Capitulo 24 ♥

9.2K 361 4
                                    

Capitulo 24 

Justin.

La suavidad con la que sus labios se movían contra los míos me estaba volviendo completamente loco. Gemí una vez más al sentir como su lengua acariciaba la mía y sus tímidos labios pedían permiso en cada movimiento.

Me había sorprendido que ambos pensáramos lo mismo. Me estaba discutiendo mentalmente si hacerlo o no. Pero al sentir que ella fue quien tomo mando en la acción, no hice más que hundirme en su boca y probar su adictivo sabor.

Aunque sabía que esto estaba mal. Todo yo decía otra cosa. Esto estaba bien y que luego no tendría que arrepentirme, pero no podía.

Yo era su sexólogo y ella era mi paciente. Nada podría pasar entre nosotros. Ni siquiera un par de besos o siquiera tocarnos las manos por equivocación.

La carne era débil y más la de los hombres. Y si seguíamos con esto, yo no podría parar y le haría más daño que cualquiera.

Así que me separe de ella luego de probar mil veces su sabor. Y no abrí los ojos hasta segundos después. Su mirada atemorizada me causo un escalofrío por toda la espalda. Estos tenían miedo de que yo me arrepintiera. Pero las cosas debían ser así, esto jamás debió haber pasado.

Sus ojos azules me miraron una vez más suplicando. Ella se había dado cuenta. Nuestro beso se había rompido un poco después de que nuestros labios se juntaran y yo me había apartado bruscamente de ella. 

-No te arrepientas -suplicó en un susurro. Tragué fuerte, poniendo mis manos en sus hombros para verla mejor. 

-Sabes que esto no tuvo que haber pasado -murmuré a centímetros de sus labios. Los cuales en este momento actuaban como un poderoso imán. Ella suspiró, alejándose un poco.

Pero se lo impedí, volviendo a poner mis manos como estaban hace unos minutos. 

-Lo sé, pero, tenía muchísimas ganas de hacerlo. 

-Yo también -reconocí. Y ella sonrió sin mostrar aquellas perfectas perlas blancas que adornaban su boca. - Pero entre nosotros no puedo ocurrir absolutamente nada y eso lo sabes muy bien. 

- ¿Qué hay de malo en unos besos locos? -preguntó y reí suspirando, cerrando los ojos al sentir sus brazos rodearme el cuello. 

-Mucho -respondí, inclinándome. Y siendo, ahora yo, quien besaba sus labios. Como si no hubiera un mañana.

Sonreí contra su boca al sentir como su cuerpo se contraía dé la impresión y seguí moviendo mis labios contra los suyos hasta recibir su grata respuesta.

Luego habría tiempo para arrepentirse. Ahora solo debíamos disfrutar.

Sabía que ya era hora de parar. Habíamos estado todo esté tiempo besándonos y yo, como cualquier hombre, tenía la cordura al igual que la de un perro hambriento y un trozo de carne. Podía olvidar en un santiamén el problema que ella tenia y hacerle el amor allí mismo sobre mi escritorio o en el sillón que ella usaba todos los lunes cuando venía.

Me separe y nuestros labios hicieron un gracioso sonido al despegarse. Ella estaba con los ojos cerrados y una pequeña sonrisa. Sus labios estaban dos veces más rojos que de costumbre y sus mejillas ligeramente sonrojadas. Su cabello, que ahora tenía pequeñas mechas de cabello salidas de su perfecta coleta.

Una perfecta cara que decía acabo-de-follar. Aunque eso es todo lo contrario. No podía negar que me gustaría despertar a su lado algún día y ver aquella cara. 

-¿Por qué estas despeinada? -pregunte divertido. Aniquilando aquel incómodo silencio que nos invadía. Ella rio y miro su reflejo en la ventana. Peinando aquellos fugitivos cabellos, quedando exactamente igual que cuando llegó. 

-Quizá porque tú me acariciabas el cabello. Y por el momento. Subió un poco la temperatura ¿no crees? -bromeó y solo pude asentir.

Si tan solo supiera que eso en realidad había sucedido. Pero ella era tan inocente. Y esa era una de las cosas que más me gustaba. Su completa inocencia, aquella inocencia que no se veía en todas partes, en todas las chicas. Y eso era más que un problema, un privilegio. 

-¿Por qué me miras así? -preguntó en un susurro. Pasé una mano por mi cabello al darme cuenta que por segunda vez, me había quedado mirándole como un estúpido. Al igual que ella en este momento.

Me había divertido el saber que aquello era una debilidad para las mujeres y solía hacerlo frecuentemente. Además, que me encantaba aquella cara que ponía ______. Igual a la que debía tener yo en este momento. 

-Es que, te ves divertida -se escapó de mi boca. Ella frunció el ceño y yo me regañe por idiota.

"Te ves divertida" ¿Realmente eso era lo mejor que tenia para decir? Su rostro de confusión me dio risa, pero la ahogue, su cara era divertida. Pero esa no era la respuesta correcta. Ella se veía preciosa. Y eso era lo que yo miraba de ella. Su belleza. 

Pero no podía decirlo. 

-Pues, si eso es un cumplido. Tú también te ves divertido -dijo, elevando la barbilla. Reí y me incliné. 

-Bueno, gracias, es un honor que usted también me encuentre divertido -digo, riendo, ella niega con la cabeza y yo retrocedo a sentarme. 

Viendo claramente la decepción en sus ojos. Sabiendo ella muy bien que nuestra "Sesión de besos locos" había terminado. Aunque ninguno de los dos lo quisiera.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Hola chicas!

Lo siento, lo siento,  lo siento,  lo siento,  lo siento, deverdad perdónenme! Por favor,  he dicho que lo siento?

Le daría mil escusas inventadas pero la verdad es que me fui de vacaciones y no tenía internet, ahora me acabo de agarrar un wi-fi que había por ahi (jejej soy mala, me robo su internet) y puedo subir ahora.

De recompensa les subiré una maratón (:

Espero que les guste

Besos

Flo (:

~Con 25, aun virgen??~ Justin Bieber y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora