Capítulo 4.5

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Desde siempre, SeungCheol y JeongHan eran tan unidos como uña y carne. Todo lo hacían juntos: jugar, leer, los deberes, estudiar –una de las razones por la cual la mayoría de las veces obtenían calificaciones similares– e ir al baño.

La señora Yoon y la señora Choi eran tan inseparables como lo eran sus hijos. Ellas eran el tipo de amigas que intercambiaban secretos más íntimos, iban de compras juntas, compartían sueños y pesadillas, y si una enfermaba la otra también lo hacía, aunque ella no supiera que lo estaba. Incluso, bañaban a sus respectivos hijos en la misma bañera.

Han aún no puede olvidar aquel día de primavera en la escuela cuando tenía 17 años. Había tenido clases de gimnasia, y se encontraba sentado en una banca frente a los casilleros del baño de hombres, aún con su ropa deportiva puesta. Su inocente mirada estaba posada en el suelo para evitar encontrarse con cuerpos desnudos y sudorosos. De pronto vio unos pies; SeungCheol se había posicionado frente a él con una blanca toalla rodeando su cintura, cubriendo la parte inferior de su cuerpo, y una más pequeña en su mano, agitando frenéticamente su cabello.

–Hey, ¿por qué aún no vas a ducharte? –JeongHan alzó la mirada lentamente, repasando los músculos de su amigo. ¿En qué momento se había ejercitado tanto?

–Yo... Lo haré luego.

SeungCheol abrió su casillero –el cual "convenientemente" se encontraba tras JeongHan– y sacó algo de éste. El chico se preguntaba qué había hecho mal en su vida pasada para merecer aquello, pues oyó el característico sonido, y percibió el olor tan embriagador que sólo había sentido en su amigo; el desodorante en aerosol de SeungCheol.

–No es necesario que te bañes en eso –pudo decir Han.

–A las chicas les gusta.

El muchacho volteó para debatir sobre el tema, pero SeungCheol estaba allí completamente desnudo, y sus hormonas no estaban ayudándole en absoluto para mantenerse tranquilo.

–¿Podrías por favor cubrirte?

–No es como si nunca me hubieras visto así.

–¡Sólo éramos niños!

–No hagas escándalos. Pareces una chica. –JeongHan resopló molesto.

Poco a poco los jóvenes comenzaban a retirarse para llegar temprano a la cafetería y no tener que hacer fila al conseguir sus almuerzos. JeongHan estaba dormido; aunque el lugar fuera completamente incómodo, él podía dormir en cualquier sitio si estaba realmente cansado. El de cabello azabache lo movió hasta que éste despertó. Observó a SeungCheol quien ya se encontraba con el uniforme puesto, con su camisa y corbata desordenadas, como cada día del año escolar.

–Todos se han ido ya, puedes tomar una ducha ahora. Yo iré por mi almuerzo. –Han se incorporó rápidamente y tomó el brazo de SeungCheol.

–¿Puedes quedarte conmigo y hacer guardia en la puerta?

A JeongHan no le gustaba mostrar su lado débil, pero confiaba en su amigo. Y tal como se lo había pedido, el pelinegro estaba sentado en una de las bancas cercanas a la puerta mientras observaba la pantalla de su teléfono celular; tenía treinta y cuatro mensajes, todos de jovencitas con las que había salido anteriormente. Dejó el móvil a un lado y se levantó, aburrido de tener sus piernas encogidas. Paseó de un lado a otro, como un guardián protegiendo a una princesa fuera de su alcoba. Contempló el sector de las duchas; la evaporación del agua no le permitía tener un gran campo de visión, pero logró apreciar unas prendas de ropa botadas a la entrada.

–Pequeño desordenado –murmuró negando reiteradas veces.

Se acercó a la zona más calurosa del baño y recogió la vestimenta sucia de JeongHan para ordenarla y llevarla al casillero de su dueño, pero la imagen frente a sus ojos interrumpió su objetivo. Han estaba dejando caer el agua sobre su rostro mientras masajeaba sus brazos, y parecía un maldito comercial de jabón ultra suave y humectante con olor a rosas. SeungCheol se acercó a la pared divisoria de cerámica y apoyó sus antebrazos en ésta junto con su barbilla, olvidando la ropa ajena a su lado.

All that my eyes can see is you | JeongCheol [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora