Capítulo 21. - Temporada II.

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"7 Brujos".


***Narra Abby***

Miré detrás de mí, la puerta estaba cerrada, pero los vampiros dentro de la casa iban a escuchar si me llegase a ir, sobre todo Damon. Y me iban a detener, pero si eso sucedía... papá iba a morir.

- Hechizamos la casa para que no salga, ven al cementerio. Ahora. Estamos perdiendo la paciencia. –

Tomé un suspiro, y vi el auto de Damon allí. Sé que no puedo conducir en este estado, pero es de vida o muerte.

Me acerqué y utilicé la poca magia que mi cuerpo tenía para hacer que el auto encendiera.

Sonreí cuando el motor arrancó, y subí al auto.

- ¡Está huyendo! – Escuché los gritos de Damon, literalmente. Y vi como abrió la puerta. –

Mierda.

- Con mi auto. – Agregó y entré en desesperación. –

Pero quedé en shock, sin saber qué hacer, y observé que intentó dar un paso fuera de la casa, pero por el hechizo no logró salir.

- ¿Qué sucede? – Preguntó Caroline al tratar de salir, también. –

- Estamos encerrados. – Dijo Davina. Pero cerró los ojos e intentó concentrarse para destruir el hechizo, pero le fue imposible. - ¡Maldición! Esto no lo hizo Abby. –

- Fueron los ancestros. – Acotó mi padre. –

¿Qué esperas, Abbigaíl?

¡Conduce!

Decía mi mente.

Volví mi vista al frente, me subí lo más rápido que pude y aceleré el auto a todo lo que daba.

- ¡Abbigaíl! – Escuché que me llamó mi madre, pero no me importó. Era mi padre el que estaba en peligro, y no iba a discutir eso con ellos. –

...

Bajé del auto una vez que llegué al cementerio. Sí, todo esto parecía algo realmente anormal y sin sentido.

¿Pero qué tiene sentido en Mystic Falls?

Absolutamente nada.

El lugar estaba vacío, para mi mala suerte. Así los ancestros podrían matarme con tranquilidad, mientras que nadie escucharía mis gritos.

Cayó la noche, y estaba oscuro, pero claro que reconocí a los brujos en medio del bosque. Eran los mismos 7 que vi en mi mente como flashes, hoy.

Tenían una fogata, y de tan solo verlos me dio miedo existir.

- Bienvenida una vez más, Abbigaíl. – Dijo un tipo de en medio, pero al sacar la capucha de su cabeza, logré divisar a... Kai. –

- Adelante, toma asiento. – Dijo otro. –

Di unos pasos temblorosos por lo débil y nerviosa que me encontraba, hasta una lápida donde me indicó que me sentara.

- ¿No le harán nada a mi padre, verdad? – Pregunté para estar segura. –

- Toma asiento, por favor. – Ordenó una anciana. –

Negué rotundamente con la cabeza, no sin antes saber lo que les pregunté.

The Secret; Hereje [2] | Damon Salvatore [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora