-Si tan convencida estás de eso, morirás con ese traidor.

-El único traidor que hay aquí eres tú.

Era la humana a la que Makayla había ayudado. El corazón se me encogió al escuchar como me defendía. Irrumpí en el salón donde se encontraban y rugí con fuerza.

-Espero que hayas preparado tus últimas palabras, porque puedes ir diciéndolas ya.

Me transformé en lobo y rugí de nuevo. Mi padre se convirtió también y quedó a mi altura. Un pitido se apoderó de mis oídos, me tambaleé levemente debido al mareo que comenzaba a sentir. Avancé con cautela y esquivé el primer mordisco que soltó. Rugió. Salté sobre él y se deshizo de mí con facilidad. Caí al suelo dándome un golpe en la cabeza. El mareo aumentó. Me puse en pie y esta vez esperé su ataque, el cual no tardó en llegar. Antes de que él pudiese arrancarme el cuello atrapé su pata delantera con los dientes y tiré de ella. El lobo aterrizó en el suelo con un golpe sonoro y volví a tirar de él. Le sacudí hasta que se quedó algo atontado y tras aquello, puse una pata delantera en su hocico, evitando que lo abriese. Rugí con fuerza y me abalancé hacia él. Mordí su cuello y tiré fuertemente hacia atrás. La sangre comenzó a salir. Aullé. La manada tenía un nuevo Alfa, y esta vez era más fuerte que nunca. Los oídos dejaron de pitarme y el mareo se fue disipando. Ahora solo me faltaba convencer a toda la manada del poder de los lobos negros.

Un aullido se escuchó, venía de las profundidades del bosque y proclamaba la guerra. Alguien irrumpió en la sala con gran estruendo. Roy.

-Una manada del norte, otra vez. Creo que te odian. Pero no llegarán hasta dentro de unos meses, supongo.

Asentí en forma de lobo todavía. Tenía las patas entumecidas y mi cabeza sangraba poco a poco. Mi lomo tenía un par de rasguños que empezaban a escocer. La chica humana se acercó a mí con cuidado y algo temerosa, tenía los ojos rojos y se llevaba una mano a la boca.

-Gracias al cielo que has vuelto -dijo al llegar hasta mí-. Iré a avisar a un medico, lo necesitas.

Y tras aquellas palabras, salió corriendo. Miré a Roy, el cual sonreía y me miraba.

-Te echaba todo el mundo de menos. Yo también, ya me contarás como es aquel sitio para lobos negros.

Me transformé en humano y sonreí.

-Claro, después de que deje de sangrarme la cabeza -respondí, llevándome la mano a la frente.

Me di la vuelta y fui a la antigua habitación, aquella en la que durmió Mak alguna vez, y busqué ropa. En cuanto la tuve puesta, bajé y allí había un médico. La verdad era que no había mucho que hacer, pues sanaría solo en unas horas, pero mis muñecas y tobillos estaban bastante dañados por las cadenas y tardarían más tiempo en recuperarse.

Cuando el médico terminó de ponerme vendajes en las quemaduras, hablé:

-Creo que es hora de hacer una reunión, y quiero que todo el mundo esté allí. Debéis saber las razones por las que he venido, debéis saber la verdad de los lobos negros.

En menos de una hora, todo el mundo se encontraba en la plaza, toda mi manada.

-Como sabéis, he vuelto, pero creedme, no lo hubiera hecho si Makayla no hubiese tenido que solucionar problemas. Ella es una loba negra, ya os lo dije, y cuando mi padre me echó, tuve que irme con mi hijo fuera de aquí, no teníamos a dónde ir. Los lobos negros me acogieron, no como nosotros con ellos. Les echamos y tenemos la culpa de que nos odien, de que quieran venganza. ¿Quién no la querría? Tenemos que hacer que haya igualdad, y no permitiré ninguna falta de respeto en esta manada. Somos luchadores, y de ahora en adelante, lucharemos contra la discriminación, contra la desigualdad. Si alguien está en contra, puede irse de esta manada, pero escuchadme bien, no dejaré que les hagáis ningún daño y pronto, el consejo de lobos estará a favor de lobos negros.

Algunas personas se dieron la vuelta y se fueron, otras pintaban en su expresión la duda. Apreté los puños y mantuve la calma.

-¿Alguien quiere añadir algo? -pregunté con voz dura.

Un chico joven levantó la mano y levanté una ceja. Este comenzó a hablar:

-¿Ellos nos matarán? Si no saben que estamos de su parte, acabarán con nosotros y no nos dará tiempo ni a defenderlos.

Y entendía su preocupación. Asentí levemente.

-Ellos lo saben.


Makayla

Escuché a lo lejos el aullido de Noah reclamando su manada. Lo había hecho. Mi respiración se aceleró y mis manos comenzaron a temblar. Mis ojos gotearon felicidad cuando Ian entró en la habitación celebrando también aquel aullido. Abracé a Jaden, el cual había estado conmigo las últimas horas y él rió feliz en mi oído.


-Vamos a ser libres, Mak.

Habíamos soñado con aquello desde que éramos pequeños y sentía como todo aquello se hacía realidad.

-Todavía queda el norte, no nos precipitemos. Además, el consejo será duro -hablé con voz suave.

-Lo conseguiremos, el consejo hace lo que quiere la mayoría solo para quedar bien.

Le pregunté a Jaden que si podía quedarse con Ian un momento y afirmó, por lo que corrí hacia una sala libre y me transformé. Sacudí mi pelaje y elevé mi cabeza. Aullé. Quería agradecerle a Noah todo aquello e iba a hacerlo bien. Poco después, el aullido de Noah llegó a mis oídos y un escalofrío recorrió mi espalda.

Todo por ti, preciosa. Pronto volveremos a vernos, después del verano gélido.

¿Pronto o después del verano gélido?, le pregunté

Para el final del verano quedaban aún varios meses.

Te iré a ver, te necesito. Pero tengo que cuidar a mi manada.


She wolf [SHE 1]Where stories live. Discover now