Capitulo 29 ♥

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Capitulo 29 

Ladeé mi cabeza de un lado a otro inspeccionando la misteriosa caja. Había estado fuera de mi departamento desde hace cinco minutos, cuando el timbre sonaba desesperado y no había nadie allí.

Me acerqué a ella y la tome entre mis manos. Blanca, sin ninguna inscripción o tarjeta, solo amarrada con un gran lazo verde. Suspiré y desamarre el nudo con los dedos temblorosos.

No era bueno que abriera una caja misteriosa y desconocida para mí que no tenía absolutamente ninguna descripción de quien la enviaba o si realmente era para mí o no. Pero siembre mi inmensa curiosidad me ganaba y debía saber a gritos que había en aquella caja contenía.

Así que levante la tapa, sin suspensos. Rápido. Encontrándome con una linda lencería femenina con estampados, además de diferentes implementos que se comprarían en un **noallow** shop, como unas esposas, ligas, cordeles, algunas-cosas-que-no-tenía-ni-la-menor-idea-de-para-que-servían y un gran látigo.

Necesitarás todo esto, te espero este miércoles en mi departamento, tenemos mucho que trabajar.  

PD; espero que esté bien la lencería, no sabía que talla eras. 

Justin.

Leí una vez más la tarjeta que se encontraba incrustada al corpiño y negué con la cabeza. Justin estaría demente si piensa que utilizaré todas esas cosas. Quizá la lencería, si, estaba bonita, pero jamás aquel látigo que me hacia poner los pelos de punta.

Yo no quería ser una salvaje e insensible persona en la cama. Quería disfrutar plenamente del hombre que me acompañaba y solamente utilizar como tortura nuestros besos y el movimiento que nuestros cuerpos hacían al chocar entre sí.

Tome con dos de mis dedos las esposas e hice una mueca de disgusto. Definitivamente estaba demente. Las lancé lejos de mí sin procurar donde caían. Tome las ligas y las estire, estas hicieron un perfecto estira y afloja y volvieron a su estado normal. Eran lindas y no tenía idea de para que servían. Así que como un elástico, las tire hacia algún lado de la habitación con diversión.

Y cerré la caja cuando vi que lo demás era completamente desconocido para mí. Y una basura también. 

Probé la lencería sobre mi ropa y mire mi reflejo en el televisor. Tenían el juste perfecto. Y me pregunté con cuantas mujeres Justin había estado para ser un gran comprador de lencería femenina. Eso o me había observado muchas veces y lo hizo por intuición. 

Bueno, eso último claro que no. Él ni siquiera me miraba, solo hablaba y hablaba y si lo hacía, era de una forma profesional.

Tomé el teléfono de la mesita de noche y marque el número de su consulta, necesitaba hablar con él. 

-¿Si? -la voz chillona de su secretaria me hizo apartar de golpe el teléfono de mi oído. Suspiré y volví a ponerlo donde correspondía.  

-Hola, soy ____. Paciente de allí, sé que esto no es lo más adecuado pero, necesito hablar con Justin... 

-El doctor Bieber-me corrigió interrumpiéndome. Rodé los ojos y recordé que él jamás me había dado la confianza de llamarlo por su nombre. 

-Pero necesito hablar con el Doctor Bieber -remarqué la última frase y ella hizo un sonido de aprobación.  

-Claro, la transfiero en un momento.

Extrañada asentí como si ella pudiera verme. Eso fue fácil, quizá el esperaba mi llamado. 

La línea de espera sonó un par de veces y luego su teléfono respondiéndome. Al escuchar su gruesa y sensual voz decir mi nombre, un escalofrío recorrió toda mi médula espinal y olvide absolutamente todo.

-____ -repitió y volví a la realidad. Suspiré y moví mi cabeza de un lado a otro despejando mi mente. 

-Acá estoy -respondí y me golpee la frente por mi estupidez.  

-Lo sé -rio y solo sonreí incómoda, tomando entre mis manos el corpiño- ¿Qué sucede? 

-Pues, no se, solo apareció una misteriosa caja en mi puerta sin nada que me dijera de quien era y con... -suspire, me era difícil decirlo- algunas cosas -musité con la voz entrecortada. 

Escuche una gran carcajada a través del teléfono y solo suspiré una décima vez mas, esperando a que el molesto -agradable- sonido de su risa se calmará. 

-Son cosas básicas usadas en el sexo, ____. No es nada del otro mundo. 

-Lo sé, pero es difícil decirlo para mí, además, quería comunicarte que ni siquiera te atrevas a pensar que usaré eso. 

-¿Por qué no? 

-Porque no. No quiero ser una... maniática del sexo, ni torturar a un hombre con esas cosas -dije y él rio una vez más.  

-No es tortura, es placer. A muchos chicos les gusta rudo y jugar. La vida sexual a veces se vuelve monótona y es bueno cambiar algunas veces. 

-¿Recuerdas qué yo ni siquiera he probado como se hace normal? 

-Si, lo recuerdo, pero no estoy diciendo que lo usaras de inmediato, es solo para que te familiarices. 

-¿Y la lencería? ¿También es para que me familiarice? 

-No, es para que la utilices este miércoles. 

-¿Para qué? -pregunto. 

-Solo, póntela ¿si? Eso lo veremos el día que nos debamos juntar. 

-Pero... 

-Tengo que hacer, adiós, nos vemos -cortó y quede con la boca abierta. Él había olvidado un pequeño detalle. 

Yo no tenía idea de donde él vivía.

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Hola chicas, volví (:

Wi! Porfín, pero ahora esta nove tiene que terminar. Me encanta cuando escriben comentarios al final de cada capítulo, me doy cuenta de que de verdad les está gustando, hay alguien ahí que ya me ha dejado dos comentarios que de verdad me agradan mucho (@StefaniaApollaro) y porciacaso, no no quiero matar a nadie jajajaj. Entonces este cap va dedicado a todas mis lectoras pero en especial a ti(:

Besoss

Flo(:

~Con 25, aun virgen??~ Justin Bieber y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora