Capítulo 15: El precio del conocimiento

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 -No, pero nunca te fíes de las apariencias-dije con el ceño fruncido-. Tal vez puede tener algún tipo de relación con el mago que nos atacó en el bosque.
 -Podría ser-me apoyó Nolan, recostándose en su silla-. Si es así, alguien más va a pagar por estos dedos-dijo levantado su mano enguantada.
 -Así no vamos a ninguna parte. Vamos a ver que se traen entre manos-dijo Johan poniéndose de pie.

 -No Johan, espera-dijo Nime intentando detenerlo. Pero ya era tarde.
Johan se encaminó con paso decidido hacía aquellos dos hombres bajo nuestra atenta mirada. O al menos esa era su intención, porque incluso con su desfachatez le era difícil avanzar más de un metro entre todo aquel gentío.

Los dos supuestos perseguidores no dejaban de charlar entre ellos, ajenos a todo lo que ocurría. Pero de pronto una de las camareras perdió el equilibrio y varios platos y vasos cayeron al suelo con gran estrépito. Los comensales se sobresaltaron, y mientras algunos reían otros se dedicaron a ayudar a la chica, creando una marea de cuerpos imposible de travesar.
Johan se inquietó e intentó avanzar a base de empujones contra la multitud sin demasiado resultado. Unos pocos segundos después la visión quedó despejada, pero Johan no avanzó más.
La mesa estaba vacía.
 -¿Veis? Teníamos razón-dijo al volver a su asiento.-Aquí se cuece algo.


El resto de días pasaron con total tranquilidad. Todos intentamos volver a ver a alguno de esos dos magos, pero parecía que ambos se habían esfumado o se habían cansado de seguirnos.
 Pagamos nuestra estancia en la taberna y volvimos de vuelta a la Academia, esta vez cargados con todas nuestras pertenencias. La Academia ofrecía un servicio de alojamiento y de comidas bastante austero, algo de lo que los nobles estudiantes llevaban años quejándose. Al parecer hubo un director que se quejó del sobrepeso que lucían la mayoría de nobles que llegaban allí y decidió ponerle solución. Los estudiantes continuaron quejándose durante años, pero ninguno de los posteriores directores había decidido cambiar esa norma.
 A decir verdad, los estudiantes llevaban quejándose años de todo. Pero allí su palabra valía tanto como la nuestra en Someland.
Cuando llegamos vimos que la Academia había organizado las gestiones en el mismo orden en el que los opositores habían realizado su examen, para así poder evitar aglomeraciones de gente. Una medida que demostró ser poco efectiva, puesto que tuvimos que unirnos a una cola que no parecía tener fin.
 -Debería haber comprado algo de comida-suspiró Johan mientras esperábamos- Me estoy muriendo de hambre. Y ni siquiera vemos la puerta.

 -Pues yo tengo el estomago cerrado-respondió Kachess-No puedo parar de darle vueltas a mi examen. Llevo un dramin de mitrilo y varios de plata, pero no se si será suficiente.
Los demás no hicieron caso a la cifra, pero me di cuenta de que Nime lo miró tan sorprendida como yo. Yo apenas había conseguido reunir un par de dramines de plata y varias monedas menores, y algo me decía que Nime tenía aún menos. De hecho, desde la declaración de Kachess que la chica no dejó de morderse el labio y mirar alrededor, nerviosa. Muchas de las ropas y joyas que llevaban los nobles de nuestro alrededor valían igual o más de lo que yo poseía, y eso era tremendamente desalentador.
 -¿Que podríamos hacer si no nos llega?-pregunté, intentado que pareciera una pregunta causal. Pero no funcionó.
 -Te lo prestaremos-contestó Johan.- El último día, antes de irnos, vendí todos los animales y carros que pertenecían a mi padre. Nadie puede cuidar de ellos, y ya no tenían ningún uso. Junto con los ahorros previos que he estado guardando a lo largo de los años y todo el dinero que mi padre tenía escondido. Debo de tener dramines por valor de más de diez mil dramines de cobre. Sin contar mi parte de Owen, por supuesto.
Abrí los ojos de forma desorbitada ante tal cifra. Incluso los nobles que nos rodeaban se giraron para ver a quien pertenecía tal bolsa. Tal cantidad era suficiente como para comprar una de las casas del lado norte de Someland, con su cuadra y caballos incluidos, y vivir unos cuantos años con cierta tranquilidad.
 -Así que sobre la matrícula no te preocupes-continuó Johan.- Total, llevo años dando por hecho que aún con la ayuda de Owen tendré que pagar de mi bolsillo para que Nolan entre.
Nolan lo miró por encima, pero no entró en su juego.
El sol del mediodía empezaba a apretar para cuando por fin entramos en el edificio de gestiones. Era un edificio normal y corriente, muy ancho y espacioso, pero sin nada de especial. La única ornamentación eran algunos cuadros que ocupaban las paredes, con retratos de antiguos directores junto su nombre, fechas de ingreso y salida del cargo. Pese a que la Academia había sido fundada por varios magos, un enorme cuadro resaltaba entre los demás con el retrato de Baethoran el Archisabio, líder de los fundadores del lugar.

Crónicas del aprendiz de Mago: El temor del hechicero oscuroWhere stories live. Discover now