6

22 4 0
                                    

Salimos del bar. Las estrellas inundaban la ciudad y con ella la tenue niebla ocultaba el final de las calles.

Como completos enamorados, quinciañeros, íbamos felices por las calles. De su brazo me aferraba delicadamente fuerte. Temía que volvieran a arrebatarlo de mi lado. Creo que no podría pasar por ello otra vez. Mi cabeza descansaba en su hombro. Desde ahí podía oler su dulce aroma. No era como antes, esta esencia era mucho más intensa, más engatusadora, de esas que hacen que pierdas tu ser en un instante.

-¿Recuerdas cuando te decía que me enloquecía aspirar tu aroma?- Dije sin levantar la cabeza. Él asintió.- Imaginate lo que en estos momento me provoca inhalarlo.

-Tendré que ponerme más a menudo esté perfume.- Dijo sonriendo. Sin quitar la vista del camino busco mi mano.- ¿Qué va a pasar ahora?

-No lo sé. ¿Por qué no dejamos que el tiempo lo diga?

Bruce asintió. Entre la niebla y la oscuridad seguimos hacia un camino. Nuestro camino.

Los días pasaban, la vida era maravillosa a su lado. Despertar a su lado era de los momentos más fantásticos de mi vida.

Todas las noches se hacían largas cada vez que su sombra tocaba mi timbre. Invadía mi casa con su pasión. Los cristales se nublaban, su líbido contagiaba mi ser, invitándola a una noche de complacencia.

Él aún seguía en mi cama, su rostro transmitía tanta tranquilidad que hacía que mi cuerpo descansara placidamente. Recuerdo la primera vez que despertamos juntos, en la misma cama. Éramos tan jóvenes. Nos envolvía la inexperiencia, aquel amor juvenil tan fuerte como la fuerza de un huracán. Nos bastaba con conocer las cosas juntos. Pasar los pocos momentos del alba a su lado eran los mejores momentos del día.

La primera vez, como un cuento de hadas. Nuestro aniversario aquel que marcó mi vida.

Llevaba una semana intentando que me deje salir por la noche con Bruce. Rogue y prometí tanto que no recuerdo cuantas cosas estaban en juego. No me importaba, solo quería estar ese día, esa noche a su lado. Al final mi padre aceptó, aunque seguro que ya se imaginó que iba a pasar. Y supongo que habrá dicho mejor con este chico que con otro. O al menos eso pensaba yo. Llego a mi casa con el coche de su madre. Bajo del coche y como todo un caballero me dio un beso en la mejilla y me abrió la puerta del copiloto.

-¿Dónde vamos?

-Sorpresa.- Dijo con una sonrisa picara.

-He esperado tanto que este día llegara.

-Yo también.

Me cogió de la mano y nos miramos como completos bobos enamorados el uno por el otro. Llegamos a una casita en el bosque. Esta estaba iluminada por unas luces blancas. También había un camino hecho de velas que llegaba justo hasta el lugar dónde nos encontrábamos. Poco a poco, cogidos de la mano caminamos hacia nuestro destino juntos.

Tras la puerta el camino de velas se convertía en un camino hecho de pétalos de rosas, muy romántico y típico de novela, pero con cada paso me enamoraba más. Ese camino llegaba hasta una terraza, allí se encontraba una mesa redonda, dos copas de un líquido dorado brillante y dos platos a cada lado. En la parte derecha había una bandeja dorada cubierta con una tapa plateada. La comida, supuse.

-Esto realmente es precioso. ¿Lo has hecho tú?

-Casi todo. La comida me ayudó a hacerla Ariel.

-Ariel, que amable.

-¿Estás celosa?

-¿Yo? que va.- Mentía. Siguiendo con la caballerosidad apartó la silla y me ayudó a sentarme.

-De primer plato tenemos una ensalada césar. De segundo risotto de setas y de postre unos bocaditos de limón.

-Wow, espero que esten tan buenos como aparentan. Pero prueba tu primero, a ver si están libres de veneno.

-Estás celosa.- Dijo riendo, mientras me servía el primer plato.

-Lo reconozco, pero no me puedes negar que ella siempre ha estado enamorada de ti.

-No digas tonterías, solo somos amigos.

-Para ti tal vez lo sea, pero ella no te ve con los mismo ojos.

-Bueno qué le vamos a hacer soy irresistible.

-Oh qué modesto.- Dije. Los dos reímos.

-Pero tú no te quedas atrás. También tienes una lista infinita de chicos que babean por ti.

-¿Así? No me había dado cuenta.- Dije irónica.

-¿Dónde quedó la modestia?

-Se encontró con la tuya.- Dije comiendo la ensalada.- Por cierto la ensalada está riquísima.

Terminamos de cenar. Mientras Bruce recogía las cosas, yo me levanté y fuí a la barandilla. Apoye los codos y mi cabeza descansó en mis manos. Noté esos fuertes brazos rodear mi figura. Su calor invadió mi cuerpo.

-¿En qué piensas?

-En nada.- Me incorporé y su cabeza se apoyó en mi hombro.- En estos momentos no quiero pensar en nada. Solo quiero disfrutar de este momento a tu lado, sin importar las consecuencias que tenga al día siguiente, sin importar que pueda ocurrir. Solo quiero pasar estos valiosos instantes a tu lado.- Bruce me dio la vuelta, y me calló con un beso.

Sus manos aferraban mi rostro. Sus dulces labios me hacían sentir única en el mundo. Sus cálidas manos recorrían mi cuerpo. Eso provocaba miles de sensaciones recorrer mi interior. Mariposas, lo llamaban algunos. Excitación otros. Pero yo solo lo sentía a él. Me levantó, como si fuéramos recién casados, y me llevó hacia una cama de blancas sábanas. Poco a poco quitaba cada prenda que cubría mi fina piel. Imité sus actos. Mis manos se aferraban a cada músculo que acariciaba.

Una vez cómodos, los dos pudimos sentir la electricidad que desprendía el otro. Después de múltiples caricias, besos y sentimientos pudimos, por primera vez, sentir en plenitud el amor, del que tantos ansiaban. Un pequeño gemido de dolor y pasión dejó escapar mi garganta descompuesta.

Después de una noche realmente placentera y espléndida me desperté y pude observar el rostro dormido de Bruce. Acaricié su frente, di un beso a su mejilla y me levanté. Recorrí todos los lugares donde habíamos encontrado la pasión de amarnos. Tocaba mi cuello, con los ojos cerrados, recordaba los fogosos besos que hacían temblar mis piernas. Volví a la habitación y Bruce no estaba. En la cama pude ver una mancha de sangre. Esa inocente mancha significaba un paso enorme en mi camino. Un cambio, de niña a mujer. 

No olvides de hacerme saber tu opinión ¡¡¡¡gracias!!!! 

Mi Fugitivo PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora