Todo sucede con tanta rapidez que no tengo siquiera un respiro para sostener.

Gale se ha ido sobre Zeke, Zeke ha disparado pero el tiro se ha ido a otra parte ya que cuando ambos caen al suelo cubierto de rocas ambos están ilesos, Gale intenta tomar su arma en la espalda pero prefiere irse a las manos ya que los puños entre los dos empiezan a fluir con rapidez. Zeke se defiende lo mejor que puede ya que le da dos golpes a Gale en la nariz que le hacen sangrar a borbotones. Gale se levanta y ambos se ponen frente a frente con los puños al frente listo para seguir la pelea.

—¡Gale! —le gritan.

El grito no ha salido de mi boca. Ni de la boca de ningún tributo. Pero la voz me deja tan paralizado que temo no volverme a mover nunca. ¿Cómo ha podido llegar aquí? ¿Cómo lo ha logrado? ¿Cómo la voz de Possy puede estar en medio de los juegos?

—Gale... —le digo cuando puedo verlo dar vueltas sobre su eje buscando la voz de su hermana menor.

—¡Gale! —Grita la voz de la pequeña niña nuevamente.

Trato de acercarme un poco más hacia Gale para darle la mano y hacerle entender que estoy aquí.

—¡Peeta! —Grita una voz, masculina. La voz de mi padre.

Se me eriza la piel. Puedo sentir como el miedo me recorre la medula y se me seca la boca. Recuerdo la mañana de la cosecha, donde mi padre me hablo como nunca lo había hecho nadie. Sus palabras me han llegado al corazón e inclusive pensé que eso sería lo último que me quedaria con él. Pero su grito continua sonando en mi mente. Intento ver hacia los lados, buscando la cara de mi padre pero no consigo nada a mí alrededor.

—¡Cato! —Suena una voz femenina que puedo entender que es de su madre.

Todas las luces superiores de La Ciudad se encienden al mismo tiempo. El sonido de los encendidos de las luces hacen que todos demos un respingo del vivo miedo, la cara de desconcierto de todos me hace entender que inclusive los habitantes de esta ciudad no saben lo que está pasando, Zeke y sus tres compañeros restantes empiezan a correr lo más que pueden, empiezan a alejarte tanto que Gale me llama con la mano y me pongo a su lado. Los tributos restantes nos unidos en un círculo tomando las armas que tenemos disponibles, las voces llamando a cada tributo que está vivo empiezan a hacerse más fuertes, tanto que a Gale empiezan a nublársele los ojos. Tomo su cara entre mis manos y presiono un pequeño beso el cual me responde del mismo modo de nuestro primer beso, al abrir los ojos puedo ver el chico del distrito doce que me ha salvado de todos esos abusadores que querían golpear.

—Bienvenidos a los septuagésimo cuartos juegos de hambre... —nos dice Snow. —Bienvenidos los ochos tributos finales.

Todos dejamos escapar un sollozo del susto, la voz de Snow se pega a la medula de cada uno de nosotros. El miedo reflejado en mis compañeros el mismo acerca del mío.

—¿Qué es esto? —pregunta Cato.

—Cállate. —le responde Gale en un susurro.

—¿Qué es esto joven Cato? —pregunta Snow, arqueando una blanca ceja.

Snow aparece en una pantalla gigante en el Edificio que se encuentra frente a nosotros, justo al lado de la avenida donde estamos. El edificio es tan blanco como la barba, las cejas y el cabello del viejo Snow que nos hace la vida imposible y ahora juega con nuestras mentes. Las voces de nuestros familiares aún se cruzan por las calles de La Ciudad. Me sujeto al brazo de Gale que no deja de ver a la cara de presidente de Panem.

—Esto es un recordatorio. Las personas que les han acompañado en este momento, son sus enemigos. —Hace una pausa y entiendo que se refiere a Zeke y a su grupo. Ahora debemos matarlo. —Esto es un recordatorio de que Panem no necesita una alianza, Panem necesita Los Juegos del Hambre y esto no han sido los mejores hasta ahora.

Los 74ºJuegos del Hambre (Peeta & Gale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora