Tan Bien

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—Al menos me llamarás, ¿cierto?

—Si Rose, lo prometo.

—Jeffrey— Rose me dio un abrazo, correspondí pero de una forma extraña- hemos pasado muy buenos momentos juntos. Desde que almorzamos juntos en la escuela, cuando tocamos la canción de Bob Dylan con los chicos… La vez en que nos embriagamos por primera ocasión— Al decir esto último se le escapó una pequeña risa y miró a mi padre, como intentando de que no se enterase.

—Bueno, pelinegro, suerte en tu porvenir. Lo único que quiero decirte es que tengas éxito, tienes un gran talento, no todos podemos tocar una colección de instrumentos a la perfección. —Me da una caja de tamaño mediano, guiña el ojo— Ten, es un obsequio de mi parte y los demás.

-Gracias Bryan, lo estimaré mucho.

"Pasajeros del autobús número cuatro favor de abordarlo en cinco minutos. "

El día había llegado, el momento de emprender el largo viaje tenía que ser ahora o nunca. Se sentía una adrenalina impresionante y el estómago se convirtió en un campo de batalla horrible, creo que era por los nervios o tal vez por el chilli de la cena de noche...

—Me tengo que ir familia, les escribiré en cuanto pueda.—Comencé a decir con nostalgia — Chicos, hicieron de mi triste estancia en el colegio una de las que más recordaré. Revivió mi fe en que siguen existiendo personas que gustan de la buena música. Ustedes han sido mis mejores amigos desde mis primeros momentos como adulto joven, siempre al auxilio de quienes los necesiten. Lo único que quiero decirles es… gracias, gracias por darme los mejores años de mi vida.

—Hey, no te olvides de mí. —Exclamó mi padre.

—Gracias por tus consejos. Además, tal vez podríamos pasar más tiempo de calidad como familia si te reconcilias con mamá.

—Tómalo por muerto ese deseo. Ni lo pienses. —Hago una mueca, lo dice en serio.

Subí al autobús, llevaba dos pesadísimas maletas y aparte mi guitarra, tomé asiento y esperé a que avanzara. Ya tenía mi vida planeada, Los Ángeles es el lugar perfecto para salir a delante, había escuchado hablar de un pequeño estudio independiente, ellos, por una suma de dinero accesible, dejan grabar algunas pistas a los aspirantes de la fama.

Comenzé a entretenerme con unos extranjeros (franceses supongo) que se comunicaban entre sí, sus expresiones eran algo divertidas, trataba de adivinar sobre qué estaban hablando.

—¡Jeffrey! Espérame.— Se escuchó de lejos. Registré en toda el área que me fuera posible visualizar, comenzó el autobús a andar, desistí a lo que escuché antes y me distraje de nuevo. — ¡Jeffrey!— Volví a escuchar, esta vez más cerca. Una chica corría cerca del autobús gritando mi nombre.

—¡Amy! Espera, ya voy. Señor, espere, déjeme bajar un momento por favor.

El camión paró y abrió sus puertas, salí, ella corrió hacia mí abrazándome, la estrujé muy fuerte queriendo soltarla jamás, aún después de haber estado furioso con ella. Estaba exaltada, jadeante, apenas podía decir palabra alguna porque le fallaba respirar.

—Tranquila corazón, respira, ¿qué sucede?

—Vine a despedirme y desearte suerte.

—Pero… ¿a caso no estabas enojada conmigo?

Alzó los hombros de forma retraída ocultando el rostro, levantó la mirada dirigiéndose a la mía, después no pude contener las ganas de abrazarla más fuerte y posteriormente a besarla.
Esos labios, unos labios suaves como el terciopelo y más dulces que el caramelo, al fin se logró una fantasía. Acariciaba su rostro con el dedo pulgar, sentía su respiración cerca de la mía, su piel era igual de tersa que la de un bebé.
Tiempo después me separé de ella, el chofer me llamaba para abordar el autobús, al verla a los ojos contemplé tristeza y satisfacción. Era cierto lo que Rose dijo un día, un beso vale más que mil palabras.

El autobús avanzaba más y más, alejándose de la ciudad. No sabía cuándo volvería a ver esta ciudad, de colinas misteriosas y su clima caliente pero agradable.

¡Adiós bella Indiana! Me despido de ti y tu hija Lafayette, que sin querer le dio a este joven diversas experiencias y buenos amigos que jamás olvidará.

You Could Be MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora