Capitulo 4 ♥

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Capitulo 4

Su intensa mirada me hacia poner los pelos de punta. Él estaba sentado frente a mí mirándome fijamente con un pequeño cuadernillo en sus manos.

Lo sabía, escribiría todo lo que yo le dijera y luego lo usaría para escribir un libro de la patética vida de una adulta que aun es virgen.

Su labio se curvo en una pequeña sonrisa y se recostó sobre el sillón relajadamente aun observándome. ¿Era parte de una terapía mirarme todo el tiempo y ponerme jodidamente nerviosa? ¿En qué podría ayudarme aquello?

Mis ojos recorrieron nerviosamente el cuarto del sexólogo. Llena de libros, con un color azul de fondo y un moderno escritorio en el centro con una pequeña pórtatil sobre ella. Un sillón color beige pequeño en el cual él estaba sentado. Y un gran ventanal de fondo daba una maravillosa vista de un bosque.

-Bueno, ____, ¿me dirás por qué estas aquí o te dedicarás a observar todo el alrededor como una niña curiosa? -preguntó llamando mi atención.

-Em... yo, si, es que, es algo, un poco... complicado.

-Por si te sirve, he oído miles de casos complicados, el tuyo sera solamente uno más.

-Es difícil para mi decirlo... tú no entiendes -gruñí, colocando mis manos sobre mis piernas cruzadas y mirando en otra dirección. Él suspiro inclinándose y mirándome fijamente.

-Por algo estás aquí, ¿no? Debes decírmelo...

-Yo, oh, Dios, ¿seguro qué tengo que decirtelo? -pregunté totalmente ruborizada. Una pequeña risa se escapó de sus labios mientras dejaba el cuadernillo en la pequeña mesa a su lado.

-No soy adivino, obviamente debes decírmelo -repitió calmado y ella cerró los ojos fuertemente mientras se balánceaba una y otra vez en el pequeño sillón.

Esto era más vergonzoso de lo que alguna vez había pensado. Sus dedos comenzaron a jugar nerviosamente unos con otros y de un momento a otro la habitación comenzó a sentirse calurosa. Sintió como la sangre subía hasta sus mejillas y pequeñas gotas de sudos bajaban por su frente.

Él castaño la miraba divertido y eso no ayudaba de mucho. El miró su reloj de muñeca y luego a ella. Se estaba demorando más de lo que debía y entendía que él tenía otros "pacientes" por atender.

-Venga, nena, dime... muchas personas vienen aquí con problemas y los he ayudados, también puedo hacerlo contigo, pero debes decírmelo.

-Bueno, mira, el problema es el siguiente... -Justin asintió expectante. Y ella nuevamente se obligo a mirar a otra parte- Tengo algunos problema en la cama.

Él rió y ella solo rodó los ojos repitiendo en su cabeza la estúpida frase que había dicho. ¡Claro que tenía problemas en la cama! Por algo estaba allí, en la consulta de un sexólogo que según su amiga, le ayudaría con su fobía a que los hombre la tocaran.

-Vale, al menos comenzaste, ahora dime ¿qué clase de problemas? -preguntó, tomando el cuadernillo en sus manos junto a una pluma.

-¿Te importaría si te pido que no lo escribieras?

-¿Por qué? -preguntó confundido.

-Me pone aún más nerviosa -resignado, el sexólogo cerro el cuaderno dejándolo nuevamente a su lado y poniendo ambos codos en sus rodillas y enterrando su cara entre sus manos.

-Vamos, _____ ¿me dirás o no?

-Si, pero, dame un poco de tiempo.

-¿Más de lo qué te estoy dando en este momento? Hemos estado casi veinte minutos así, tu mirando a tu alrededor y yo sin saber que hacer -suspiré mientras sobaba mis sienes con mis dedos y me preparaba mentalmente para su humillación.

El se pondría a reír como loco y yo... no sabría que hacer, solamente quedarme sentada allí hasta que él se tranquilizará y me dijera que tendría que hacer.

-El otro día fui con un chico a casa. Las cosas se pusieron calientes y terminamos en mi habitación -comencé-...yo estaba un poco pasada de copas y ni siquiera me di cuenta cuando ambos nos encontrábamos en ropa interior. Cuando él intento sacar mis bragas. Mi pie accidentalmente llegó a su cara.

-¿Lo golpeaste?

-Si -musité avergonzada.

-Muchas personas se golpean accidentalmente en la cama. Eso no es un problema.

-Tenerle miedo a que te toquen así, si lo es... -añadí bajando la cabeza, esperando su risa. Pero eso nunca sucedió.

-¿Eres virgen? -preguntó. Y yo lo miré sorprendida, ni siquiera lo había mencionado.

~Con 25, aun virgen??~ Justin Bieber y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora