¿Quieres conocerme?

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¿Creer en el amor? Creo que eso es simple cuentos de princesas y príncipes. La vida real no esta hecha para eso... soy una negada para el amor... las flores... los bombones, bueno dependiendo de que clase de bombón. Hace meses mi gran amiga Eri, esa romántica empedernida, que parecía ser fuerte, pero que un italiano le robo su corazón, ha formado la familia que tanto quería. Y yo aquí con veinte seis años, disfrutando de... de líos sin compromiso.

Me mude a New York con la esperanza de cumplir mi sueño, bailarina de ballet, vale seré la típica chica dura que no le gustan los compromisos, bueno le dan pánico... pero me encanta el baile clásico. Desde pequeña he estudiado en el conservatorio, era mi pasión, había veces que me quedaba en las clases después de darlas, ha seguir practicando, mi decisión de mudarme a esta gran cuidad sola... simplemente ha sido por cumplir mi sueño...

- ¡Mierda! ¡Quema! ¡Quema! ¡Quema! ¡Joder! - digo exasperada al derramarse el café caliente sobre mis dedos, lamo uno a uno intentando aliviarme el quemado-.

Me dirijo hacia la ventana con el café en la mano, contemplo a través de ella que hace un día soleado, justo para mi estado de ánimo. Bueno si no me hubiera quemado estaría mejor. Vivo en un piso antiguo, las paredes de ladrillo, las maderas blancas de las puertas están ralladas y unas ventanas un poco oxidadas, se que no es el mejor sitio para vivir. Pero para mi sola me sobra.

Recorro corriendo como todos los días, tres manzanas como aquí dicen. El ambiente es ajetreado, la gente va como si le escapara el autobús. Corriendo hacia todo los lados, coches amarillos de taxis completamente cargados de personas indicando gritándole al conductor. Y miles de personas que pasan por tu lado hablando por teléfono.

Abro mi buzón, para ver que me ha llegado hace días que pedí un collar a mi madre quería que me lo mandara...

- Recibos... recibos... y mas recibos – estoy empezando a cabrearme cuando llegara el collar -.

- ¡Con cuidado! - replica una mujer de figura esbelta y cabello recogido completamente negro -.

- Lo siento señora Evans – dice uno de los hombres que llevan un sofá de cuero blanco -.

Me quedo pegada en la pared para dejarles paso, hay muchos hombres descargando, vaya una mudanza. Parece que tendré vecina nueva.

- Buenos días – sonríe mirándome de arriba abajo -.

- Buenos días – hago el mismo gesto que ella, solo que a mi no me sale sonreír... y menos a alguien que no conozco -.

Los dejo que pase uno a uno, comienzo a desesperarme cuando llevo ya veinte minutos esperando a que acaben ¡Joder! Si cojo yo los muebles iría mas rápido que ellos.

- ¿Os queda mucho? - espeto apoyando la cabeza sobre la pared, me pego pequeños cabezazos contra ella ante la exasperación que tengo -.

- Ya falta poco – me sonríe un hombre de unos cincuenta y algo, pongo cara de asco y deja de mirarme -.

- ¡Esta bloqueada la escaleras! – grita otro mas de los tantos que están subiendo muebles -.

- ¿Cómo que está bloqueada? - espeto - ¡Mierda! - abro los ojos como platos – ¡Ir desbloqueándola ya! - grito cabreada hoy tengo la prueba en uno de los conservatorios mas importantes de aquí y no quiero faltar -.

- ¿Qué esta pasando? - pregunta la mujer al entrar por la puerta -.

- Pasa, que tus mierdas de muebles han bloqueado las escaleras.... y yo, yo tengo que ir a un sitio muy importante ¡Y no me da tiempo! - grito estresada al saber que no tengo tiempo -.

Locura Insaciable ©Where stories live. Discover now