Capítulo 9

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JeongHan dejó el móvil a un lado de la banca y escondió sus manos dentro de su abrigo para evitar perder el calor de éstas. Era otoño, y el parque no era precisamente el lugar perfecto para leer el periódico, como lo hacía un muchacho sentado en la banca contigua, que al intentar voltear la página, ésta voló por los aires hasta estrellarse en el rostro de Han. Nada estaba resultándole bien aquel día...

–¡Lo siento! –gritó el chico al otro extremo y se acercó rápidamente para ayudarle a quitar el molesto trozo de papel, pero JeongHan fue más rápido que el joven.

Un gran anuncio mostró un delicioso café humeando siendo disfrutado por dos jóvenes enamorados en una fría mañana, con una frase que decía "Un buen día comienza con un romántico Americano", en la plana izquierda de la hoja.

JeongHan sintió ganas de arrugar el papel periódico y arrojarlo hacia algún lugar lejano, pero no era propiedad de él, y tampoco poseía la energía necesaria para hacerlo, por lo que cerró sus ojos y reguló su respiración.

–Dobong-gu, Nowon-gu, Gangbuk-gu, Eunpyeong-gu, Jongno-gu, Seongbuk-gu... –murmuró para sí mismo. Aquella era su extraña forma de tranquilizarse, pues lo mantenía ocupado pensando en los distritos que poseía Seúl, ordenándolos de norte a sur y de oeste a este.

–De verdad lo siento...

Han observó al joven frente a él y le dedicó una suave sonrisa.

–No te preocupes, no ha sido intencional, ¿o sí?

El chico de cabello anaranjado negó y sonrió avergonzado. En ese entonces, JeongHan se dio cuenta que el dueño del periódico tenía un rostro familiar.

–Soy JiSoo, Hong Ji Soo –y esa simple presentación logró activar el switch de la memoria de Han. Era Hong Ji Soo, el joven que cursaba el mismo año, misma facultad y misma universidad que JeongHan, pero nunca había intercambiado palabras con él; el chico guapo que hacía caer a toda jovencita a sus pies debido a la personalidad de caballero que poseía–. Y tú eres JeongHan, ¿verdad?

El castaño asintió silenciosa y lentamente mientras doblaba con sutileza el papel para regresarlo a su dueño.

–No pareces estar muy animado. ¿Ocurrió algo?

–No es nada...

El muchacho se deslizó por la banca, acercándose a JeongHan, y adoptó una posición más cómoda, dejando reposar su brazo en el respaldo.

–¿Quién es el responsable de que no pueda ver tu hermosa sonrisa?

El de cabellos largos volteó su mirada hacia el pelinaranja preguntándose qué ocurría con él. Sus ojos se desviaron rápidamente hacia su regazo y sonrió involuntariamente, como si su inconsciente quisiera que sonriera para aquel muchacho cálido y agradable que estaba haciéndole compañía mientras esperaba a su amigo Jun.

–No es algo fácil de explicar. –JiSoo simuló observar un reloj, claramente invisible, en su muñeca izquierda.

–Tengo cinco horas para escucharte. Supongo que es bastante tiempo.

–Prefiero no arruinar la vida de otros con mis desgracias.

–¿Entonces me permitirás convertir tu desgraciado día en uno grato? –y sin esperar una respuesta, el pelinaranja continuó–. ¿Sabes qué es tan rojo como una manzana, tan brillante como la luz de la luna y tan suave como la piel de un bebé?

JeongHan inclinó su cabeza pensativamente, contemplando su alrededor intentando hallar respuestas en la naturaleza, pero nada parecía tener las características dadas por el joven de encantadores ojos.

All that my eyes can see is you | JeongCheol [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora