Capitulo 23 ♥

9K 397 15
                                    

Capitulo 23 

El pequeño gemido que se escapó de sus labios al momento en que mis dedos tuvieron contacto con éste, me hizo perder el control inmediatamente.

¿Cómo podría controlarme sabiendo el inmenso poder que ambos teníamos sobre cada uno? Era imposible. Así que seguí moviendo mis manos sobre toda la longitud de su cara. Ansiaba con todas mis ganas que él hiciera lo mismo, pero no había ningún movimiento por parte de él que me dijera que ambos disfrutaríamos. 

-Tócame -susurré incapaz de detener aquella simple palabra por más tiempo en mi boca. Él negó, cerrando los ojos al mismo tiempo en que mis dedos acariciaban una vez más sus labios. 

-Todo a su tiempo, bonita, todo a su tiempo -murmuró con la voz ahogada.

Estaba realmente desconectada del mundo entero, por mi mente solo pasaban aquellos pequeños detalles en su cara que lo hacían aún más perfecto. Sonreí pensando una vez más en todo él y me sonroje al momento en que sus manos se instalaron en mi cintura. 

-Quédate allí, no muevas tus manos -pedí, no sintiéndome segura si él continuaba. Debía acostumbrarme primero al tacto de sus manos y a a calidez e inmenso placer que estás me transmitían. 

-Dime cuando estés lista -susurro y asentí copiándole. Cerré los ojos y comencé a mecerme suavemente de un lado a otro deteniendo mis manos en sus mejillas.

Todo esto se sentía tan bien. El silencio. La tranquilidad. Su tacto sin una gota de deseo. Sin una gota de querer algo más de mi. Solo disfrutar de mi bienestar y ayudarme a sentir mejor conmigo misma.  

Una de sus manos se movió de arriba hacia abajo en mi cintura, casi imperceptible para los demás, pero claramente para mí. Aguante la respiración y me seguí meciendo para que él no sintiera mi pequeño miedo. Desde que había sabido la verdad, tenía siempre en mi cabeza el abuso y cualquier tacto de hombre me daba miedo, aunque fuera el más mínimo. 

-¿Estás bien?  

-Si -contesté en un susurro apenas audible.- Puedes seguir moviéndote.

Como si le hubieras dicho a un niño que podía sacar una galleta recién horneada. Justin se movió rápido cuando le di el pase. Aunque no tan rápido como para asustarme. Mis palabras le dieron confianza para que sus manos pudieran acariciar más longitud de mi cuerpo. Ahora no solo era mi cintura, si no también mi espalda.

Cuando sus manos pasaron por esta en un solo toque, un escalofrío de exitación me recorrió todo el cuerpo y un gemido involuntario se escapo de mi boca, deteniéndolo.

Abrí mis ojos asustada para verle. Tenía miedo de que eso haya parado cualquier cosa que él tenía planeado. Que se haya arrepentido de tocarme él mismo. Porque ese era el toque más placentero de toda mi existencia. Y temía el momento en que se pudiera acabar.

Pero sus ojos seguían cerrados y su boca estaba ligeramente abierta. 

-¿Por qué dejaste de acariciar mi cara? -pregunto susurrando. 

-Creí que había echo algo mal. 

-No has echo nada mal, preciosa -sonreí ruborizándome al escuchar aquel cumplido salir de sus labios. Si mal no recordaba, era la primera vez que hacia algo así.

Nunca antes me había gustado que los hombres me llamaran por algo que no era mi nombre. Pero al salir de la boca de Justin, parecia música para mis oídos. Y me gustaba más que nada en el mundo. 

-Sigue -pidió y subí mis manos otra vez, pero no a su cara, si no a su cuello.

Mis manos se movían involuntariamente. No me obedecían. O quizá si, pero a mi lado maligno, a aquella chica que no le temía a nada. Y quería que desapareciera ya. 

No aguantaría equivocarme y hacer algo mal solo por mi atrevimiento. Esto no era un club. Justin no era un chico desconocido. Y él no me deseaba como yo lo hacia.

Esto solo era parte del procedimiento. Absolutamente nada más.

***

Diez minutos después, seguíamos en la misma posición, con nuestras manos tal y como estaban anteriormente. Nuestros ojos cerrados y yo con la desesperada necesidad de inclinarme y probar una vez sus labios.

¿Qué sucedería si yo tenía aquel atrevimiento? Las cosas cambiarían radicalmente y no sé si tendría a la otra semana el valor para mirarlo a los ojos una vez más. O si quiera presentarme delante de él como si nada hubiera sucedido.

Pero recorde las palabras que una vez mi madre me dijo: "Si vas a hacer algo mal, hazlo bien. Y no pienses, actúa." Así que inhale fuertemente y abrí los ojos para verlo mirándome intensamente, como si estuviera debatiendo si hacer o no alguna cosa. Al igual que yo.

No sé cuanto tiempo más estuvimos allí, traspasándonos cosas indecifrables con la mirada. Pero al fin me decidí. Así que me incline sin siquiera mirarlo y toque sus labios con los míos. 

Luego no tendría el valor para mirarlo. Pero si lo tendría para recordarlo después y no culparme de no hacerlo.  

Al menos tenía el orgullo de decir: Lo hice. Bese a mi sexy y ardiente sexólogo y era una de las mejores sensaciones del mundo entero. 

Luego habría tiempo de arrepentirse, ahora solo debía disfrutar. Al menos lo que el momento durará.

~Con 25, aun virgen??~ Justin Bieber y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora