dónde?

-Me voy a trabajar en Tailandia a hacer varios reportajes.

Sin mirar solté las maletas, mi corazón sintió que le estaban dando pequeños pinchazos.- ¿Cuándo vuelves?

-De momento no tengo billete de vuelta. Solo quería decirte que me voy y que parece ser que por cosas del destino nuestros caminos se hayan separado. Ahora puedes decidir con total tranquilidad a Bruce.

-¿Cómo? No. Yo no había elegido a nadie. Sabía que si elegía los tres íbamos a perder, ya que tendríamos que renunciar a muchas cosas por la otra persona.

-Cuando amas a una persona no renuncias a las cosas, sino que añades a esa persona a tu vida y comienzan caminos juntos.

-Sabes que no siempre es así.

-¿Te puedo hacer una pregunta?

Asentí con miedo a lo que me pueda decir.

-¿Qué viste en Bruce?

-Bueno... Sabes que él ha sido el amor de mi infancia, difícil de olvidar. Hemos compartidos muchas primeras cosas y siempre ha sido mi mejor amigo... ¿Por qué me preguntas esto ahora?

-Quería conocer a la persona que ha estado robando el amor de esa hermosa chica de mofletes rosados y pelo largo. Cuidate mucho, si el destino quiere nos volveremos a ver.- Las lágrimas no tardaron en salir. Aparto alguna que otra lágrima y me beso en la frente para segundos después marcharse de mi vida para siempre.

Me quedé parada, con las maletas tiradas en el suelo, mis ojos cristalinos no podían aceptar ver cómo esa persona tan importante se alejaba.

Una chispa hizo que volviera a la tierra, miré el reloj y debía correr para lograr conseguir llegar al avión. No sabía que sentir, rabia, alivio, tristeza, desesperación, angustia... Tener tantos sentimientos juntos y a la vez no saber reaccionar a ninguno.

Una vez en el avión me mentalice en olvidar todo referido al amor. Este viaje era para eso. Para despejarme de mi vida.  

Mi Fugitivo PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora