CAPÍTULO 3

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De repente aparece en la pantalla su dulce carita. Su pelo es de un rubio muy claro. Tiene los ojos pequeños y azules y unas cejas finas. Su perfecta sonrisa abarca toda su redonda cara. Tiene unos mofletes que dan ganas de achucharlos. Sus pómulos y su nariz están cubiertos de pecas. Es muy guapa. Lleva puesto el pijama. ¿Qué hace en pijama?

- "Hola Mel!" - me saluda entusiasmada.

- Hola, Chloe - le respondo con menos energía - ¿Qué haces todavía en pijama?

Se mira el estampado de ositos.

- "Ni me había dado cuenta - se ríe - Es que hoy no he ido a clase porque me encontraba mal y aún no me he cambiado de ropa."

- ¿Y ya te sientes mejor? - pregunto preocupada.

- "Sí, tranquila, no es nada. ¿Qué tal tu mañana?"

- Bien, se la devolví a Camila. Le escupí en la cara. Deberías haber estado ahí.

Ríe.

- "Se lo merecía la muy zorra" - estoy de acuerdo.

- Oye, te tengo que dar una buena noticia.

- "Escupe"

Nos reímos de lo malo que ha sido el chiste.

- ¡AL FIN ME VUELVO A MUDAR A LONG ISLAND! - grito entusiasmada.

Yo en realidad nací en Long Island, pero a los 14 años nos mudamos a Boston  por temas de trabajo de mi padre. Pero hace una semana mi padre nos dijo que ya había terminado lo que tenía que hacer aquí y que ya podíamos volver a casa. Yo no podía ser más feliz porque, la verdad, odio este sitio. Estamos viviendo en una casa vieja, fea y pequeña que alquilamos para nuestra estancia aquí. El instituto es una mierda y su nivel académico, bajo. También el tener que mudarme a Boston hizo que me separara de mis amigos de siempre y que perdiera el contacto con ellos.

Chloe me sonríe y se alegra por mí.

- "¡Qué bien, tía! Me alegra saber que por fin saldrás de ese puto infierno."

Yo no lo habría llamado mejor.

- Cojo el avión pasado mañana temprano.

- "Pues que tengas un buen viaje, ahora te tengo que dejar que mi madre quiere que saque a pasear al perro. - pone los ojos en blanco - Chao."

Le digo adiós con la mano y cuelga.

Mañana es mi último día de clase aquí antes de marcharme y pienso que debería despedirme de alguna forma. Y ya se cómo.

Me paso la tarde encerrada en mi habitación viendo series hasta que llega la hora de cenar. No tengo mucha hambre y solamente me tomo dos yogures y me voy a dormir. Me tengo que poner un pijama gordo porque estamos en invierno y en esta casa hace un frío que ni el Polo Norte. Buenas noches.

Amanece con unos nubarrones que amenazan con descargar toda su ira contra nosotros en forma de agua, por lo que el modelo de hoy será unos vaqueros ajustados oscuros, un jersey de lana gris, unas botas de goma negras y, por supuesto, un chubasquero azul marino. Voy al baño a peinarme y a mojarme la cara con agua. Cojo la mochila y bajo a la cocina para desayunar. Mi madre ya estaba allí bebiéndose un café mientras lee el periódico. Mi padre ya se habrá ido a recoger sus cosas del laboratorio donde estuvo trabajando estos años y mi hermano aún no se tiene que levantar hasta una hora después. Le doy los buenos días a mi madre y me acerco al armario a coger una taza para prepararme un "Cola Cao". Lo caliento y me siento en la mesa para tomármelo acompañado de galletas con pepitas de chocolate. Cuando lo termino, dejo la taza en el fregadero, le doy un beso a mi madre y salgo de casa para coger el autobús.

Como predije, está empezando a llover y corro hacía la parada. Justo acaba de llegar el bus y subo rápido. Me siento detrás de todo, al lado de la ventana. Durante el recorrido hacia el instituto me pongo a escuchar música con los cascos puestos.

Llegamos y me bajo la última. Me apresuro a entrar y no espero a que toque el timbre, directamente me dirijo hacia mi primera clase de la mañana y me siento en mi pupitre. Empiezo a sacar el libro y la libreta de Historia. Pasan tres minutos y ya suena la campana. El aula se llena rápidamente y como todos los días, transcurren las horas con la misma monotonía.

Ya estamos a última hora, en clase de Física y Química. Faltan diez minutos para que toque el timbre y poder irnos a casa. Levanto la mano y pido para ir al baño. El profesor accede a que vaya, cojo mi mochila y salgo. En vez de dirigirme  hacia los servicios, voy hasta la taquilla de Camila y planto delante. Abro mi mochila y saco un rotulador permanente negro. Le quito la tapa y escribo en la puerta de la taquilla, de forma que cubra gran parte de ella, "Hasta nunca, zorra" y firmo "Att: con amor, Mel". Guardo el rotulador y espero detrás de una columna a que toque el timbre.

Al fin suena y el pasillo se empieza a llenar de gente. Veo salir a Camila de una de las clases y va hacia su taquilla. Se frena en seco al ver la pintada y abre mucho los ojos. Golpea la puerta con la mano y gruñe de frustración. Mira en todas direcciones buscándome, pero no lo consigue. Me llena una sensación  de bienestar. Giro sobre mis talones y me dispongo a salir del edificio. Esa vez es la última vez que pisaré este suelo. La última vez que cruce esta puerta. Sonrío para mis adentros. 

Zona de guerra (Nick Robinson)Where stories live. Discover now