01.

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Noche de chicas


*NARRA ABBIGAÍL*

—¡Damon! –grité ofuscada, como si un gran peso se cargara sobre mi pecho.

Últimamente las pesadillas no me dejaban conciliar el sueño como quisiera, y era algo que no podía controlar.

Sin volver a cerrar los ojos, suspiré profundamente observando el blanquesino techo de la habitación, recordando la última maravillosa noche que estuve con él.

Era innegable que no aceptaría lo que era de un día a otro, eso necesitaba tiempo; pero, desde aquel día ya no era humana, ya ni siquiera podría decir cómo me sentía porque no lo sabía. Estaba confundida.

Atrás había quedado mi vida mundana, ya no solo controlaba magia, sino que también yo lo era. Mi vida había cambiado desde que mamá decidió venir a vivir a Mystic Falls; donde conocí lo que son realmente las leyendas, no son tal como lo escriben en los libros, pero siguen siendo igual de peligrosas. Lobos, vampiros, brujas... quién diría que terminaría siendo uno de ellos, bueno, dos de ellos o algo así.

Negué con la cabeza, y me acomodé.

Me seguían invadiendo las preguntas que posiblemente no tenían respuestas, pues aun no entendía completamente lo que era. ¿Soy un mounstro?, me llegué a preguntar.

No asesino personas por diversión, es mi instinto. Daño a quienes me importan sin intención de querer, no sabía cómo controlar mis impulsos, olía sangre por todos lados volviéndome completamente inestable, mis emociones estaban a flor de piel y cuando me molestaba algo o alguien me impulsaba a querer arrancarle la cabeza. Así no era.

Volví a suspirar pesadamente, mientras un rayo de sol se asomaba por la ventana. Estaba amaneciendo y aun seguíamos sin noticias de Damon. No entendía por qué, pero me sentía perdida sin él, ya que se había convertido en mi apoyo emocional, en mi contención, en mi más que amigo.

Por otro lado, no podía correr a contarles a mis padres que ahora ya no pertenecía a los humanos, que estaba muerta. No lo entenderían. Más aún, si el Aquelarre se enterara y con fundamentos querrían asesinarme, ya que para ellos es un desequilibrio natural.

Interrumpí mis pensamientos sacudiendo mi cabeza por milésima vez. Puse los pies fuera de la cama con intenciones de continuar la búsqueda.

Tomé una ducha caliente para reincorporarme, me vestí por inercia y bajé esperanzada de buenas nuevas.

Al entrar al comedor estaban desayunando como cada mañana, con la gran diferencia que todas esas miradas se dirigían a mí. Era incómodo. Tomé asiento al lado de Caroline, quien susurró un "buenos días" y una tierna sonrisa, le respondí devolviéndole la sonrisa un tanto forzada.

Ya se sabe, no me sentía bien. Estaba más que preocupada.

—¿Hay noticias de Damon? —fue lo primero que pregunté.

Quería noticias, sino, en uno de mis arrebatos como novata era capaz de ir yo misma a buscar a Niklaus o a su querido amigo Marcel.

—No... —respondió Stefan bajando la mirada— pero ahora íbamos de salida con Elijah.

—Interrogaremos a algunas brujas y secuaces de Klaus —acotó el honorable.

Asentí.

—Bien —me esforzaba por responder sin quebrarme.

The Secret; Hereje [2] | Damon Salvatore [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora