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Guillermo sonrió al terminar de leer aquella nota. Hoy era el día, el día en que por fin conocería a Vegetta777.

Dejó sus libros en el casillero y salió de la escuela. No le importó en lo absoluto que la clase hubiera dado inicio ya, para él lo más importante en ese momento era conocer a su Vegetta.

Corrió por el pasillo que daba directo al patio trasero, justo donde encontraría al posible amor de su vida. El saber que al fin lo vería, era algo que ni él mismo podía creer.

Para cuando llegó a las gradas, todo el oxígeno de sus pulmones se había esfumado de tanto correr. Se detuvo unos instantes y trató de respirar con normalidad. Mientras lo hacía miraba a todos lados para corroborar si aquel chico misterioso estaba ahí, pero él estaba completamente solo. No había nadie más.

Abatido, se sentó en una de las gradas, cabizbajo.

"Tranquilo, a lo mejor se le hizo tarde... No dejó una hora específica, después de todo", se dijo a sí mismo.

Levantó la cabeza unos segundos y logró ver a un chico alto, parado a unos cuántos metros de él.

Guillermo frunció el ceño al verlo y se mordió el labio inferior con nerviosismo. Aquel chico lo miró y se llevó la mano a la nuca, para después alejarse lentamente.

Guillermo frunció aún más el ceño y se puso de pie. Corrió la distancia que lo separaba de aquel chico y, cuando estuvo justo detrás de él, lo tomó por la muñeca y lo hizo detenerse.

—¿Vegetta777? —preguntó Guillermo en voz baja. El chico se giró lentamente, hasta quedar frente a frente con él.

—Hola, Guille —dijo en voz baja.

Guille | wigetta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora