26

6.6K 426 37
                                    

Dejándome unos rubios cabellos delanteros fuera, con la goma de pelo color rosa me hago una coleta alta dejando mi cabello recogido. Llevo puesto mi mallot, con las medias puestas lista para practicar mi pasión: el ballet. Me miro al espejo de nuevo, viendo a una chica de estatura normal, demasiado pálida y cadavérica. He desayunado un simple café, a pesar de la gran insistencia de Elliot, Grace, Carrick y Leila de que coma algo, pero no han podido conmigo. Carrick se acaba de ir al juzgado y Grace se ha quedado aquí, pidiendo un día de descanso. Por suerte, no he visto a Christian ni a Mia. Quería verle, y decirle cuanto lo amo una vez más, sentir sus labios contra los míos, pero eso me destruiría más de lo que ya estoy, y no lo soportaría. Dejo mis pensamientos a un lado y me ato las bailarinas. Los pies me matan cada día más, los tengo fatal, al igual que mis compañeras, pero no podemos hacer nada, solo aguantarnos si queremos hacer esto. Ya lista, cojo mi iPhone, una botella de agua mineral y unos pequeños altavoces para bailar con mi música.
Al llegar al salón, me encuentro a Elliot, con un libro en su regazo, estudiando, para los exámenes de la universidad. Me causa gracia verle tan concentrado, sin mover ni una sola pestaña. Oigo mucho alboroto en la cocina, dos voces de mujeres, y una voz de hombre. El pobre Lelliot no podrá estudiar aquí. Veo aparecer a Leila, ajetreada con un montón de ropa húmeda.
- Leila, ¿has visto Grace? - digo viéndola con humor. Me causa risa verla corriendo por la casa toda nerviosa. Asiente con la cabeza y al instante responde.
- Si Ana, está en la cocina. Me alegra mucho tenerte aquí - me dice con una enorme sonrisa antes de verla desaparecer escaleras arriba. Miro a Elliot, que me mira con una cálida sonrisa y me encamino a la cocina. Abro la puerta y me encuentro con una Grace enfadada, muy enfadada, un Christian con lágrimas corriéndole por la cara libremente, y una Mia con los ojos cristalinos, que al verme para en la puerta, se asustan y me miran conmocionados, esperando mi reacción.
Cuadro mis hombros, y miro a Grace con una sonrisa.
- Grace, venia a pedirte permiso para poder usar la sala que utilizaba antes para entrenar - digo lo más calmada posible. Siento tres pares de ojos mirándome fijamente, algo que me pone muy nerviosa.
- Claro que si Ana cariño. Veo que no descansas ni un solo día - dice dándome una mirada maternal. Le sonrío de vuelta, y hago un intento de sonrisa, que fallo estrepitosamente.
- No puedo aflojar ahora. Llevo toda mi vida esperando tener esa gran oportunidad, y relajarme es algo que no puedo permitirme a estas alturas - digo segura.
- Si no te molesta, podría verte entrenar. Hace mucho que no veo como te mueves con tanta delicadeza y pasión - dice sonriendo. A lo que yo asiento con un movimiento de cabeza, agarrando las dos manos de esa maravillosa mujer que considero como una segunda madre.
- Christian y yo querríamos también verte bailar Ana... señorita Steele - dice rectificando mi nombre, recordando lo que dije el día de... ese horrible día.
- ¿Yo también tengo que llamarte así Ana? - dice mirando a dos de sus hijos con notable enfado.
- Claro que no Grace, ellos saben bien porqué hago esto - digo con la mirada baja, con lágrimas a punto de salir de mis ojos.
- Tranquila, yo también lo sé. Y se hablará más tarde, en la comida si quieres - dice con cariño. Yo abro los ojos, sorprendida, y miro al amor de mi vida y a Mia, que están igual de sorprendidos, mirándome fijamente, esperando una respuesta por mi parte. Asiento decidida, mirándoles a los ojos, y después a Grace, que habla de nuevo, dejando al margen ese tema delicado. - Bueno, vamos a verte bailar hija.
Irradio felicidad por todos los poros de mi piel. Al fin entreno, esta vez con público, u que público... Mi segunda madre, la que una vez fue mi suegra, la que fue mi cuñada, y la que consideraba y considero a pesar de todo mi hermana de sangre, y el amor de mi vida, lo mejor de mi vida, mi vida entera. Coloco el iPhone en el dispositivo de los altavoces y al seleccionar el álbum que utilizo para ballet, la relajante melodía de piano imunda la estancia, y mis pies comienzan a moverse solos, al compás de los acordes, apoyando todo mi peso en las puntas de los pies, mantener el equilibrio estirando mi pierna e inclinándome, moverme delicadamente, saltando abriéndome de piernas, sumergiéndome en mi propio mundo, ajena a todo el dolor que llevo dentro mío hace meses. Nuestra profesora de ballet siempre me dijo que tenía una gran habilidad para esto, que mi forma de bailar era única y que era precioso poder verme bailar, y eso, me llenaba de orgullo. A pesar de que he tenido muchas profesoras, cada vez más estrictas, todas me han dicho lo mismo, hasta llegar a decirme que era la mejor alumna, y eso me gusta, y me enorgullece.
Al acabar uno de los bailes que haré para prueba de admisión, uno realmente difícil, me permito descansar un minuto, y beber un trago de agua mineral. Al girarme, veo a Grace estupefacta, con un brillo maternal en sus ojos. Christian está que no puede moverse, aunque ya me haya visto bailar en innumerables ocasiones, cada vez que me ve, me dice lo orgulloso que está de mi, lo muchísimo que me ama y lo bien que bailo. Sorprendiéndome, viene hacia mí, y me coge las los manos entrelazando nuestros dedos, y me mira a los ojos. Sus bellos ojos grises están brillando de admiración, orgullo, cariño, y también dolor, pero sobretodo brillan de amor, mucho amor por mi, y inclinándose, me besa con tanto amor y tanto cariño que hace que mi interior vuelva a cobrar vida, hace que mis ojos se llenen de lágrimas, de dolor y felicidad a la vez. Dolor porque sé que al finalizar nuestro beso, se marchará, y felicidad por poder saborear una vez más esos labios del hombre al que amo. Soltamos nuestras manos y las suyas se posan en mi cintura, apretandome más contra él, y mis manos viajan por su abdomen, por su torso, quedandose donde se encuentra su corazón, latiendo sin control, desbocado. Sus manos me aprietan más contra él, haciendo que suelte un leve gemido, lo que él aprovecha y su lengua invade mi boca. Nuestras lenguas se rozan con desesperación, con amor, y hacen su ya conocido baile erótico, haciendo que arda de deseo por él, amándole más de lo que puedo soportar, amándole hasta que duela, recordando todos los momentos que he pasado a su lado. Nos separamos por falta de aire y veo que sus ojos desbordan amor y cariño, y tiene una sonrisa bobalicona implantada en el rostro, y seguro que yo estoy igual.
- Te quiero tanto Ana... tenemos que hablar cariño, no puedo vivir sin ti - dice con la voz ahogada. Oh no Christian...
- Tu has elegido vivir sin mi, no confiar en mi - susurro. Esto me desgarra por dentro, abriéndome aún más esta herida interior que no termina de sanarse.
- Confío en ti cariño, pero se que no te merezco, que no merezco ti amor. Y al decirme eso Katherine, no hizo más que confirmar mis temores: irte con alguien que valga más la pena, que no tenga tantos fantasmas de su pasado. Pero soy un hombre egoísta, y no podría soportar verte con alguien, porque estoy profundidamente enamorado de ti.
Espero que no me mienta, como hace meses el día de mi completamos...
- Esta vez es enserio Ana. Katherine me amenazó con herirte si no te engañaba. Dejé mi iPhone allí a propósito, para que lo vieras y... me dejaras, para que no pudiera dañarte - susurra con lágrimas desbordandose por sus preciosos ojos. Esto si que no me lo esperaba. ¿Será cierto? - Y es cierto Ana cariño mío. Lo hice a propósito, y cuando te vi llorar, mi mundo se vino a bajo, algo me oprimía el pecho, me producía ansiedad.
- Eres más que merecedor de mi amor por dios. ¿Cuándo te darás cuenta? ¿Cuándo te permitirás ser feliz, a mi lado? No se que si fue lo de tu madre, la puta adicta lo que hizo que ahora estés tan destrozado, pero quiero verte feliz a mi lado, como antes - digo sollozando, abrasándole con fuerza, inspirando su olor a gel caro, colonia y Christian. Él me besa repetidamente la cabeza, y me sostiene, acariciándome con cariño. Me separo de él lo suficiente para verle a los ojos, atormentados, librando una lucha interna. Me coge la cara con delicadeza y me besa con ternura. Un beso corto, pero lleno de sentimientos.
- Vámonos a mi habitación mi corazón. Quiero contártelo todo, y no hablo solo de mi pasado. No sabes cuanto me arrepiento de todas las lágrimas que has derramado por mi culpa. Cada día me enamoro más y más de ti, hasta dar mi vida por ti y más. Amarte hasta que no lo pueda soportar, hasta que duela... Quiero cuidarte, mimarte y hacerte sentir lo especial y valiosa que eres en mi vida. Eres mi talismán Anastasia, mi tabla de salvación, el aire que respiro, eres absolutamente todo vida mía. Estos meses han sido un infierno, y no han servido mas que para darme cuenta de que he sido un idiota al creer que estaríamos mejor separados, y saber que sin ti no puedo vivir. Vamos, es hora de que lo sepas todo Ana. Recuerda que te amo con locura.
Oh mi vida, eres lo más bonito que tengo. Le amo, estoy profundamente enamorada de él, y él de mi.

Adoro ver todos los comentarios que me dejáis... No tengo palabras suficientes para agradeceros todo el cariño y apoyo...❤❤❤ espero que os guste el capítulo tanto como a mii!!

Mi amanecer [ The grey's Awards ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora