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Paso el resto del día en silencio en mi cuarto. Mis padres siguen sin hacerme caso. Miro el reloj. Son las 21:47. A esta hora ya deberían haberme llamado para que bajara a cenar, pero no lo han hecho. Decido bajar a comprobar que están haciendo y me encuentro a ambos en la mesa de la cocina con un filete delante de cada uno. Habían empezado a cenar sin mí. Empiezo a sentir una leve presión en el pecho pero lo ignoro.

—¿Por qué no me habéis llamado para cenar? –pregunto. Sigo obteniendo la misma respuesta de siempre. Silencio. –¡¿Queréis responderme de una puta vez?! –alzo la voz. No es que tenga mucha paciencia que digamos.

Pero ellos ni siquiera levantan la vista del plato. Enfadado, dejo la cocina y salgo de casa. Me revuelvo el pelo frustrado, meto las manos en los bolsillos de mi chupa de cuero azul y empiezo a caminar sin rumbo. ¿Tanto les ha molestado la fiesta que ahora deciden ignorarme? Qué acto más infantil. Entre tanto cúmulo de pensamientos, me di cuenta que había llegado a un destino en concreto.

La casa de Jungkook.  

imperceptible | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora