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1988. Neverland Ranch, 2:00am.


—No creo haber bebido tanto café...

Dijo Michael, entrando en la habitación donde se habían reunido con sus amigos hacía menos de una hora. Todos se fueron después de la una de la mañana, ya que sus pláticas tardías superaron los horarios que se suponía que cada quien iba a tomar. Para la mayoría al día siguiente tocaba asistir al trabajo.

—Seguro... y yo no bebí dos copas de wiski que me dieron sueño. Así de creíble.

En realidad (TN) si lo había hecho, sólo que le encantaba usar el sarcasmo cuando estaba irritada. Michael observó lentamente a su novia que estaba boca abajo en el sofá del salón. Se le notaba algo enfadada por no poder dormir pero tener el sueño encima.

—Vamos... no te enojes conmigo.

Murmuró Michael poniéndose frente al sofá con una sonrisa en su rostro sin sueño. Tomó tanta cafeína que ahora estaba demasiado hiperactivo.

—Lo estoy.

Dijo ella secamente. Oh, se estaba haciendo la difícil y susurraba enojada contra la almohada donde descansaba su cara. Eso, bien su novio inquieto podría arreglarlo. Michael se quitó los zapatos, quedándose en unos calcetines simples de colores distintos. Apoyó sus manos en el sofá y se acomodó sobre la figurita de ella, cuidando el no aplastarle.

—Pero te amo.

Murmuró en su oído ya estando encima. (TN) se estremeció un poco inquieta y lo sintió detrás... o bien, sobre de ella.

—Mh...

Fue lo único que se escapó de su boca. Michael soportaría la indiferencia. Besó suavemente su cuello por encima de la tela que cubría parte de su piel. (TN) se removió un poco, pero no volvió a hacer un movimiento. Fue hasta que él bajó sus manos hasta su cintura y siguió con los dulces besos en su cabello, ella se giró bruscamente con un gesto de entre enojo y placer.

—Deja de provocarme, Jackson. Estoy enfadada contigo.

Michael sonrió leve.

—Vale, tengo una propuesta. Juguemos. Y si gano entonces me perdonarás... si tú ganas te dejo en paz.

Ella se cruzó de brazos. Sus puños chocaron levemente contra su pecho mientras Michael le miraba mordiéndose los labios.

—¿Enserio?, ¿Qué juego?

Mientras hablaba, él se dedicó a acariciar levemente su cabello mientras observaba sus mejillas. Esa mujer era la más hermosa a pesar de sus defectos.

—Fácil, no podremos hacer ningún tipo de ruido con la boca. Si yo hago un sonido... ganas y si tú lo haces, gano yo. Muy sencillo, ¿no crees?

(TN) ladeó la cabeza suavemente mientras descruzaba sus brazos y los ponía a sus costados. Michael sintió una pequeña necesidad crecer entre su garganta.

—¿Y el campo de batalla cuál será?

—Éste.

Murmuró él, bajando sus brazos hasta sus caderas y dejándose caer levemente sobre ella. Pegó su boca con la suya, robándole un atrevido beso que duraría poco más de tres minutos. (TN) se movió inquieta cerrando los ojos debajo de Michael. En realidad no quiso detenerlo, porque una parte de ella dejó de enfadarse.

Apegó su labio al suyo formando la mejor combinación que jamás había probado. (TN) encorvó la espalda en torno a él soportando la idea de no poder hacer ruido alguno. Y, aunque ella ganara le rogaría que se quedara. Movió las caderas con ligereza, queriendo hacer que él perdiera. (TN) introdujo su mano bajo la camiseta que llevaba, paseando sus manos y provocándole un gemido, el cual no logró.

—Eres tan traviesa...

Susurró Michael despegando sus labios y paseando su boca en su oído. Respiraba de forma entrecortada, con su pecho subiendo y bajando apegándose al de ella. Una ola de deseo les inundó en el momento que dejaron de moverse. Evitaron hacer otro comentario además del de Michael, pues ya habían empezado.

(TN) le tomó del cabello, aprisionándole entre sus manos y llevó sus labios a su cuello. Michael apretó los labios al sentir su boca recorriendo las venas que le sobresaltaban por soportar hacer ruido, pero a ella no le importó y siguió con su trabajo.

Fue en el momento que la chica sacó los dientes y comenzó a dejar pequeños moratones en su piel bronceada. Eran puntos oscuros que llevaban una marca alrededor. (TN) escondió su cara entre su oído y su cabello rizado despeinado por todo ese movimiento. Respiró profundamente y mordisqueó un poco su oído. Michael le tomó de la espalda, tan fuerte que estaba completamente pegada a él al igual que una goma de mascar al suelo.

Cuando ella quedó exhausta, sintió los bordes de su blusa subir lentamente hasta llegar a su cuello. Después atravesaron su cabeza y de pronto sólo estaba con el sujetador puesto. Michael sonrió satisfecho sabiendo que era su turno, y se dispuso a besar suavemente su mentón. Sus besos calientes sobre su piel helada le estaban brindando tanto placer que tuvo que apretar los puños para no soltar sonidos escandalosos. Michael se dirigió a su cuello, donde dejó mordidas suaves con sus dientes para luego succionar su piel con los labios. Ella se estremeció de pies a cabeza y respiró hondo, sabiendo así que tener a Michael encima significaba perder la cordura.

Fue entonces que él llegó al camino de sus pechos. Demonios, pensó ella soltando su cabeza hacia atrás y apretando los labios. Obligó a sus cuerdas vocales a no resonar cuando Michael paseó las manos por su abdomen, dando masajes relajantes y placenteros que llegarían a un par de partes más arriba.

(TN) soltó un gemido, al fin. Pero no pareció preocuparle, Michael tampoco se dio cuenta porque ya tenía su boca paseándose en la pequeña abertura entre su pecho. Sus manos enormes tomaron sus costados y acariciaron la curva de cada uno de sus pechos. Ella se estremeció de pies a cabeza susurrando su nombre. Michael sintió viajar las manos de su novia hasta la camiseta que llevaba puesta, la cual retiró con necesidad.

—Vale, ganaste.

Anunció ella sin parar de gemir entre sus cabellos. Suspiró con cansancio y luego soltó un gritito cuando Michael pasó las manos tras su espalda y desabrochó el sujetador. Salió volando por los aires y en menos de dos segundos su boca recorrió el punto oscuro que estaba en la piel descubierta.

—¡Michael!

Susurró por lo bajo, sorprendida y excitada. Michael usó su mano para atraer una de las piernas de (TN) y llevarla hasta su cadera. Ambas partes íntimas rozaron con delicadeza haciendo que ella empujara su ingle como un imán. Sí que estaba necesitada. Michael soltó un ronco gemido que le resonó el pezón y el rubor subió a sus mejillas.

—Eres tan hermosa, mi princesa enojona.

Murmuró él en su cuello, sonriendo y acariciando los bordes de sus jeans queriendo bajarlos. (TN) se apegó a él, avergonzada de tener el pecho desnudo en medio del salón.

—Gané yo, pero disfrutas tú.



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Hola:)
Perdón por no haber subido, es que he tenido algunos problemas y la verdad se me complicó.
Muchas gracias por leer.♡

•Imaginas de Michael Jackson•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora