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Fuí al baño, me lavé la boca y la cara. Bruce continuaba durmiendo. A penas eran las 7 de la mañana. Abrí el armario donde guardaba mis cosas de aseo personal. El móvil de Bruce sonó. Vi por el espejo que contestaba el teléfono adormilado.

-Mabel ¿tienes planes para el fin de semana?

-No ¿Por qué?

-Tengo una cena, para conocer a nuevos inversores.

-Oh genial. Pues cuenta conmigo. Pero ¿Una cena de dos noche?

-No, una cena en Nueva York.

-¿Nueva York?- Dije sorprendida.

-¿No te agrada?

-Oh no, al contrario siempre había querido ir.- Dije. Pero lo que más me preocupaba era que Patrick estaba en esa ciudad... Aunque hay que tener mucha mala suerte para que nos encontremos. ¿Mala suerte? ¿Por qué mi mente dijo mala? ¿Qué pasaría si vuelvo a ver a Patrick? Se supone que no siento nada por él. Se supone que lo deje porque en realidad no había olvidado su traición. ¿Aún me duele pensarlo? ¿Aún me duele pensar en que algún día hubo un nosotros?

A Patrick le habían hecho una oferta para irse a Nueva York como productor de una cadena importante.

-Salimos en 4 horas.

-Wow visitaré Nueva York, no me lo creo.

-Y lo bueno es que va a ser a mi lado.

-Eso es lo mejor de todo.

Le di un beso y volvimos a la cama. A media tarde Bruce se fue a su casa a hacer la maleta. Nerviosa cogí la mía y me propuse a hacer lo mismo.

¿Qué llevaré en la cena? ¿Vestido largo o corto? Por ahora ese era mi dilema del día. Las cosas me están yendo mejor que nunca. En el periódico las cosas iban muy bien. Mis columnas no estaban mal, y cada vez me dejan más margen de escribir sobre diversas cosas.

Bruce me está esperando en la puerta, viene con un coche negro.

Llegamos al aeropuerto y fuimos directamente a la sala de espera VIP. Esto empieza muy bien, me encanta el lujo con el que nos tratan. Champagne, Bruce se acerca conmigo con dos copas de aquel líquido dorado.

-Brindo por nosotros.

-Brindo por nuestro amor.- Dije apartando de mi pensamientos recuerdos de Patrick.

¿Por qué sigue rondando en mi mente? O al menos desde que sé que hay una mínima posibilidad de encontrarme con él.

Después de 5 horas y 16 minutos llegamos a nuestro destino. Las calles estaban cubiertas de nieve, los árboles brillaban, sus hojas lucían un traje cristalino de hielo. Cuando salimos del aeropuerto otro coche, esta vez gris, nos esperaba en la puerta. El chofer cogió las maletas y las guardo. Bruce me abrió la puerta y me cogió de la mano, tal y como lo hacían los protagonistas en esas películas que cada tarde de sábado me hacían suspirar.

-¿Bruce todos tus viajes son así?

-¿A qué te refieres?

-Tan lujosos.

-Oh, bueno a la empresa le va bien y no reparan en gastos cuando se trata de tratar bien a sus empleados, quien les hace ganar mucho dinero.

-Wow, entonces eres una persona importante.- Dije con mirada picarona.

-Me encanta que me mires así. Te quiero.- Dijo. Le dí un beso, no estaba preparada para ese te quiero. Lo peor es que no se porque no le dije lo mismo. Se supone que lo quiero, y estoy encantada con su presencia. Esatar a su lado me llena de paz, sus besos me llenan de alegría y cada vez que estoy con él no me importa el tiempo y olvido las opiniones de la gente.

Mi Fugitivo PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora