Recuerdo, Nostalgia y Guns N' Roses

250 17 10
                                    

Había despertado a la hora que acostumbraba para ir a la escuela. Al levantarme estiro la cara para reaccionar bien, lo primero que hago es voltear a mi derecha y fijarme en el sitar que está enfrente de mi póster de The Doors y pienso en el abandono que le he dado...
Salgo de la habitación e inmediatamente voy a despertar a mi hermana; la ultima vez recuerdo que me dio a un golpe en el careto,  así que solamente toqué su puerta y la llamé.

Bajo las escaleras para desayunar algo, aún en pijama. La televisión se escucha encendida al igual que la radio, creo que mi madre la dejó así por equivocación,  me asomo a la sala y parece la silueta de mi padre. El reloj marcaba las seis con cuarenta minutos, aún tenía tiempo de tomar una ducha y vestirme.
A las siete en punto el autobús escolar estaba afuera de casa, William miraba desde la ventana esperando a que subiera...

—Izzy, hey despierta Izzy ... ¡Stradlin, levántate caraja!

—Agh, ¿Qué quieres Mckagan?

—Creo que nos buscan en Whiskey...  Axl dice que nos apresuremos. —Hace una pausa y me mira preocupado— Oye, ¿qué tienes?

Me levanto cabizbajo, sin hacer caso de su pregunta. Parece que mi reacción lo molesta un poco porque hace su típica jeta de disgusto silencioso.

La bodega cada vez se hacía más pequeña para nosotros, la suciedad reinaba por doquiera que uno pisase; creo que sería conveniente dejar de hacer fiestas tan seguido.
Me embriagué toda la noche, no recuerdo nada de nada y la maldita resaca me está matando, pero lo peor de todo es que no recuerdo el motivo de mi borrachera.  Me arrepiento de eso.

—¿Qué fecha es hoy? —Pregunté.

—8 de abril del 85 —Responde Duff sin interés.

8 de abril... 8 de abril... ¿Tenía algo que hacer el 8 de abril? No lo recuerdo, pero supongo que no importa, nada ahora importa, sólo ir a un estúpido bar en el que seguramente otro estúpido quiera sobornarnos con dinero inexistente, comida y drogas para después abandonarnos en la nada. No, eso no.

El cuerpo me pesa y duele, al igual que mi conciencia, mi mente no estaba enfocada en nada más que la chica que rompe mi espalda y atormente mi cerebro. Si. Ella, quien se acuesta conmigo con tan sólo conseguir algún beneficio. Ella, a la cual le he gritado varias veces por sus pataletas de niña de cinco años. Ella, a la que le he sujetado los hombros con fuerza para hacerla entrar en razón. ¿Y todo para qué? Para obtener sexo gratuito.

Los pensamientos se dispersan al estar en la entrada del bar al que ya éramos miembros oficiales del club de bandas en Los Ángeles. Duff me invita a pasar primero.

No hay nadie mas que el barman, que con su sucio trapo seca los tarros que utilizarán los clientes y que con su sonrisa amarillenta y manchada por masticar tabaco, nos da los buenos días. Hay una mesa redonda dando la espalda a la puerta, mi amigo hace una señal de que tome asiento.

—¿Y los demás?

—Ahora vienen. —Se escucha una risa ahogada, como si sintiera emoción por algo.

Ya habían tardado estos muchachos, me comenzaba a desesperar por mi malestar en el cuerpo.
«¡Cállate idiota!» Escuché detrás de la puerta que daba a los camerinos.  Si no me equivoco creo que era Slash.

You Could Be MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora